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Parque. Predio ferial. Polideportivo. Colón, si no es la ciudad de los sinsentidos, es porque afortunadamente las largas y a la vez encendidas discusiones que ellos despiertan, hacen que afortunadamente las más de las veces quedan en eso. Esperemos que no sea ese el caso del anuncio del actual administrador en el que da por un hecho convertir, al menos en parte, al Parque Quirós en un polideportivo.

Y precisamente porque no queremos convertirnos en generadores de este tipo de debates estériles, costosos, es que en esta oportunidad a lo único que nos limitamos es a pedir que la administración municipal no dé nada por decidido hasta que todo el vecindario de la ciudad esté al alcance del proyecto, y cada vecino por sí, o por los especialistas en el tema que integren la comunidad, tengan oportunidad de analizarlo, sopesar sus pro y sus contra, proponer modificaciones o lisa y llanamente reclamar que se desista de emprenderlo.

Al mismo tiempo que pretendemos que por una vez siquiera, el Concejo Deliberante de Colón, no sea un mero convidado de piedra, o para decirlo con palabras de moda hasta hace poco “una escribanía del Departamento Ejecutivo”.

De cualquier manera es adecuado para poner las cosas en su contexto, hacer un poco de historia. Comenzando por hacer referencia a lo que consideramos “el pecado de origen” de lo que nos ocupa. Todo comenzó cuando a un interventor provincial -ignoramos si se trataba de una directiva que venía desde más arriba- dispuso que en cada municipio se construyera una pileta de natación, con fondos que suministraba el gobierno provincial. De esto ha pasado alrededor de seis décadas, y en esa oportunidad este medio de prensa editorialmente se opuso, sin éxito, a que esa pileta se construyera en el Parque Quirós, arguyendo que para que la misma pudiera ser utilizada todo el año, como era lo más razonable, iba a llegar el momento en que se iba a tener que trasformar en un “natatorio cubierto”, dando origen a un adefesio que iba contra las líneas del paisaje del lugar; por eso proponíamos que de querer que la ubicación estuviera en la zona se adquieran con ese objeto, terrenos que estaban al sur del parque, del otro lado de la calle, y que en esa época se vendían a precios bajísimos y con largas facilidades de pago.

Viene ahora otro episodio, con la misma focalización. Fue cuando décadas después, durante otra administración, se tuvo inicialmente la ocurrencia de instalar el centro termal actualmente existente, en los bajos del parque. Al respecto no hay nada que agregar a la representación de lo que hubiera sucedido de avanzar en esa idea que no sonaba -no eran pocos los vecinos que la apuraban, en reuniones públicas que las autoridades municipales convocaron para analizar la cesión- delirante a pesar de que lo era. Prescindo de la intención que no pasó de eso, pero que de cualquier manera la hubo -en tiempos de otra administración- de instalar en el parque un jardín zoológico, ni la de un candidato a intendente que entre sus proyectos contaba con la instalación en la parte alta del parque, de una de las terminales de un cable carril que desde allí vincularía a la ciudad con la Isla de Hornos, más conocida como la Isla de Don Juan.

Y con ello concluimos, con una sola reflexión que quisiéramos que no se echara en saco roto, ya que es en realidad un toque de alerta: a la actual administración municipal le sobran ideas y le faltan terrenos en los que plasmarlas. Aunque esa inclinación no es suya: no hay que olvidar que don Jorge Durán con su voto decisivo en el Concejo Deliberante impidió que media Plaza Washington, en ese momento así se llamaba toda ella, fuera utilizada para construir y hacer funcionar la Estación Terminal de Ómnibus.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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