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El año 2020 ha estado cargado de turbulencia para los estadounidenses. Desde el asesinato del general iraní Qasem Soleimani en enero hasta las protestas comandadas por los movimientos Antifa (“antifascistas”) y Black Lives Matter (“las vidas negras importan”), que continúan hoy en día, las polémicas no han cesado en ese país. Aun así, queda por recorrer el evento más importante: las elecciones presidenciales, el día 3 de noviembre. ¿Qué proponen los candidatos? ¿Cómo están parados? ¿Qué puede esperarse para lo que viene? Éstas son solo algunas de las preguntas que nos hacemos quienes seguimos lo que ocurre día a día en el país más poderoso del mundo.

Donald Trump tiene un enorme desafío por delante. La reelección venía encaminada a comienzos del año, pero los imprevistos no permiten ya asegurar que su continuidad sea un hecho. La pandemia, los más de 6 millones de infectados, la caída de la actividad económica y las múltiples protestas a partir del asesinato de George Floyd son algunos de los problemas que se le presentaron. Ahora bien, esto no impide que el Presidente de los Estados Unidos pueda renovar su mandato a los 74 años. Por el momento, la mayoría de las encuestas lo muestran como perdedor, pero mantiene la esperanza de revertir la situación o de esperar que los pronósticos fallen como lo hicieron en 2016, cuando daban por ganadora a Hillary Clinton.

El mensaje de Trump está compuesto por aristas que ya no llaman la atención de ningún análisis político: habla de los logros de su gestión (variados y mejores o peores según la visión de cada uno), de que lo mejor está por venir y que la alternativa presentada por el partido demócrata conduciría a Estados Unidos hacia la perdición.

¿Qué propone? Seguir el mismo camino y lograr que Estados Unidos se sobreponga al resto en la globalización restringida que puede llegar a venir.

¿Hizo algún cambio en su discurso? Trump aprovechó la Convención del Partido Republicano para cooptar al menos a una parte de los votantes a los que les importa lo “políticamente correcto”, algo que no lo suele caracterizar, a través del discurso de su hija o a partir de algunas de sus frases.

Joe Biden es quien competirá contra Trump en estas elecciones. Quien fuera Vicepresidente durante la gestión de Barack Obama está posicionado, según algunas encuestas, como favorito para los comicios de noviembre ¿Cómo es él? Biden pertenece tal vez al ala más centrista del Partido Demócrata. Siendo un hombre adulto, de 78 años, no apunta a la reelección sino a retomar algunos de los caminos que marcó Obama, como la cobertura universal de salud, políticas migratorias más blandas o el compromiso con acuerdos y políticas sobre el cambio climático, y también avanzar sobre cuestiones más progresistas, como el salario mínimo por ley o el mayor acceso a la educación, entre otras cosas.

¿Por qué el Partido Demócrata se encaminó detrás de Biden? Si bien no es querido por el ala más de izquierda, o más progresista, del partido, donde el referente es Bernie Sanders, este ala apoyaría una y mil veces a Biden antes de dejar que gane Trump. El punto es que su posición fue vista como la más favorable para captar los votos de los indecisos o de los demócratas que están más cercanos al centro del espectro ideológico. Además, es un hombre que ya conoce la Casa Blanca y los gajes de la política.

Quien lo acompaña en la fórmula, la única senadora afroamericana del partido, Kamala Harris, representa también una posición menos radical que la de otras figuras partidarias. La particularidad es que Harris había sido muy crítica de Biden en las internas demócratas, pero aceptó, como era de esperarse, formar parte de la campaña y de un posible cambio de gobierno.

¿Qué opina Trump al respecto? Que la izquierda radical influye en ambos actores y que una hipotética gestión de la formula Biden-Harris haría que Estados Unidos siguiese el camino de Venezuela o de los países más decadentes. Por otro lado, asegura que Sleepy Joe (el dormilón Joe, en referencia a Biden, quien a veces puede parecer excesivamente parsimonioso) tuvo una pésima gestión como Vicepresidente de Obama, a quien también acusa de haber sido un mal estadista. Trump tampoco pierde la oportunidad de enfrentarse a los grandes medios de su país, a los que acusa de operar contra él y en favor de su contrincante.

¿Qué opina Biden sobre Trump? Biden repite algunas máximas de sus colegas y copartidarios, como por ejemplo, que Trump incita al odio o que le quitó decencia y honor al Poder Ejecutivo. Por otro lado, una de sus acusaciones más intensas frente al actual presidente es la de supuestamente haber sido injusto con los sindicatos y los trabajadores. Esto último tiene que ver más bien con una estrategia que surge en torno a una de las polémicas del año: el desempleo. Con la pandemia, mucha gente perdió sus trabajos y solicitó asistencia estatal. Si bien la ocupación laboral de la población está repuntando muy rápidamente gracias a la dinámica económica estadounidense y a la fuerte movilidad del trabajo, Biden creyó oportuno hacer énfasis en esta cuestión tan determinante para captar votos, proponiendo mayores regulaciones en el mercado laboral.

Habiendo tenido lugar las convenciones partidarias y siendo que día a día las especulaciones aumentan, ¿qué queda por ver? Los tres debates presidenciales y el debate entre vicepresidentes, que tendrán lugar entre el 29 de septiembre y el 22 de octubre. Trump querrá que los índices sigan mejorando luego de algunos meses plagados de malas noticias. Como siempre, hablará de los grandes cambios que dice haber logrado en sus años como presidente. Además, aprovechará su personalidad para dominar a un Joe Biden adulto y no tan audaz. El candidato demócrata tratará de recitar los desaciertos de la gestión actual, recordar lo mejor de la presidencia de Obama y sacar lo peor de Trump.

No será fácil para ninguno de los dos candidatos. A dos meses de las elecciones, les queda mucho trabajo a ambos. Nosotros, los argentinos, deberíamos tratar de tener las mejores relaciones posibles con el ganador.
Fuente: El Entre Ríos

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