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La causa: ser el primer martes después del primer lunes de noviembre.

Como lo acabamos de indicar, lo que resulta conocido por quienes se interesan por ese acontecimiento, en el día de hoy se está votando en todo el territorio de los Estados Unidos, en una elección que se conoce como de “medio tiempo” ya que el Presidente de esa nación se lo elige cada cuatro años, y en cambio los miembros de la Cámara de Representantes del Congreso se renuevan cada dos. Al mismo tiempo en algunos Estados, aunque no en todos, se llevan también a cabo elecciones para cubrir bancas de senadores federales que han cumplido con su mandato, y algunos comicios estaduales en los que se eligen nuevos gobernadores.

La fecha fijada para la realización de las elecciones generales es en los Estados Unidos la misma desde 1845, en la que se la fijó por ley que, en ese aspecto, ha permanecido inalterable hasta el presente.

Mientras tanto solo por curiosidad, ya que como más abajo se verá son otros los motivos que nos llevan a ocuparnos de esa fecha de elección, es que pasamos a referirnos a lo que significa una “fecha fija y a la vez móvil”, como sucede con el caso de “cuando cae” el inicio de la Semana Santa y el subsiguiente Día de Pascuas.

Antes que nada se debe advertir que, como lo ha señalado la crónica periodística en más de una ocasión, se trata de un día poco habitual para una cita electoral, que en otros países suele coincidir con los fines de semana o los lunes.

El que allí, en cambio, que el día elegido para llevar a cabo las elecciones “sea un martes, laborable y en noviembre” tiene su explicación en el hecho que tal como ya ha quedado indicado, esa fecha se remonta a los tiempos en que la sociedad estadounidense era la de un país eminentemente agrícola, en el que escaseaban los medios de transporte veloces y solo votaba la población masculina y blanca.

A ello se agrega la indicación que noviembre era el mes que coincidía con el fin de la cosecha, el buen clima permitía que las vías de transporte no estuviesen heladas, ya que la mayoría de los ciudadanos tenía que viajar grandes distancias con carruajes para poder votar en los condados.

Se señala en forma que vuelve la explicación hasta apabullante es que estas largas distancias además provocaban que si las elecciones eran un lunes, los ciudadanos tuviesen que partir hacia el condado durante el fin de semana, algo prohibido en el siglo XIX tanto para los judíos, el sábado, como para los cristianos, el domingo.

También es motivo de explicación el porqué el elegido fue el primer martes siempre y cuando haya un lunes antes en el mes. Es que aquí no se sabe bien, a nuestro criterio, si era para complicar o facilitas las cosas, ya que la razón de la elección de ese día tenía que ver con costumbres vinculadas, curiosamente, al mismo tiempo tanto al comercio como a la religión.

Es que 1 de noviembre era el día aprovechado por los comerciantes para hacer balance de las cuentas del mes anterior, a lo que se suma el hecho que el Día de Todos los Santos podía caer en martes, tal como se nos recuerda ocurrió en el año 2016, y entonces los cristianos serían los quejosos, ya que en esos tiempos y allí, según su religión no tenían permitido el voto durante una festividad.

Indudablemente hoy la sociedad americana no solo no es la misma, sino muy distinta en cuanto a su estructura, hábitos y valores. Pero a pesar de haberse transformado de sociedad agrícola en una sociedad urbana y con trabajos que dificultan poder votar un martes laborable – se está aquí ante una de las circunstancias que aunque el porcentaje de votantes sea bajo en proporción a la población total- han fracasado los intentos legislativos enderezados a lograr el cambio de su fecha de votación.

La explicación referida al porqué de esa inmutabilidad casi pétrea son varias, aunque ninguna de ellas resulta convincente. Una hace referencia a la importancia que los norteamericanos asignan a la supervivencia de sus tradiciones y costumbres fuertemente arraigadas. Otra que, ni para los republicanos ni para los demócratas, las dos fuerzas políticas de peso casi hegemónico, al parecer el tema no es de su interés, aunque se dice que en realidad lo que pasa es que dudan acerca de lo que pueden ganar o perder con el cambio. Y la última es que todo es cuestión de comerciantes siempre quejosos, convencidos de que lo que se pierde de vender un día por cierre de las puertas del negocio, no se recupera al día siguiente.

Esa es posiblemente la causa que allí haya tenido andamiento una iniciativa que, para comodidad de los ciudadanos, la ley permite el voto anticipado. Al menos en 37 de los 50 estados y en Washington. Y es una tendencia que avanza y no retrocede.

A la vez todo este largo relato, sirve para mostrar la meditada sensatez que en el gran país del norte exhiben frecuentemente –la que como es obvio no se da en todos los casos y lamentablemente en muchos de grave importancia- y el contraste que se hace también aquí presente con nuestra fragilidad institucional.

Es que viviendo cómo hemos vividos en nuestras casi ocho últimas décadas saltando de un golpe de estado a otro, queda claro que la determinación de una fecha para las elecciones es el menor de los problemas al que explicablemente prestemos atención.

Algo que no debe confundirse con la posibilidad ahora presente entre nosotros del “desdoblamiento de las elecciones” permitiendo que puedan dejar de ser simultáneas las nacionales y las locales. Todo ello en función más que de estrategias en meras tácticas electorales.

Como sería el caso de nuestra provincia, en la cual se habla fuertemente de elecciones locales para abril próximo, explicables solo en la especulación que en ese caso a nivel local el justicialismo podría “ir unido”, lo que le aseguraría su victoria electoral; algo que no ocurriría en el caso de las elecciones presidenciales, donde serían muchas las posibilidades de que afloren disensos que lleven a votar por fórmulas distintas a un peronismo que de esa manera reconozca, acentuadamente, sus actuales fracturas.

Es que por motivos varios, que no viene al caso enumerar, el único “desdoblamiento” que suena a razonable es el de las elecciones municipales en relación a todas las demás.

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