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El BID aprobó el préstamo para el Programa de Saneamiento Integral del Río Uruguay.

Según una información difundida en forma pública, y a la que no se le ha dado, según nuestro concepto, la importancia que merece, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobó el Programa de Saneamiento Integral del Río Uruguay, iniciativa que comprende la limpieza y depuración integral del río en las ciudades de Gualeguaychú, Concepción del Uruguay, Colón, San José y Concordia.

La misma información da cuenta que ese programa “forma parte de un Plan estratégico que contempla obras de infraestructura, con diversas fuentes de financiamiento y que conforman una plataforma para el desarrollo y crecimiento provincial, mejorando los índices de calidad de vida, acceso a servicios, conectividad, saneamiento ambiental, entre otros”.

Se repite a renglón seguido la misma información cuando se señala que “el objetivo del programa es avanzar en el saneamiento de las costas del río Uruguay contribuyendo a mejorar la calidad de vida de la población mediante la ampliación de la cobertura y el mejoramiento de los servicios de desagüe cloacal y tratamiento de las aguas residuales en las ciudades de la provincia localizadas en la cuenca del río Uruguay.”

En tanto lo que sí resulta destacable es que se trata de un trabajo, que impulsado por la actual gobernación provincial, es el resultado de “un profundo compromiso y una activa participación de los municipios incluidos en el Programa junto al gobierno provincial y nacional, a fin de alcanzar el acceso al financiamiento y garantizar la ejecución de los proyectos” destacó la informante.

Por otra parte se debe considerar que el monto del préstamo es de 48 millones de dólares, y que el término de ejecución del programa es de cinco años. El monto indicado habla de la magnitud de las obras, mientras que el plazo contemplado no debe considerarse excesivo, cansados como estamos de esperar el cumplimiento reiterado de promesas que solo se cumplen parcialmente, cuando ello ocurre.

De lo que se trata, es que los cinco años anunciados sean efectivamente cinco años, y no cincuenta como seguramente ha habido algún caso en nuestra geografía nacional. Y que las que se completen en ese lapso sean obras bien construidas. Como no es el caso del edificio de la Escuela Normal de Colón que luego de esperar décadas no terminó de construirse, y de lo levantado una parte ha tenido que volver a reconstruirse, sin que nunca en lo que es un verdadero escándalo, se haya abierto una causa al respecto. O como es el caso de la ruta provincial 123 uno de cuyos tramos mayores, se construyó a tiempo, aunque se dio la extraña paradoja de que se fuera rompiendo a medida que se iba construyendo.

A todo lo cual habría que agregar como colofón lo siguiente. Uno, que está claro que obras de este tipo exceden la capacidad financiera de las municipalidades, teniendo en cuenta la enorme proporción que en cada presupuesto se aplica a pagos de sueldo del personal de cada una de ellas. Dos, que el gobierno provincial se ha visto en la necesidad de pedir un préstamo para que se pueda hacer lo que deben hacer las municipalidades, por una larga trayectoria de corrupción y despilfarro que los entrerrianos hemos soportado.

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