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La historia de un robo a la Casa de Moneda y Timbre de Madrid, España, se ha vuelto viral. De Netflix al mundo, la novela española conquista el planeta. Lo que miramos dice mucho más de la sociedad de lo que uno cree.

La casa de papel es el nombre de esta serie producida por Antena 3 y lanzada al mundo a través de la exitosa plataforma de series, Netflix. La trama es la de un robo perfecto: un grupo de ladrones ingresa al Museo de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de España con el objetivo de obtener 2.400 millones de euros. Durante cinco meses, la banda planea cada movimiento y anticipa los posibles contra ataques y descubrimientos de la policía. El objetivo es claro: salir con el dinero impreso sin que la sociedad los juzgue.

Conectados por esta historia, personas del todo el mundo debaten sobre cuál será el desenlace final. ¿Podrán salir con los miles de millones sin que nadie los atrape? ¿Logrará su hazaña despertar más admiración que condena por parte de la sociedad? ¿Es el robo un plan tan perfecto que nada puede salir mal?

Estas son algunas de las cuestiones que se plantea el espectador al observar la serie. Además de adentrarse dentro de la mente de 8 sujetos que si bien son ladrones y tienen a punta de pistola a un grupo de rehenes logran transmitir otra imagen frente a quienes observan desde sus casas cómodamente la historia.

Es que más que criminales, la historia los presenta en algún punto como “héroes”, aunque en verdad son más antihéroes que otra cosa. Casi que alguno pensará: ¿cómo no se me ocurrió a mí? O incluso llegar a pensar que son una especie de Robin Hood, aun cuando estén robando para su beneficio personal, y no el de repartir el botín entre la sociedad.

Por ello es que surge la incógnita: ¿puede una historia ser presentada de forma tal que nos haga olvidar del drama/crimen que se esconde detrás? ¿Pueden sujetos que están infringiendo la ley convencernos de que no están haciendo algo malo y de que en verdad son buenos?

Egoístas, codiciosos e ingenuos son algunas de las características con las que el cerebro de esta operación describe a los hombres. Pues no los van a culpar del robo, sino que los van a envidiar por no haberlo pensado ellos o incluso aun van a creer que actúan en pos de un bien común.

Más allá de la serie de ficción, es interesante entender esta mirada sobre la sociedad y la forma de leer un caso. Mucho más aun la influencia de los medios de comunicación en la lectura que como ciudadanos hacemos de estos.

Quizás el robo se trunque. Quizás todos los ladrones mueran. O quizás si lo hagan. Pero lo importante es pensar: ¿cómo interpretaríamos el caso si sucediera en la realidad?

¿Héroes o criminales? Ese es el dilema. Una vez más la ciencia ficción nos dice: todo depende de cómo te lo cuenten. ¿O no?
Fuente: El Entre Ríos (Edición Impresa)

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