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Los conductores y líderes tienen diversas tareas o actividades. Sin embargo, en la condición de gestor la tarea de decidir es la de mayor relevancia y criticidad. Solo deciden quienes dirigen, por lo que podemos afirmar que quienes no toman decisiones no son dirigentes.

Existen diferentes métodos y entrenamientos para utilizar en los procesos de decisión, pero por distintas razones solo es usado por unos pocos, lo cual conlleva a frecuentes errores y resultados negativos.

Una de las situaciones más recurrentes es la de subestimar o asumir rápidamente que el problema está claro y sobre qué se tiene que decidir. Sugerimos plantearse que el problema nunca está claro y que hay que indagar.

“REFLEXIONAR SERENA, MUY SERENAMENTE ES MEJOR QUE TOMAR DECISIONES DESESPERADAS” Franz Kafka

Es difícil no relacionar esta definición y las decisiones que se tomaron en el tratamiento de la pandemia, no solo en nuestro país.

Demás esta aclarar que nos referimos a las decisiones importantes. Los líderes o conductores que gestionan bien se ocupan solo de las decisiones trascendentes, aunque con cierta frecuencia encontramos gestores que creen que se deben ocupar de todas las decisiones y, como ya lo expresamos anteriormente, quien se ocupa de muchas cosas en el mejor de los casos hará algunas de forma regular y casi con seguridad la mayoría mal; más grave aún, ese tipo de dirigente está convencido que por tomar muchas decisiones ¡¡¡es un excelente gestor!!!

Cuando un problema se define mal nunca la decisión tomada será la correcta. Por ello los buenos conductores saben que tomar decisiones tiene riesgos y consecuencias, son prudentes y reflexionan antes de decidir. Solucionar los errores de una decisión incorrecta es mucho más complejo y costoso que la decisión misma.

Las decisiones basadas en la intuición son una tentación, también lo es para los conductores más experimentados y eficaces; los diferencia que son conscientes de esa tentación y la dejan actuar solo después de haber analizado correctamente el problema, de evaluar todas las opiniones e informaciones, las diferentes alternativas de solución, sus potenciales consecuencias y respuestas a esas consecuencias.

Toda decisión finalmente tiene una componente intuitiva o subjetiva que debemos asumir, pero, como alguna vez compartimos, cuanto más conocimiento adquirimos y más experiencia acumulamos menos necesario será recurrir a la intuición.

Muchas veces nos encontraremos con dirigentes que a priori parecieran tomar decisiones de manera muy rápida y eficaz, pero cuando indagamos desde qué lugar lo hacen siempre veremos que tienen un excelente grado de preparación, conocimientos técnicos y larga experiencia; no lo hacen por casualidad o azar.

“TOMA CONSEJO EN EL VINO, PERO DECIDE DESPUÉS CON AGUA” Benjamín Franklin

Los líderes o gestores eficaces no olvidan esta sugerencia.

Finalmente, para despedirme en esta columna, la primera de otras que vincularemos al proceso de decisión, quiero referirme a un tipo de decisión por la cual recomiendo ser muy cuidadosos, nos tomemos tiempo para la reflexión, los fundamentos, análisis y evaluación de las diferentes alternativas y consecuencias de la decisión a tomar, son las vinculadas a los colaboradores.

Las decisiones relacionadas con los colaboradores si son equivocadas pueden tener consecuencias nefastas para cualquier tipo de organización, sea esta privada o pública.

Como bien decía Jorge Luis Borges: “NINGUNA DECISIÓN ES FINAL, TODAS DESPUÉS SE RAMIFICAN EN OTRAS”.
Fuente: El Entre Ríos

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