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Nuestro gobernador Gustavo Bordet acaba de anunciar que la empresa provincial de energía se apresta a convocar una licitación internacional para la construcción, provisión y montaje de la obra de infraestructura eléctrica para el puerto sobre uno de los brazos del río Paraná, dentro de los límites del municipio entrerriano de Ibicuy.

Se trata de una obra importante, no solo por su evidente necesidad, más que utilidad, sino por la inversión que acomete nuestro gobierno, en estos tiempos de “vacas flacas” en materia de innovaciones productivas no solo en nuestra provincia, sino en el país todo, dejando de lado la incógnita que significa la explotación de Vaca Muerta.

A estar a la información oficial, le obra comprende, lo que empleando terminología técnica, casi del todo incomprensible para los que somos legos en la materia; el tendido de una línea de alta tensión en 132 KV, un campo de línea en la estación transformadora Gualeguaychú, una estación transformadora en Islas (con transformador), una línea de media tensión en Ibicuicito, cuatro generadores móviles y una subestación de 33/13,2 kV en Ibicuy.

En tanto, antes de referirnos a la importancia que tiene el acontecimiento en el contexto de la economía entrerriana, no está demás hacer una rápida referencia histórica a Ibicuy, aunque con seguridad estará la misma llena de falencias, ya que en lo que respecta a la historia de nuestra “tierra chica” deja, en la materia, nuestro sistema educativo mucho que desear.

Es así, que debiendo limitarnos a nuestra historia casi más reciente, y no partiendo de una improbable exploración del lugar en tiempos idos por parte de Sebastián Gaboto, sino de los tiempos en que Justo José de Urquiza era propietario de esas tierras, cabría señalar que, muerto aquél en 1870,esas tierras que conformaban una estancia designada como San Isidro pasaron a ser de su hija Cándida.

Se señala también que para 1909 se empieza a trabajar en un proyecto ferro–portuario,-una cabecera de un “ferry” que ante la falta de un puente permitía que quedara unida en ferrocarril nuestra provincia, no Buenos Aires. Eso hace, y así se destaca, que el lugar crezca en población y en economía. Fue así que se convirtió en el principal punto de operaciones de la provincia.

No es de extrañar entonces que 1910, se aprobara la mensura del pueblo, fecha que se toma como fundacional, aunque ya desde 1908 como resultas de un convenio entre Ferrocarril Central Argentino y Ferrocarril de Entre Ríos, con el objeto de posibilitar el paso por ferrobarcos del Paraná, lo hicieron desde entonces un tren de carga primero y otro posterior de pasajeros.

A la vez la inauguración en 1977 del complejo ferrovial Zárate-Brazo Largo, significó no solo que el servicio de ferrys dejara de funcionar, sino una “crisis agonal”, para Ibicuy, que a la desocupación de una casi total de los trabajadores locales –muchos de ellos migraron temporal o en forma permanente a Zárate- se unía las dificultades de comunicarse “por tierra firme” por la provincia.

Pasamos por alto las prolongadas vicisitudes vividas en el objetivo de convertir a Puerto Ibicuy en un “puerto de ultramar”, a pesar de que se daban todas las condiciones para que inversiones mediante funcionara de esa manera.

De cualquier manera es bueno recordar el hecho que En los primeros años de este siglo, el puerto Ibicuy comenzó a emplearse para el trasbordo de mineral de hierro proveniente del sur de Brasil vía barcazas fluviales, a buques oceánicos. Esta actividad en la tarde del 17 de julio de 2011 produjo el derrumbe del muelle de ultramar (denominado "continental") por acopio excesivo de mineral de hierro en la zona posterior al mismo.

En la actualidad la realidad es otra, y ahora con razón se señala que este puerto “es hoy el más importante del litoral argentino, por su ubicación geográfica y sus condiciones naturales de profundidad, en toda su extensión, quedando en paridad, por primera vez en la historia de este puerto, con el sistema de navegación nacional”.

Algo que queda expresado en cifras, que a los profanos nos dicen poco, como que la profundidad de las aguas del lugar alcancen a los 36 pies, o el hecho de que la terminal tiene 10,80 metros de pie de muelle, lo que le da una característica casi única en el país. También que se ha reconstruido a nuevo el muelle de 160 metros de largo, apto para que amarren buques de ultramar Panamax, barcos que tienen una capacidad de carga de más de 40.000 toneladas.

Pero lo que sí es importante destacar es la existencia, tal como nuestro gobernador lo hace de un plan estratégico global en materia portuaria que además del que nos ocupa incluye los puertos de Diamante y de Concepción del Uruguay, de los cuales es este el único en condiciones de recibir cargas sin interrumpir la cadena de frío en la mercadería que debe ser manipulada con ese objeto.

Como siempre, y sin que ello signifique el deseo de “buscar pelos en la leche”, como dice un viejo modismo, nos sentimos obligados a dar cuenta de algunas consideraciones, que tienen como único objeto llevarnos de una manera totalmente consciente a atender a nuestra realidad, sin pretender con ello efectuar imputación alguna como responsable de ella.

La primera de ellas, es una que debería llevarnos a explicar porque existen ocasiones en que tenemos la impresión de que “el mundo nos pasa por encima”. Es que es inadmisible “que nos hayamos tomado un tiempo” que es posible medir en más de cuatro décadas para que se aviste la coronación de la puesta en valor de una obra, que a todas luces en un país serio, y con una economía que funcione de una manera aceitada, resultaría notoriamente prioritaria.

A lo que debe agregar otra, la que lleva a recordar que “los puertos son “puertas” que –limitándonos a la razón de ser de esta nota- sirven para el ingreso y salida de mercaderías. A lo que se puede agregar otra perogrullada más, cual es que si no se da el caso de la existencia de mercadería que entre y que salga por ellos, los puertos pierden su razón de ser.
Ello nos lleva a destacar algo del mismo tenor, cual es el hecho de que los puertos entrerrianos sirven para que nos volvamos conscientes que nuestra provincia está lejos de aprovechar todo su potencial económico.

Un preocupante estado de cosas, si se tiene en cuenta que nuestras principales exportaciones la constituyen – a estar a informaciones acerca del movimiento portuario- granos, pollos en diversos cortes, troncos de eucaliptos en pedazos y pasta celulósica.

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