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Uruguay construiría un puerto de barcazas
Uruguay construiría un puerto de barcazas
Uruguay construiría un puerto de barcazas
Debemos comenzar por señalar que con esa referencia no estamos aludiendo a lo que se entiende como “grandes pensadores”, sino al hecho de que, tanto en lo individual como en lo colectivo, se asista al esfuerzo de fijarse y actuar en pos de metas exigentes, en las que tanto los individuos como las sociedades se fijen metas que le permitan obtener y dar lo mejor de sí.

Es así como en el Uruguay, el país hermano que pudo ser una parte del nuestro si no hubiéramos tenido, ya desde entonces, una clase dirigente que hace de la confrontación extrema, la razón de su existencia. En ese sentido, su actual Presidente acaba de lanzar una iniciativa, a la que en ese lenguaje en apariencia seco, pero en el que subyace una extraña rimbombancia, según la cual se crearía en Salto una suerte de “nudo de transporte” al que, por nuestra parte, hemos bautizado como “puerto bimodal”.

Es que ese “nudo” es el punto, donde se da la presencia de dos puertos, los que convierten al nudo en una especie de “central de trasbordo”, ya que al denominado “puerto seco” llegan para seguir en camiones o barcazas, las mercaderías que las barcazas traen o van a llevar desde el “puerto acuático”.

Una iniciativa, frente a la cual, la pregunta ineludible que cabe formularse es acerca de por qué “no se le ocurrió a nadie antes”. Y en el caso de nuestros funcionarios, si son conscientes que el gobierno del país vecino le “habría ganado de mano” y por eso ahora el puerto estaría en Salto y no en Concordia. Con la admisión de que este interrogante es fruto de nuestra ignorancia acerca del tema, ya que desconocemos si lo que podría llegar al “nudo” salteño, hubiera resultado factible instalarlo en la ribera concordiense del río.

A decir verdad, no es nuestro objetivo, en esta nota ir más allá de utilizar esa novedad para ilustrar lo que más abajo sigue como ejemplo, ya que, de no ser ese el caso, hubiéramos acumulado a la formulada otras preguntas, como la explicación del porqué después de tantas décadas no se haya construido el “canal derivador”– ¿son esas denominaciones no incorrectas en demasía?- para permitir la circulación de embarcaciones desde aguas abajo a aguas arriba de la represa, y uno o varios acueductos destinados a regar sembradíos y huertas.

De lo que se trata es de señalar que así como es valioso ocuparse de las pequeñas cosas, entre las cuales se encuentra el “atender” a los detalles, no hay que olvidar en aspirar a grandes metas, de esas que hacen a los pueblos sentirse parte de un futuro, en la medida que se ayuda a edificarlo. Demás decir que no se trata de “soñar” solamente, sino de convertir a los sueños en realidades concretas, ya que se otro modo se deteriora la confianza y se destruye la esperanza. Conscientes de aparecer abrumando con ejemplos, traemos – a pesar de esto- dos de ellos a colación.

El primero es la ensoñación fallida del “tren bala”, con la cual nos entretuvimos durante años, mientras discutíamos hacia dónde iba a hacerse su traza; si desde Buenos Aires a Rosario; o viceversa, o a ambas ciudades a la vez.

El segundo, en lo que es exactamente lo opuesto, se hace presente la referencia, entre otros muchos ejemplos, a ese emprendimiento eximio que es el INVAP S.E., una empresa rionegrina de alta tecnología dedicada al diseño, integración de plantas, equipamiento y dispositivos de alta complejidad, tal como es el caso de tecnología espacial y energía nuclear. Una empresa estatal, a la que cabe considerar un raro espécimen, ya que “no le pide nada a nadie” y solo se abastece con su esfuerzo inteligente y honesto.

Por otra parte, si con lo señalado nuestra sana intención es aspirar a ayudarnos a salir de la resignada chatura en que nos debatimos, debemos advertir que también se malentiende que pensar en grande es llevar nuestros pensamientos cercanos al delirio, o a propósitos que aunque sean realizables exigen más que de palabras, de un tesón empeñoso.

Una manera de equivocarse, que vemos frecuentemente en nuestro entorno, con una recurrencia a lo largo del tiempo que cabría llevar a interrogarse sino es un ingrediente más de nuestra manera de ser.

Así, se puede leer en la biografía sobre Juan Manuel de Rosas, de la autoría de Manuel Gálvez, en la que vemos que entre las ideas que barajaba Bernardino Rivadavia al inicio de su corta Presidencia, se encontraba la construcción de un canal para llevar agua desde el rio de la Plata hasta Mendoza, y transformar en otro al río Bermejo.

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