Lo decimos así, porque vamos peleando por la cuarta posición con el departamento Ibicuy, con el que lo estamos haciendo por esa triste colocación, en ese impiadoso ranking.
Por orden de casos confirmados y hasta el momento en que prestamos atención al mapa oficial respectivo: nos encontramos que el departamento Paraná ocupa el primer lugar con 245 casos confirmados; seguido por Federación, con 94; Gualeguaychú, con 79; Ibicuy, con 44 y Colón con 43. Habría lugar todavía, para añadir a Diamante con 22, y descartar el resto de los departamentos ya que la mayoría registran dos casos – como es el sorprendente y destacable positivamente caso de Concordia.
Es este departamento, que se anota por lo común para los primeros lugares, cuando no el primero, en todos los concursos vinculados con malas noticias, que suma solo 4-. En tanto, San Salvador, Tala y Feliciano siguen invictos, mientras que Federal registra solo 1.
Lamentablemente esas cifras dicen menos de lo que aparentan, por cuanto deberían, por lo menos, ser desagregadas por localidades urbanas y zonas rurales. Ello ayudaría a su vez a explicar la forma en principio azarosa –aunque estamos convencidos que no tiene nada de ello- con la que nos viene lastimando la peste. Es que de esa manera se da el caso que el Departamento Colón esté rodeado por otros con una cantidad de casos significativamente menor, cuando no con ninguno. De esa explicación, a nuestro entender –que en la materia es ninguno, aunque por lo que se ve, y ellos mismos lo reconocen, hasta los infectológos están aprendiendo de lo que nos pasa- podríamos sacar conclusiones, acerca de qué cosas se hicieron mal, si es que lo hicieron, en algunos lugares de nuestro territorio.
En tanto, la ocasión es propia para señalar algo que habla de nuestras falencias, y frente a lo cual no se admite excusa válida, cual es el hecho que en la provincia haya más de 600 personas afectadas por el dengue. Un número que habla de fallas tanto de carácter educativa – que tienen que ver con la ausencia de concientización por parte de la población de la gravedad de la enfermedad y de medidas de prevención fáciles de realizar- las que exigen, sobre todo, una perseverante constancia en su aplicación, así como de la falta de controles adecuados. Estos últimos muchos menos engorrosos e invasivos que aquellos a los que obliga la actual epidemia, de apariencia al menos, de mayor peligrosidad.
