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Cuando ser probo y honesto ya no le interesa a nadie

Si uno escucha por ahí que alguien que quiere venderle su auto usado debe expensas, digamos 500 mil pesos, no paga sus multas, unos 150 mil pesos, y vive en la casa de un amigo sin pagar alquiler porque se la presta de onda, lo más probable es que diga gracias, pero paso. Difícil que nos inspire seguridad o confianza alguien con un prontuario así.

El supuesto vendedor del auto usado en este caso el candidato a presidente propuesto por Cristina Kirchner, Alberto Fernández, en un ejemplo llevado al extremo de la simplificación para que a nadie le queden dudas respecto de cómo se sentiría uno frente a una situación así. Para redondear la historia, quien le alquila la propiedad a Alberto Fernández es el publicista Pepe Albistur, subordinado suyo durante el gobierno de los Kirchner y a cargo de la inmensa cuota publicitaria que repartía en esa época. Hoy Albistur hace negocios con quienes fueron los beneficiados de entonces.

Nadie sabe muy bien de qué vive Alberto en estos días, tal vez eso sea lo que explique cierta estrechez que no le permite pagar las deudas de su vida diaria, pero aparentemente se ganaría la vida como abogado y consultor. Esto es lo que le habría permitido cobrar un importante cheque de asesoramiento al empresario Cristóbal López,- también beneficiario de la ayuda del Alberto funcionario-, considerando que cuando este fue jefe de Gabinete, López recibió una generosa extensión de varios años de la licencia para operar el casino del Hipódromo de Palermo en Buenos Aires.

"¿Una respuesta negativa puede ser incompatible con ponerle el voto? Definitivamente"

Atendiendo a este curriculum, cualquiera podría pensar que Cristina Kirchner nunca debería haber nominado a Alberto para que la acompañe en el primer lugar de su ticket. Y definitivamente con tamaña historia eso no hubiera sucedió en cualquier otro país del mundo que se precie de serio. Por mucho menos se han bajado candidaturas tan o más importantes que ésta. Por otro lado y considerando desde donde viene, tampoco resulta extraño que la ex presidenta haya decidido seguir adelante con esta nominación.

Lo más terrible es que, casi resignadamente, todos hemos aprendido a naturalizar situaciones como ésta. Como si no fueran cosa nuestra sino de otros, tal vez porque sentimos que nos afecta solo indirectamente. O porque nos han hecho creer que no es importante, que si hay pan y circo lo demás no importa. Fruto de esta mirada, de este tipo de pensamiento, es que las instituciones siguen sin funcionar, y por ende el país tampoco lo hace. Lo que explica un 30% o más de pobreza que ya lleva varias décadas.

"No deberíamos resignarnos, deberíamos luchar para evitar naturalizar situaciones como ésta"

Este tipo de historias se repiten en todos los partidos y en todos los niveles, pero definitivamente es un fenómeno que aqueja sobre todo al peronismo. Deberíamos hacer algo para cambiar esto. Tal vez viendo cómo recuperar esa capacidad de asombro que perdimos hace rato. O haciéndole saber a nuestro político vecino, todos tenemos alguno, que si no le tengo confianza para comprarle un auto usado menos tengo para votarlo.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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