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La intempestiva decisión gubernamental de prohibir a la población de nuestro país de viajar al exterior de vacaciones –o suponemos que con cualquier otra finalidad- si no se cuenta la cantidad de dólares contantes y sonantes con los cuales hacerlo, viene a significar clavar otro poste, esta vez de carácter financiero, en ese corral que parece no terminar de ver reforzar a su alambrado circundante.

Inclusive –siempre es dable encontrar un motivo para discrepar- existen quienes en lugar de “corral” prefieren describir esta acumulación de barreras, que no solo traba la circulación de las personas sino que a la vez dificulta la de toda clase de bienes, como un “muro”. Circunstancia que lleva a aquellos que utilizan esta figura para describir el mencionado estado de cosas, para sarcásticamente lamentarse que el entonces presidente Trump no hubiera pensado en esos “especialistas” nuestros en la materia, cuando comenzó a levantar la inconclusa barrera de cemento y metal erigida entre los Estados Unidos y México.

Pero por nuestra parte, y eso ocurre a todo lo largo del río Uruguay, no nos interesan ese tipo de disquisiciones, sino que se abran, de una vez por todas, los puentes que nos unen con el Uruguay, y dando así cuenta de una actitud egoísta, mostrarnos despreocupados de la suerte de los compatriotas que viven en las inmediaciones de los otros 234 centros de frontera, y que con ellos suman 237 en los extensos límites de nuestro país que permanecen cerrados, en comparación con los tan solo 20 que están abiertos.

Ante esa situación, no deja de ser un alivio que en la prensa nacional se nos mencione entre los maltratados. Así, el diario Clarín en una de sus últimas ediciones señala que “Entre Ríos pidió abrir el Puente Internacional General San Martín - Gualeguaychú (Argentina) - Fray Bentos (Uruguay), el puente General José Gervasio Artigas - Colón (Argentina) - Paysandú (Uruguay), pero sólo se habilitó como corredor seguro el cruce Concordia (Argentina) - Salto (Uruguay). Allí se da una particularidad: es el único paso por el que pueden volver argentinos y no está operativo 24 horas”. Algo que alimenta sospechas de todo tipo en referencia a la diferente situación de los pasos fronterizos de nuestra provincia.

La pregunta suspicaz no es otra de “¿por qué Concordia y no también Colón y Gualeguaychú?” Interrogante que merecería, al parecer, dos tipos de respuestas diferentes. La primera, que esa discriminación es una forma más de favorecer a la empresa Buque Bus, ya que Salto queda tan lejos de las playas orientales en las que tantos argentinos veranean, que esa circunstancia es un disuasivo que los lleva a optar por volver al país por los transbordadores de la empresa mencionada. Una explicación que, de cualquier manera, es mucho más plausible que la otra, que da como tal la circunstancia que la habilitación del corredor Salto-Concordia en forma limitada, tal cual acabamos de ver, se debe a la circunstancia que esta última ciudad es “la capital del peronismo entrerriano”.

Aludir a esa conjetura, nos lleva a meter la cola en el campo de la política, y más concretamente en el del gobierno nacional, en cuyo interior todo es motivo, cuando no de fricciones y tensiones -o sea de “roces”-, lo es de enfrentamientos de mayor envergadura. Es que en el caso concreto que nos ocupa, habría trascendido en mentideros oficiales creíbles, obviamente ajenos a la vocera presidencial, que existe una sorda disputa entre dos ministerios, el del Interior y el de salud, y más concretamente entre la jefa de Gabinete de Salud, y la directora nacional de Migraciones, dos funcionarias que responden respectivamente a la Ministro Vizzotti, y por eso indirectamente al presidente, la primera de ellas, y la otra a Wado de Pedro e indirectamente a Cristina, por la otra, por una cuestión no menor en apariencia.

Es que por nuestra parte desconocemos cuál es la importancia que tiene el tener en la mano “el control de los PCR”, motivo de una discusión que no queda claro si es por una cuestión de caja o de poder, o el resultado de distintas posturas técnicas. Y en el tren de escarbar en el tema, debemos decir que la funcionaria de Salud es la “no aperturista”, mientras que la del Interior es precisamente lo contrario.

Se dice también que, entre otros funcionarios que observan silenciosamente el forcejeo, lo único que les preocupa es el hecho de que los que así pujan “no se dan cuenta del mal que con esos forcejeos, que a la postre tan solo se traducen en dilaciones, le está haciendo al presidente, el cual en plena campaña electoral había prometido que para esta fecha, ya se habría vuelto a una normalidad plena”.

En suma, de ser cierto que de esa manera nos encontramos ante lo que es solo “una cuestión de poder”, dado lo cual se hace necesario que en esas tres ciudades tengan su inicio los primeros eslabones de “una cadena de poder”, que partiría del reclamo de lo que en su momento eran conocido como “las fuerzas vivas” de cada comunidad, a la que se sumen otros eslabones integrados por Intendentes y legisladores, para completarla con un tercer eslabón, que sería el mismísimo gobernador de nuestra provincia, quien debería terminar con este “nudo gordiano” en apariencia imposible de desatar al que hemos hecho mención, persuadiendo al Presidente le otorgue en forma transitoria a nuestro gobierno provincial “el control de los PCR”.
Fuente: El Entre Ríos

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