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Se ha anunciado que siguiendo el procedimiento legal correspondiente se le concederá a nuestro hermanado vecino la jerarquía de municipio.

Estamos ante un acto de verdadera reparación histórica, ya que desde muchos años atrás lo merecía. Es que este poblado -que tiene las características definidas como las de un “núcleo urbano factoría”, atento a sus antecedentes- en tiempos ya idos tuvo un lugar importante en la economía del país, sirvió para hermanar a colonenses y sanjosesinos, con sanduceros, y hasta fraybentinos con correntinos, sin olvidar la presencia, en muchos aspectos docente, de los funcionarios ingleses, más allá de su extranjería.

No se puede dejar de recordar el lugar destacado que en la historia del fútbol argentino ocupara el club homónimo que llegara a jugar la final del campeonato nacional en épocas pretéritas, y el avance, no valorado en la medida que corresponde, que contara con una valiosa biblioteca pública, todavía existente, sostenida por la población con un esfuerzo casi sobrehumano.

Claro está que la ausencia del tratamiento especial que merecía no debe extrañarnos, por cuanto la preservación de nuestro patrimonio histórico y cultural, no ha sido algo al que, entre nosotros, se le diera nunca la importancia merecida.

Así no sabemos si la destrucción de los archivos de tantos cabildos y parroquias de nuestro suelo en los tiempos largamente lejanos de lo que se conoció como la anarquía, tiene alguna incidencia en nuestra actitud frente a nuestro patrimonio histórico, pero lo cierto es que -y esto es para dar tan solo unos pocos ejemplos- que nunca se preservaron las sinagogas, las que en su momento fueran pioneras colonias judías, y de las que hoy en muchos casos solo quedan en pie sus cementerios. Y hablando precisamente de ellos, tenemos el caso del cementerio sepultado -sin que ello signifique hacer un juego de palabras- de antiquísima data, ubicado entre Pedernal y General Campos.

Pero nos hemos ido por las ramas. Ya que la experiencia adquirida con anteriores creaciones de municipios en la provincia, consideramos que hace necesaria una modificación de la ley orgánica municipal, con el objeto de impedir que esos nuevos municipios se transformen en “cuevas de burocracia parasitaria”, como ya desgraciadamente lo son tanto municipalidades históricas, como otras de más reciente creación.

De allí que es necesario considerar la posibilidad de que para estos minimunicipios, se contemplen y regulen diversas limitaciones y adecuaciones.

La primera de ellas, es que en gastos de mera administración no se pueda utilizar un importe que vaya más allá del tercio de las asignaciones presupuestarias de recursos. Además, que los concejales desempeñen sus cargos en forma honoraria. También contemplar que exista un solo secretario para el Departamento Ejecutivo que ejercerá también las funciones de secretario del Concejo Deliberante. Ver la manera de unificar la contaduría y la tesorería a los fines de ambas, queden a cargo de un único funcionario.

Celebrar convenios con la municipalidad de mayor categoría más cercana, con el objeto de que les preste servicios de asistencia jurídica, técnica y que a ella se deriven las causas de la justicia de faltas, con el objeto de fallar en primera instancia.

Es que más vale prevenir que curar. Y sin recaudos y condicionamientos de este tipo, el alborozo inicial de las poblaciones que han logrado su autarquía, se verá ahogado por la creación de una estructura administrativa que se llevará la parte del león en los recursos coparticipados por el gobierno provincial y de los tributos o precios públicos que a nivel municipal comenzarán a pagar los habitantes del municipio.

Que nadie diga después que no están avisados.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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