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Gabriel Boric, presidente de Chile
Gabriel Boric, presidente de Chile
Gabriel Boric, presidente de Chile
Detrás de esa afirmación, no se esconde el principio de ninguna disquisición de naturaleza teológica. Como tampoco en otra, en apariencia al menos similar, que nos habla esta vez de que “no se puede al mismo tiempo, repicar y estar en la procesión”. Dichos ambos, que en su interpretación más simple, intenta mostrarnos hasta qué punto en muchas ocasiones –aunque sea con la mejor de las intenciones-, lo que no es por otra parte siempre el caso, lleva a que, en situaciones conflictivas se termine quedando mal con las dos partes enfrentadas.

Consideraciones, las precedentes que es dable encontrarlas en recientes manifestaciones del presidente de Chile Gabriel Boric, en el transcurso de su reciente participación en el Columbia World Leaders Fórum, que organiza la neoyorkina Universidad de Columbia.

Es que en la oportunidad antedicha volvió a ocuparse de una manera crítica de las violaciones de los derechos humanos cometidas por los actuales regímenes autoritarios de Venezuela y Nicaragua.

Es así como, en la ocasión, sostuvo que ser de izquierda no es una circunstancia que puede llevarlo a privarse de decir lo que piensa, a pesar de la postura de muchos chilenos con ideas afines a las suyas, quienes opinan que “no se debe hablar mal de los amigos”. “Me enoja cuando eres de izquierda y puedes condenar las violaciones de Derechos Humanos en Yemen o en El Salvador, pero no puedes hablar de Venezuela, Nicaragua … o Chile.”

Debe permitirse ahora, y antes de proseguir, efectuar una digresión, referida al hecho que discrepamos con la afirmación que, tanto en Venezuela como en Nicaragua, están presentes “gobiernos de izquierda”, dado que considerarlos de ese modo constituye, según nuestro parecer, un grave error.

Es que, si más arriba ubicamos a los gobiernos de esos países en la categoría de los autoritarios, con esa mención no agotamos la adjetivación de sus características. Ya que además de ser así, no veríamos presente en esos gobiernos “a la izquierda”, ya que los gobiernos de Venezuela y Nicaragua dan cuenta de ser un “gobierno conformado por una banda de amigotes, que se enriquecen saqueando fondos públicos y privados”, aupados en una significativa proporción de la población, que confunde medidas populistas, que significan pan para hoy y hambre para mañana, con acciones en favor del pueblo.

En tanto, independientemente de la precedente puntualización, cabe agregar que el presidente chileno, de esa manera dejó sentada su posición, que es la correcta. Cual es la de que no se pueden medir las situaciones que se producen en nuestro entorno –ya sea en el orden local, regional, nacional o mundial, cabría agregar- con distintas varas, según cual sea nuestra actitud frente a quién le corresponda efectuar la aplicación. O sea, dicho de una manera más sofisticada, utilizando la regla del “doble standard”.

Así lo hizo el presidente Boric al señalar, en oportunidad del simposio referido, que “si queremos un futuro en que los partidos de izquierda tengamos solo un estándar moral, en el mundo y en Latinoamérica, especialmente por los Derechos Humanos, no podemos condenar lo que están haciendo algunos estados o Estados Unidos, si no eres capaz de ver lo que tus aliados o quienes crees tus aliados, están haciendo”.

Una postura que todos, cualquiera que sea nuestra forma de ver las cosas, deberíamos adoptar.

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