Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Sócrates, sabio consciente de que aún nada sabía
Sócrates, sabio consciente de que aún nada sabía
Sócrates, sabio consciente de que aún nada sabía
Este último principio de la GESTIÓN como PROFESIÓN es el que enmarca todos los anteriores principios porque es la base para la necesaria y correcta consecución de los mismos. Se trata del “aprendizaje permanente”.

La célebre frase de Sócrates “SOLO SÉ QUE NO SÉ NADA” debe ser asumida en estos tiempos con más vigencia que nunca. Me atrevo a afirmar sin ninguna duda que estamos transitando la mayor transformación de la historia de la humanidad.

En un contexto extremadamente complejo para cualquier tipo de organizaciones, las que deben navegar por los mares de la digitalización, la inteligencia artificial, la interconectividad, la velocidad de los desarrollos tecnológicos y científicos y además sumarle los fenómenos demográficos, la globalización, la interdependencia económica, el medio ambiente o cambio climático y los consecuentes impactos en la calidad de vida de las comunidades, el aprendizaje permanente es un deber del día a día.

Desde la gestión pública los sistemas educativos son claves para el desarrollo de un país, más aún cuando los objetivos y resultados a alcanzar no son nunca de corto plazo, requieren de una planificación y de una adecuación constante a los cambios y de un irrenunciable consenso que supere las ideologías de turno.

Hoy el conocimiento es infinitamente más importante que el músculo o la fuerza como lo pudo haber sido en los siglos anteriores.

En las organizaciones productivas ocurre el mismo fenómeno, hace mucho tiempo que las mismas se plantean cómo hacer para conseguir los perfiles requeridos. Esta situación se ve agravada no solo porque los conocimientos o competencias necesarias no están, sino que, además, se le suma una frustrante actitud hacia el valor del trabajo y del aprendizaje.

Las causas de este fenómeno en nuestro país son múltiples, pero tal vez las puede resumir el conocido proverbio chino “No le des el pescado a un hombre, enséñale a pescar”, dicho sea de paso también válido para la relación con nuestros hijos.

“LOS ANALFABETOS DEL SIGLO 21 NO SERÁN AQUELLOS QUE NO SEPAN LEER Y ESCRIBIR, SINO AQUELLOS QUE NO SEPAN APRENDER, DESAPRENDER Y VOLVER A APRENDER” - Albin Toffler

Cualquiera de nosotros que nos desempeñamos en organizaciones vivimos, padecemos y gozamos de este pensamiento, de la necesidad de aprender y de desaprender. Recuerdo con mucho dolor a exitosos y orgullosos expertos que, de un día para otro, se confrontaron con la triste realidad que sus conocimientos no fueron más necesarios.

Solo como ejemplo, hace un par de meses conversando con el presidente de un reconocido estudio de abogados me compartía que, con el uso de la tecnología e inteligencia artificial aplicada, más de la mitad de su plantel no sería necesario.

No solo esta profesión se ve afectada por el proceso de transformación que transitamos. Por estos tiempos de pandemia hemos descubierto cuántas actividades o tareas no son más requeridas y cuánto nos tuvimos que adaptar a nuevas necesidades y consecuentes respuestas. Un espacio para la innovación y el emprendimiento, donde el conocimiento es requisito indispensable.

Para que todo conductor o gestor pueda responder al entorno descripto deberá asumir el aprendizaje permanente como una tarea diaria, no solo para él sino que también para sus colaboradores. Construir la cultura del aprendizaje formará parte de los principios que aseguren el éxito para la Gestión como Profesión.

Solo para reflexionar les comparto este anónimo:

“La mente no es como un vaso que hay que llenar, sino como un fuego que hay que alimentar”
Fuente: El Entre Ríos

Enviá tu comentario