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No se puede decir que la actual administración haya sido nunca de puertas cerradas. Es innegable que el actual intendente y sus secretarios siempre han estado a disposición de los medios de difusión locales, y no han sido precisamente escuetos a la hora de dar respuestas a los requerimientos periodísticos. Pero eso no quita que hayan sido parcos, y parcos hasta en forma excesiva, a la hora de escuchar y consultar.

Por eso resulta positivo que en declaraciones periodísticas recientes de uno de sus secretarios, haya el mismo indicado que antes de tomar una decisión vinculada con la demolición parcial de un edificio se haya comunicado, en forma de anticipo, de la decisión a adoptar en tal caso, por parte de miembros del Concejo Deliberante de la ciudad, y “ autoridades electas” -un eufemismo para referirse al intendente a asumir, José Luis Walser- y parte de su “equipo de transición”, con lo que se supone se hace referencia a sus “colaboradores inmediatos”, que todo lleva a pensar que terminarán siendo parte de su gabinete.

Más allá del hecho que de esa manera se viene a dar a entender que estaría dándose un diálogo civilizado, en contraste no solo positivo sino hasta elogiable, en el que las rispideces iniciales serán incorporadas.

Es que en los mentideros políticos locales circulan versiones que hablan de lo que de una manera exagerada hemos designado como “estado deliberativo”, en referencia a la cúpula de la agrupación vecinal, en torno a las manos en que caerá la gestión de la administración en “acción social”.

Se señala que una mayoría del grupo de radicales que se sumaron a la unión vecinal victoriosa reclaman para uno de ellos asumir esa responsabilidad, que confrontaría con una decisión asumida previamente por el futuro intendente con anterioridad. De todo lo cual es de esperar que la versión resulte inexacta, y que de suceder lo contrario la situación expuesta sea superada.

Sobre todo, teniendo en cuenta que la distribución de las candidaturas al cargo de concejal se hizo de una manera que de los electos como concejales vecinalistas, cuatro serían miembros del centenario partido, tal como se ha hecho una mala costumbre designar a la Unión Cívica Radical, dada la ambigüedad notoria de esa adjetivación.

Lo cual viene a decir hasta qué punto “la gobernabilidad” -otra palabra de actualidad- de la nueva gestión dependerá del apoyo, en el Concejo Deliberante, de esa suerte de subbloque.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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