Fue así como rara vez los vi ser ponderados por sus virtudes, de las que estoy seguro muchos de ellos tienen, sino los vi incluidos en habladurías que aluden a comportamientos, la mayoría de los cuales no alcanzan a ser vicios, aunque para ser honesto debo reconocer que algunos se pasan de la raya.
Pero la verdad sea dicha, nunca había escuchado hablar de legisladores capaces de agredir a mujeres en cuestiones de sexo, menos en estos tiempos que hay tantos que son mujeres, y se suponen que bien cuidadas están, como lo eran las monjitas en los hospitales para que nadie pusiera la mano donde no debiera e impedir que sus honorables colegas varones no cometieran, ni con ellas ni con nadie, ningún tipo de estropicio.
Reconozco que la labor de un legislador es sacrificada. Y que hay que hacer mucho esfuerzo para no convertirse en un agobiado asceta. La mitad del tiempo fuera de su casa por eso de las sesiones, y la otra mitad haciendo política, dejando de lado los casos en que sus obligaciones los llevan a tener que ir contra su voluntad al extranjero.
Y tener que pasar la mayor parte del tiempo que están propiamente en funciones, ocupándose como gestores de uno y mil trámites de sus vecinos, sobre todo en el caso de que sean compañeros o se trate de militantes o correligionarios, y de tener que hacer fatigosas recorridas por lugares que les importa para nada visitar, y encima de todo sonreír y repartir abrazos y besos, por eso de la fotografía que es lo que realmente importa.
Y luego de eso, juntarse con ese montón de asesores que tienen, a ver si entre todos se les ocurre algo que pueda servir para un proyecto de declaración, y en el peor de los casos que sea de uno de ley, que si la fortuna acompaña va a quedar en proyecto.
Es por eso que me pareció interesante y casi llegué a conmoverme cuando me enteré de un diputado de Villa Paranacito, que había salido cola en un ranking de legisladores, en que se los ubicaba por el número de proyectos presentados a la cámara, en lo que se conoce con periodo legislativo ordinario del presente año. Porque, en su caso, las cuentas dieron el “cero absoluto” -como los 273 grados en materia de temperatura- con cero proyectos de declaración y cero proyecto de ley.
Fue cuando me dije: por fin un hombre honrado, que cumple su función de estar, opinar y votar sin aspavientos.