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La cobertura periodística de las actuales inundaciones abruma por su cantidad y variedad, aunque de cualquier manera la misma es incapaz de darnos una impresión cabal de la magnitud de esta catastrófica tragedia.

Sin embargo, frente a ese estado de cosas lamentablemente reiterado cada vez de una manera más frecuente, siempre existe la oportunidad de que se haga presente el asombro, frente a circunstancias que se muestran a la vez como extrañas y novedosas.

Es lo que ha sucedido en nuestro caso, al imponernos del contenido de un comunicado de la Municipalidad de Concordia en el cual luego de dar cuenta de una reunión del Comité Operativo de Emergencia (COE), en cuyo transcurso el intendente Enrique Cresto anunció una decisión que implica diferenciar en el trato a los "nuevos inundados" de los que estaban censados por haber sido auxiliados en episodios anteriores. Es así como se manifestó que “se reciben en los Centros de Evacuados solamente a las familias registradas en los relevamientos realizados en las inundaciones anteriores. Aquellas personas que se hayan asentado precariamente en zonas inundables luego de las últimas crecientes no serán alojados en los refugios temporales habilitados por el COE. La asistencia, en estos casos, se limitará a trasladarlas a los lugares que las mismas dispongan". Viene ello a querer decir que miradas las cosas desde la perspectiva aséptica de un filólogo o de un taxonomista que solo maneja palabras o criterios clasificatorios de una manera lo más distante que se pueda imaginar de la realidad circundante, la novedad a la que asistimos, es la de la existencia de una nueva manera de categorizar a los vecinos que el río viene a desalojarlos de sus viviendas.

Porque hasta este momento, el único criterio clasificatorio que por lo que sabemos se empleaba era el que hacia la distinción entre “inundados evacuados” (por personal municipal, y trasladados a un refugio de acogida transitoria) e “inundados auto-evacuados”, es decir aquellos que dejaban su vivienda y se ponen a resguardo por sus propios medios.

A lo que ahora se estaría asistiendo es a la presencia de la distinción entre “inundados veteranos” e “inundados novatos”, que resultarían merecedores de trato diferente, ya que a los veteranos ya duchos en estas lides, se los trasladaría a refugios en los que a la vez se los sustentaría mientras dure la emergencia y en el caso de los “noveles”, el único auxilio que se les brindaría es trasladarlos con sus petates “a los lugares que ellos dispongan”, que es poco menos que decir que dejarlos en una calle o rincón cualquiera, para que después de ello se las arreglen como puedan.

Es de esperar que un criterio de este tipo, de gestionar la crisis, no sea imitado por los otros intendentes de la costa de nuestro río salido de cauce. No solo por la inconsistente vacuidad de ese criterio, que parece pasar por alto la ausencia de diferencia esencial alguna entre los inundados nuevos con aquellos que “se inundan de nuevo”. Porque con la adopción de distinciones como la indicada no se está haciendo otra cosa que seguir eludiendo la cuestión de fondo. Ya que una solución definitiva a los mismos, pasa por prohibir la construcción de viviendas en terrenos que, por estar ubicados por debajo de una determinada cota van a resultar afectados en caso de inundación, y hacer cumplir a raja tabla esa prohibición. Todo ello acompañado de la relocalización en lugares seguros de las familias que hasta ese momento vivían en aquéllos.

Lo que es lo mismo que decir que verdadera respuesta al problema no pasa por la construcción de “muros o defensas de contención” a las crecientes, ya que por su elevado costo, todo lleva a suponer que la verdadera alternativa se encuentra en invertir el dinero que insumirían esas obras -en cuya ejecución no es infrecuente que como sucede con la mayoría de las obras públicas se haga presente alguna forma de corrupción que eleva hasta de una manera descontrolada su costo- en atender, aunque más no sea en gran parte, a las erogaciones que significan la relocalización apuntada.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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