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Cada 24 de marzo se conmemora el Día Mundial contra la Tuberculosis, con el objeto de generar conciencia sobre las acciones sanitarias y sociales para el control de esta enfermedad que, diagnosticada a tiempo y con el tratamiento oportuno gratuito, se puede curar y erradicar.

“Ser líderes para un mundo libre de tuberculosis” es el lema 2018 impuesto por la Organización Mundial de la Salud.
Infección y contagio
La tuberculosis es causada por Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones. Se trata de una afección curable y que se puede prevenir.

La infección se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando un enfermo de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacilos tuberculosos al aire. Basta con que una persona inhale unos pocos bacilos para quedar infectada.

Se calcula que una cuarta parte de la población mundial tiene tuberculosis latente, término este aplicado a las personas infectadas por el bacilo pero que aún no han enfermado ni pueden transmitir la infección.

Las personas infectadas con el bacilo tuberculoso tienen un riesgo a lo largo de la vida de enfermar de tuberculosis de un 5-15%. En cambio, las personas inmunodeprimidas, por ejemplo las que padecen VIH, desnutrición o diabetes, y los consumidores de tabaco corren un riesgo mucho mayor de enfermar.

Cuando alguien desarrolla tuberculosis activa, los síntomas (tos, fiebre, sudores nocturnos, pérdida de peso, etc.) pueden ser leves durante muchos meses. Esto puede hacer que la persona afectada tarde en buscar atención médica, con en consiguiente riesgo de que la bacteria se transmita a otros sujetos. Una persona con tuberculosis activa puede infectar a lo largo de un año a entre 10 y 15 personas por contacto directo. Sin no se proporciona un tratamiento adecuado, morirán sobre el 45% de las personas VIH-negativas con tuberculosis y la práctica totalidad de las personas con coinfección tuberculosis/VIH.

La tuberculosis afecta principalmente a los adultos en los años más productivos de su vida, lo que no significa que los demás grupos de edad estén exentos de riesgo. Más del 95% de los casos y de las muertes se concentran en los países en desarrollo.

Las personas infectadas por el VIH tienen entre 20 y 30 veces más probabilidades de desarrollar tuberculosis activa (véase el apartado «Tuberculosis y VIH»). Ese riesgo también es más elevado en las personas que padecen otros trastornos que dañan el sistema inmunitario.

En 2016 enfermaron de tuberculosis aproximadamente un millón de niños (de 0 a 14 años), y 250 000 niños (incluidos los niños con tuberculosis asociada al VIH) murieron por esta causa.

El consumo de tabaco aumenta considerablemente el riesgo de enfermar de tuberculosis y de morir por esta misma causa. Se calcula que a nivel mundial el 8% de los casos de tuberculosis son atribuibles al tabaquismo.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas comunes de la tuberculosis pulmonar activa son tos productiva (a veces con sangre en el esputo), dolores torácicos, debilidad, pérdida de peso, fiebre y sudores nocturnos. Son muchos los países que siguen dependiendo para diagnosticar la tuberculosis de la baciloscopia de esputo, una prueba que viene utilizándose desde hace mucho tiempo. Este método consiste en el examen microscópico de muestras de esputo por técnicos de laboratorio para detectar la presencia de la bacteria de la tuberculosis. Sin embargo, la microscopía solo detecta la mitad de los casos de tuberculosis y es incapaz de determinar si hay farmacorresistencia.
Tratamiento
La tuberculosis es una enfermedad que se puede tratar y que tiene cura. La forma activa sensible a los antibióticos se trata con una combinación estándar de cuatro medicamentos que se administra durante seis meses y que debe ir acompañada de las pertinentes tareas de información, supervisión y atención del paciente a cargo de un agente sanitario o de un voluntario capacitado al efecto. Sin ese apoyo, el cumplimiento terapéutico puede ser difícil, lo que propiciaría la propagación de la enfermedad. La gran mayoría de los casos tienen cura, siempre que se disponga de los medicamentos necesarios y que estos se tomen correctamente.

Se calcula que entre 2000 y 2016 se salvaron unos 53 millones de vidas gracias al diagnóstico y el tratamiento de la tuberculosis.
Tuberculosis y VIH
Las personas con VIH tienen entre 20 y 30 veces más probabilidades de desarrollar tuberculosis activa que las VIH-negativas.

La combinación de la infección por el VIH con la tuberculosis es letal, ya que la una acelera la evolución de la otra. En 2016 fallecieron unos 0,4 millones de personas por tuberculosis asociada al VIH. Ese mismo año, aproximadamente un 40% de las muertes registradas en personas VIH-positivas se debieron a la tuberculosis. Se estima que en 2016 se registraron unos 1,4 millones de nuevos casos de tuberculosis en personas VIH-positivas, el 74% de ellos en África.

La OMS recomienda para reducir esas muertes un método de 12 componentes que prevé actividades de lucha conjunta contra la tuberculosis y el VIH basadas en la colaboración, en particular medidas de prevención y tratamiento de la infección y la enfermedad.
Tuberculosis multirresistente
Los medicamentos antituberculosos corrientes llevan décadas utilizándose. En todos los países estudiados, se ha comprobado la existencia de cepas del bacilo que presentan resistencia a al menos un medicamento antituberculoso. La farmacorresistencia surge debido a una mala utilización de los medicamentos antituberculosos, ya sea a través de su prescripción incorrecta por los dispensadores de atención de salud, o por la mala calidad de los medicamentos o la interrupción prematura del tratamiento por los pacientes.

La tuberculosis multirresistente (TB-MDR) es la causada por una cepa que no responde al tratamiento con isoniazida y rifampicina, los dos medicamentos antituberculosos de primera línea más eficaces de que se dispone. La forma multirresistente se puede tratar y curar con medicamentos de segunda línea. Sin embargo, las opciones de tratamiento de segunda línea son limitadas y requieren quimioterapia de larga duración (hasta dos años de tratamiento) con fármacos que además de caros son tóxicos.

En algunos casos, se pueden alcanzar grados aún más preocupantes de farmacorresistencia. La tuberculosis ultrarresistente (TB-XDR) es una forma más grave de tuberculosis farmacorresistente causada por bacterias que no responden a los medicamentos antituberculosos de segunda línea más eficaces, lo que deja a muchos pacientes sin otras opciones de tratamiento.
Repercusión de la tuberculosis en el mundo
La tuberculosis está presente en el mundo entero. En 2016 el mayor número de nuevos casos de tuberculosis se registró en Asia, a la que correspondió el 45%, seguida de África, con un 25%.

En 2016 alrededor del 87% de nuevos casos de tuberculosis se registraron en los 30 países considerados de alta carga de morbilidad por esta enfermedad. Seiete de ellos acaparan el 64% de los nuevos casos de tuberculosis: la India, Indonesia, China, Filipinas, el Pakistán, Nigeria y Sudáfrica. El logro de avances a nivel mundial está supeditado a la mejora de los servicios de prevención y tratamiento de la tuberculosis en los citados países.
La posibilidad de ser líderes responsables
En este sentido, Entre Ríos cuenta, desde el Ministerio de Salud y la Dirección de Epidemiología, con el Programa Provincial de Control de Tuberculosis. Su referente, Alejandra Doval, destacó que “todos tenemos la posibilidad de ser líderes responsables contra esta patología y hacer que, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados en 2015, ésta disminuya para 2030”.

La especialista indicó que “hasta 2005 la enfermedad creció un 1 por ciento anual y, a partir de 2016, se redujo el 2 por ciento en el mundo”. En la provincia los diagnósticos son aproximadamente de 200 casos nuevos por año, cifra que se mantiene con altas y bajas desde 2010, siendo Concordia y Paraná los departamentos con más casos. En lo que respecta a nivel país, se determinan 10 mil casos nuevos por año y fallecen 800 personas por esta causa.

La importancia del trabajo sanitario es fundamental teniendo en cuenta que globalmente “entre 2000 y 2016 se evitó la muerte de 53 millones de personas por las acciones de los servicios y tratamiento contra la tuberculosis”.

De la pandemia, Doval precisó que es importante entender que “ya era definida por Hipócrates como la patología infecciosa más importante de todos los tiempos y sigue siendo, aún en el siglo 21, la principal causa infecciosa de muerte”.
Significado e implicancias de la conmemoración
En lo que respecta al lema propuesto por la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud (OMS/OPS) para 2018 –“Líderes para un mundo libre de tuberculosis. Tú puedes ser uno de ellos”– la especialista resaltó que “ser líderes significa estar atentos a los diagnósticos, los tratamientos y los posibles contagios en convivientes y contactos entendiendo que es una problemática social que puede darse en grupos poblacionales diversos”.
Doval refirió que los síntomas más comunes son dos: expectoración y pérdida de peso y puede presentarse también fiebre nocturna, cansancio, malestar general. No obstante, la patología “se puede curar, no dejar secuelas o que éstas sean mínimas”.

El tratamiento desde los efectores públicos provinciales es gratuito y para ello se han capacitado referentes en todos los departamentos: médicos comunitarios, residentes, asistentes, entre otros. La formación es vital para la detección precoz porque “sabemos que si el paciente tosió y expectoró por más de 15 días es obligación pedirle un estudio del catarro”.
Para recordar
A finales del siglo XIX, la tuberculosis causaba la muerte a una de cada siete personas que vivían en los Estados Unidos y Europa.

En 1982 la OMS y la Unión Internacional contra la Tuberculosis y las Enfermedades Respiratorias (UICTER) patrocinaron el primer Día Mundial de la Tuberculosis, con el fin de educar al público sobre las devastadoras consecuencias económicas y de salud, su efecto en los países en desarrollo y el impacto –continuo y trágico– en la salud global. Desde entonces cada 24 de marzo marca prioridades de acciones y compromisos mediante un lema central.

En 2016, 10,4 millones de personas enfermaron de tuberculosis y 1,7 millones murieron por esta enfermedad, entre ellos, 0,4 millones de personas con virus de inmunosuficiencia humana (VIH). Más del 95 por ciento de las muertes por tuberculosis se producen en países de ingresos bajos y medianos.

Para el control de la tuberculosis se requiere: diagnóstico a tiempo, tratamiento continuo y directamente observado por personal de salud, a fin de evitar la aparición de la tuberculosis resistente. También juegan un rol primordial en la curación la familia y la comunidad. Un diagnóstico a tiempo interrumpe la cadena epidemiológica de transmisión evitando que la enfermedad se agrave, y se propague.
Fuente: El Entre Ríos (Edición Impresa)

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