Dejemos para más adelante comentarios que obviamente son necesarios acerca de ello. Es que, cuando se ha abierto un “horizonte informativo”, la avidez de ampliar el territorio que cubre la información se despierta, nos pusimos a tratar de establecer cuál era la situación en municipalidades cercanas a la nuestra.
Así, en el caso de los concejales sanjosesinos, el importe mensual de lo percibido en ese concepto sería de quince mil novecientos pesos, de donde viene a ser muy similar a lo que cobran los ediles elisenses, el que resultaría exactamente de dieciséis mil cuatrocientos cuarenta y cuatro pesos mensuales. Algo que incomodaría a sus colegas de Ubajay, quienes según nuestros informantes tienen en ese carácter una asignación mensual de quince mil cuatrocientos cincuenta y ocho pesos.
Habrá quienes consideran un motivo de orgullo el hecho que estemos los colonenses, en lo que al respecto concierne, en “buena situación”, ya que en Concepción del Uruguay la remuneración “de bolsillo” de los concejales es menor a los treinta y cinco mil pesos, los que nos coloca por encima de ellos en esta molesta tabla de clasificación.
Aunque debe quedar en claro que de ninguna manera estamos a la altura de los funcionarios de Concordia, la ciudad con mayor índice de pobreza del país, dicho sea de paso, ya que literalmente se nos dijo que perciben “cincuenta y nueve en mano”, más “caja chica”, vales, nafta, teléfono corporativo y “dos contratos”.
Mientras tanto, lo primero que se nos ocurre después de concluir este repaso, es si no podría contarse con una suerte de ranking en el que estén incluidos no solo el importe de las dietas de cada concejal, sino el total de gastos de los concejos deliberantes, abarcando no solo los administrativos, sino los de los subsidios y de una inexplicable publicidad en la que muchos de ellos se muestran dispendiosos. Porque en este tiempo de vacas flacas, y que mal que nos pese se tendrán que volver más flacas todavía, la transparencia en este tipo de información es indispensable como forma de poner coto a todo tipo de desmesura.
No se trata tan solo de que la situación actual nos vea a veces vigilantes y hasta malamente envidiosos ante la ganancia ajena, sino que dentro del cambio cultural al que aspiramos, sin que el lograrlo posibilite que salgamos del actual encharcamiento, lo primero que se debe internalizar es el valor que representa la austeridad republicana.
Volviendo al caso de nuestros concejales, los colonenses, bueno es admitir que no se trataría el monto actual de sus dietas el resultado de una decisión reciente que ha pasado desapercibida, sino que nos encontraríamos ante una situación de “ajuste automático”, ya que el monto de las mismas estaría “enganchado” con el de los empleados municipales, algo que nos lleva a preguntarnos si no habrá llegado el momento de que se “desenganchen”.
De cualquier manera, ratificamos lo que dijimos al principio, este tipo de “dietas” no son para adelgazar, salvo que estemos hablando del bolsillo de los contribuyentes.
