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Se trata de una de las obras más queridas de Herminio Juan Quirós, basta con leer las cartas dirigidas a un amigo suyo colonense, que hacía ?las veces de su “gestor” en la obra, y en las que con afectiva minuciosidad se refería a distintos aspectos de lo que se estaba haciendo y lo que había que hacer, poniendo especial cuidado en el arbolado del lugar, en el que es destacable su predilección por las especies autóctonas.

Su destino era el de “parque escolar”, lo que no significaba que no estuviera también a disposición de toda la comunidad, entonces pequeña. Y como ocurría en “los tiempos de la República”, aparte de? representar un todo armoniosamente concebido, era cuidado con el esmero observable en los parques y paseos de las grandes capitales europeas. Para dar cuenta de un detalle que no hace al fondo de la cosa: sus baños mostraban una limpieza, que le era aplicable la figura de que hasta “se podía comer” sobre sus pisos.

Pero entre todos acabamos a la República y nuestro parque entró en una crisis, que si bien fue remontando despaciosamente, no ha terminado del todo. Es que mientras seguía en su estado letargoso de semiabandono tuvo que soportar sucesivos “emplastos” con los que se rompió su armonía estructural.

Tal el caso de la construcción en uno de sus sectores, de una pileta de natación olímpica, lo que significaba hacerlo en una ubicación inconveniente, y que en su momento fue materia de nuestra férrea y lamentablemente no escuchada oposición. La que estaba basada en el argumento de que su utilización continuada -la de la pileta a construir- exigía que en algún momento fuera?convertida en una pileta cubierta y con el agua calefaccionada. Ahora bien, recubrirla con un galpón parabólico, era más o menos lo mismo que instalar en el lugar un enorme “monumento al inodoro”, y aún algo peor, ya que venía a destruir la armonía a la que nos hemos referido, dado que un estropicio de aquel tipo es imposible de disimular.

Sugeríamos en cambio, que la pileta de natación fuera construida en uno de los terrenos linderos en la parte sur del parque, donde en ese momento se ofrecían lotes con largas financiaciones y con precios que sonaban a ridículos. Luego de eso hubo a quien se le ocurrió construir un edificio para “La Lindera”, que no solo era agresivo para el entorno -en mucho menor grado, por supuesto que la pileta de natación y su cobertura previsible-, pero que en realidad nunca cumplió su destino original, y hubo que buscarle otros, que bien podían haberse llevado a cabo fuera del parque.

Una amenaza posterior, peligrosísima, la constituyó la delirante idea de algunos funcionarios de ese momento de instalar el complejo termal -el que desde sus inicios fue un proceso azaroso, en el que hubo responsabilidades varias que quedaron en el olvido- en “los bajos del parque”.

Lo más asombroso de todo es que esa idea “prendió” en muchos vecinos y estuvo en un tris de concretarse. Preguntamos hoy a cada vecino cómo imagina un complejo termal instalado en ese lugar, y verlo -entre otros daños mayores que hubiera provocado desde una perspectiva urbanística permanecer inundado una gran parte del año.

El proyecto cambió de lugar de instalación. Pero de cualquier manera nuestros funcionarios siguieron pensando con la mente estrecha y tacaña que les impidió ver las cosas en perspectiva. Porque la actual ubicación, acertada, del complejo termal debería haber venido acompañada con la reubicación -por supuesto a cargo de la municipalidad- de dos clubes linderos al espacio en el que se terminó acomodando aquél, de manera de darle su espacio indispensable.

Volviendo al parque. Una nueva intrusión, que lo convirtió en un “paseo de entretiempo”, ha sido la invasión sistemática a la que viene el mismo siendo sometido por la ocupación de la Fiesta Nacional de la Artesanía, la cual ha crecido en notoriedad y visitantes. Los años han pasado y una municipalidad -con pocos recursos para hacer nada, luego de pagar los sueldos de un personal sobreabundante y generosamente remunerado- no ha buscado la forma de habilitar otro espacio para su funcionamiento. Hubo, no hace de esto mucho, un precandidato justicialista a la intendencia, que se proponía instalar en el parque un cable carril con el que se llevaría a?quienes lo utilizaran, desde los altos del parque hasta la Isla de Hornos.

Ahora hablamos de integrar la pileta a la construcción de un polideportivo en el lugar. Una idea delirantemente fantasiosa que, para colmo de males, estamos convencidos fue una ocurrencia del momento de algún miembro de esta administración, a la que hemos calificado una y otra vez de espasmódica, en el instante mismo en que, durante su visita, el gobernador anunciara la asignación de fondos para la construcción de un polideportivo en Colón; un funcionario bien predispuesto, pero que ignora todo -y justificado está- los avatares del Parque Quirós que hemos enumerado. ¿Habrá manera de frenar “el adefesio”?
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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