Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
En una nota anterior, en la que me refería a distintas lenguas, aventuré la supremacía actual de la lengua inglesa, afirmación que no gustará a muchos. Esa supremacía se refería solo a la cantidad de personas que lo hablan como primer o segundo lenguaje, no a lo que pueden ser verdaderas virtudes: la amplitud del vocabulario, la racionalidad de su estructura y sintaxis, su mayor afinidad al pensamiento científico o al poético (algunas de las cuales son patentes en el inglés).

Con dos claras raíces, el anglosajón y el latín, fue cambiando con el paso del tiempo más que otros idiomas. Durante un milenio fue un importador de vocablos (del griego, del francés, del hindú, del náhualt). Pero desde principios del siglo pasado es un exportador de vocablos y un creador incesante de nuevos términos, lo que revela su vitalidad. El desarrollo científico, el cine, la televisión y ahora internet contribuyen a ello.

400 millones de personas lo hablan como su primera lengua (superada en cuanto a número por los chinos con más de 1000 millones y el español con más de 400), pero lo hablan como segunda lengua un billón de personas, es el lenguaje oficial en 59 países y lengua franca en más de 12. Es el idioma de los negocios globales, de la diplomacia, de la navegación estelar, de las enfermedades de las aves. Pero también sabemos lo que pasa con muchas de las supremacías, en este caso la ruptura de dialectos, lenguajes olvidados, literaturas degradadas. Por ejemplo, algunas novelas escritas en lenguajes distintos al inglés, adoptan una especie de lengua internacional, sin referencias locales, con cambios en la sintaxis. Una uniformidad que quizá sea gris, amenaza al mundo. En el 2001 un lingüista holandés, Abram de Swaan, clasificó a los lenguajes actuales en cuatro grupos:

• Periféricos: idiomas locales que llegan al 98% del total, lo hablarían menos del 10% de población mundial. Aptos para la narración, la conversación y el recuerdo.

• Centrales: 100 lenguas.

• Supercentrales: 12 lenguas – Chino (1300 millones hab), español (450), inglés (380), árabe, francés, alemán, portugués, hindi, japones, malayo, swahili, ruso y turco. Corresponden a las potencias coloniales. Se conectan con el habla de las lenguas centrales.

• Hipercentral: inglés conecta a los que hablan un idioma supercentral. Es así el segundo idioma más hablado del mundo.

Es probable que el tiempo los borrará a todos.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

Enviá tu comentario