Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Villa Clara, como es sabido, es una localidad del departamento Villaguay de nuestra provincia, cuya población actual es de aproximadamente 4.000 habitantes. Fue en su momento –no hay que olvidar que su fundación ocurrió en 1902- uno de los lugares icónicos de la colonización judía en nuestra provincia.

La misma que impulsada por el Barón Hirsch, un enriquecido ingeniero judío convertido en filántropo, llevó a cabo importantes programas exitosos en la materia, dentro de nuestro país, como las que en nuestro momento lo fueron en el Departamento Colón las de Ubajay y Pueblo Cases.

Cabe agregar que su nombre es una muestra de reconocimiento al Barón Hirsch, ya que no se debe dejar de tener en cuenta que su esposa fue “Clara” Bischoffsheim, a quien de esa manera se quiso homenajear.

Como detalle tangencialmente destacable a añadir, habría que señalar que por sus características el edificio de la sinagoga judía de la localidad, se constituye en una pieza inapreciable del patrimonio cultural de nuestra provincia. Asimismo que el escritor y periodista francés Joseph Kessel fue oriundo de esta localidad.

Pero si esta aparece como una útil ocasión para hacer un escueto esbozo de historia lugareña, es por diversas circunstancias que en el campo de la política se viven en la actualidad en esa localidad, y a los cuales hemos tenido ya ocasión de hacer mención.

Al respecto habría que comentar que en las pasadas elecciones generales del último octubre, fue derrotada allí la coalición Cambiemos, luego de treinta y dos años de gobierno radical. Algo que mirado desde no muy cerca, hace que quepa considerar al triunfo del Frente de Todos como algo sorprendentemente excepcional.

Máxime si se tiene en cuenta que cabía considerar la administración municipal del radicalismo en ese municipio como ejemplar. Dado ello por sus características, ya que era algo que era palpable incluso para quien llegara de paso por esa localidad, sobre todo si ese pasar se había repetido a lo largo de esas más de tres décadas.

Solo, sin un conocimiento directo de esa pequeña conmoción lugareña, y a modo de conjetural explicación, cabría inferir que el ejercicio del poder de manera ininterrumpida y sin alternancia desgasta, y que el apoltronamiento es una de las causas de ese desgaste, aunque ignoramos si este viene allí al caso.

Pero a decir verdad, si bien ello puede servir de explicación para lo que vino después, es en realidad a esto último a lo queremos referirnos.

Sucede que a poco de asumir, las nuevas autoridades municipales –habría que hacer una referencia más concreta a su Concejo Deliberante- habrían aumentado los sueldos, o en su caso dietas, del Intendente Municipal, de los concejales y funcionarios políticos en un 170 por ciento, en lo que algunos vecinos de la ciudad, explican como un largo y por ende más peligroso “síndrome de abstinencia”, como el que padecen los enfermos alcohólicos, cuando están mucho tiempo sin beber.

Una forma de reparar los atrasos provocados por el proceso inflacionario pasado que ha vivido nuestro país, y prevenirse de la inflación futura, estamos convencidos que mientras lee estas líneas, alguno de nuestros lectores, lo piensa con flemática ironía.

Algo que no mostró claramente el comité local del radicalismo, que en una furibunda declaración – la que en medios lugareños “militantes” se la desestima, arguyendo que es un manera de “sangrar por la herida”- califica lo ocurrido como un “vergonzoso e inescrupuloso incremento salarial de la planta política de la Municipalidad de Villa Clara”.

Remarcando, como acaba de señalarse, eso que lo hace más condenable, eso que ese aumento en las remuneraciones lo fue solo para “la planta política”. Ya que no vino acompañada, según ese manifiesto, por “la recomposición salarial equivalente a todo el escalafón, especialmente al más bajo, el que se encuentra sometido a sueldos de hambre”.

Para concluir con una obviedad, ignorada por tantos de los que vuelven, como de los que recién llegan, cual es que “la política no puede quedar ausente al esfuerzo solicitado al resto de la sociedad”.

Y como a la hora de repartir mandobles, no es cuestión de quedarse con chicas, aludieron también al “llamativo silencio de los delegados sindicales” y plantearon que “resulta increíble el olvido de los compromisos éticos asumidos y la tan declamada justicia social, demostrando desvergonzadamente y sin reparos tan solo una voraz avidez monetaria individual”.

Por nuestra parte, si nos hemos detenido hasta casi volvernos minuciosos en el relato, no es por otra cosa que lo que ha sucedido en Villa Clara es un ejemplo de un estado de cosas que con matices y graduaciones diferentes vemos repetirse a lo largo y a lo ancho del país; con contadas y honrosas excepciones, seguramente por otra parte no fáciles de encontrar.

De allí que no resulta extraño que a un estrecho amigo de Juan Pueblo, se lo haya escuchado en estos días decir que la población actual del país puede ser dividida en tres sectores: el de los “retenibles” primero, con lo que de una manera que intenta ser elegante se alude a todos aquellos en situación que habilite al gobierno para ponerles “las manos en sus bolsillos”; el de los “asistibles”, conformado por quien puede reclamar el otorgamiento de un “plan social”, y los “eximibles”, que son aquellos que, remedando a Orwell, vocean la igualdad, pero que se consideran entre ellos, “más iguales que todos los otros”.



Un poco justificable alegato en defensa del uso de los envases de plástico

Se ha escuchado señalar en estos días que el plástico es bueno para el medio ambiente porque los productos que le compiten, incluidos los empaques de papel y los textiles a base de fibra, son peores.

Eso sería así desde el punto de vista de la sostenibilidad, ya que los envases de plástico superan a las alternativas, dado que la fabricación de plásticos requiere menos energía que la de otros productos utilizables con la misma finalidad.

Algo que quedaría comprobado con el hecho que las alternativas generan cinco veces más desechos y usan más agua. De donde, dicho en pocas palabras los plásticos proporcionan un beneficio neto a la sociedad y al medio ambiente

La apología del plástico que acabamos de resumir fue formulada días pasados por un alto directivo de Exxon Mobil Corp. en una presentación de fabricantes del producto. Consideraciones ellas que, como se ha destacado con razón, contrastan marcadamente con las ciudades, los gobiernos y las empresas que están tomando medidas contra los plásticos de un solo uso, como bolsas, popotes y tazas de café, debido a su impacto en el medio ambiente.

Es que se apunta en sustento de esta última postura, que el total de desperdicios plásticos en los océanos suba a más del doble para 2030 de no haber un cambio de políticas sobre el tema.

Dado lo cual para que argumentos como los señalados, para contar con su indispensable sustento, exige de quienes lo formulan se pongan primero, si no ya no lo están haciendo a investigadores de su grupo en obtener un plástico que sea a la vez reciclable y biodegradable; y después que obtengan éxito en el intento.

Enviá tu comentario