Cuando se hace de la política una profesión, esta se puede ejercer para transformar la realidad y mejorar el bienestar de la sociedad, o para vivir de ella y solo priorizar el interés personal, como ya de modo brillante fue definido por el sociólogo alemán Max Weber.
Entre los principios más importantes, cabe recordar:
Orientación a RESULTADOS
OBJETIVOS, pocos pero trascendentes
Aporte a la TOTALIDAD
CONFIANZA reciproca
En esta semana el Senado aprobó por unanimidad la creación del “Día Nacional del Kimchi”, un plato típico de la gastronomía coreana. La propuesta la realizó una senadora de la Provincia de Misiones, provincia reconocida por la yerba mate, el té y las increíbles Cataratas del Iguazú.
Es de imaginar que a cualquier lector le resultaría difícil relacionar esta decisión con nuestro país, pero sí relacionarlo con un país donde las preocupaciones y desafíos más importantes y necesarios es reconocer hábitos culturales de otros países, dado que la calidad de vida de la sociedad está razonablemente resuelta.
Como ya planteé en otra columna anterior, en nuestro país la definición de Objetivos trascedentes no pareciera ser una tarea extraordinaria; solo con observar los resultados de los últimos 50 años, pasamos de tener un índice de pobreza del 5% al 40,6% en el primer semestre de este año.
Otros indicadores como deserción escolar, seguridad, informalidad laboral, desnutrición, corrupción, desinversión, no son distintos; por el contrario, son consecuencia y causa al mismo tiempo de la pobreza.
El Senado argentino aumentó su presupuesto del año 2020 al 2021 un 53%, (de $ 26.231.000 millones a $ 40.273.000,00 millones). Cada senador representa un gasto anual de 193,2 millones. La planta permanente es de 5027 empleados; es decir, 70 empleados por senador. En el caso de diputados es de 20 empleados por cada uno.
Los viáticos y movilidad representan casi $ 2.000.000 por día.
¡¡¡¡El presupuesto del INTA se incrementó en un 8,5%; del INTI en 17,5% y el del CONICET 20%!!!!
Como con cierta frecuencia escuchamos comparaciones con Suecia, compartiré algunos datos del parlamento sueco, compuesto por 349 miembros. Reciben una tarjeta anual para viajar en transporte público, una especie de SUBE argentina. En el Parlamento solo tienen 3 unidades móviles y solo el Primer Ministro tiene derecho a uso exclusivo de uno de esos vehículos.
Los legisladores suecos trabajan en un espacio de 15 metros cuadrados y no tienen secretarias ni asesores personales; cada partido tiene un pool de apoyo, tanto de secretarias como de asesores. Cada legislador percibe alrededor de U$D 4.300,00 mensuales, aproximadamente el doble de lo que recibe un docente.
A pesar de las extraordinarias condiciones de nuestros senadores, pareciera ser que las mayores preocupaciones son sancionar o presentar proyectos de ley relacionados a la cultura gastronómica internacional.
Personalmente quisiera que el Senado defina entre sus objetivos cómo comenzar a reducir la pobreza, cómo diseñar programas de formación básica y profesional, cómo generar empleo genuino, cómo reducir el costo del Estado, cómo favorecer inversiones en los sectores productivos y de servicios que agreguen valor. Son solo algunos desafíos o, mejor dicho, responsabilidades que conduzcan a reducir la angustiante situación de quienes no tienen para alimentarse.
Me preocupa que proyectos como el del KIMCHI generen una REBELIÓN descomunal en las verdulerías, el jengibre ofendido porque aún no le reconocieron sus propiedades afrodisíacas, el repollo porque nadie se acordó del Chucrut, el aguacate y sus propiedades para reducir el colesterol y los triglicéridos, y así podría nombrar a la mandioca, las berenjenas, el hinojo, los tomatitos cherry y tantas otras verduras y frutas. Todas con derecho a tener su día nacional, señores del Senado Argentino.
Tal vez si a los señores senadores y señoras senadoras les queda un espacio de tiempo después de sus intensas jornadas laborales, sugiero lean o repasen el HOMBRE MEDIOCRE de José Ingenieros.
“LOS ESPÍRITUS MEDIOCRES SUELEN CONDENAR TODO AQUELLO QUE ESTÁ FUERA DE SU CAPACIDAD” Francois de La Rochefoucault (1613-1680)
