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Conviene que, de entrada no más, efectuemos una aclaración para que no se nos malinterprete. Es que la explicación que se supone auténtica de la expresión “una mano de cal y otra de arena”, es una con la que muchos se equivocan, cuando traen a colación para ilustrar el aserto, un ejemplo que nombra primero a una deliciosa torta -que sería la cal- para en seguida seguir con el coscorrón que recibe el que la ha comido.

Todo ello sin advertir que en tantas construcciones se emplea con provecho la mezcla de esos dos materiales. Es por eso que más sensata se nos ocurre esa otra que explica el sentido de esa frase advirtiendo que es mucha la gente que utiliza la frase “una de cal y otra de arena” como recurso para aludir a algo bueno y algo malo, y se plantea la cuestión siguiente: ¿Cuál es la buena, la cal o la arena?”. Y que luego de dejar formulada esa pregunta, la responde diciendo que “lo cierto es que el verdadero significado o sentido de la expresión no es la dicotomía entre algo bueno y algo malo, sino entre dos cosas totalmente distintas. La cal y la arena se anteponen como materiales totalmente opuestos, que nada tienen que ver el uno con el otro, por lo que al dar “una de cal y otra de arena” se está dando algo totalmente antagónico que remata señalando que “lo bueno y lo malo son términos también opuestos, por lo que no es incorrecto utilizar la frase con ese sentido, pero siempre recordando que no hace mención a algo negativo o positivo, sino distinto”.

Es ese sentido, apenas modificado, el que hemos considerado al titular esta nota, en referencia a dos informaciones publicadas en nuestra última edición dominical. De ellas, la que tiene en realidad mucha madera y nada de cal es la que se han colocado en las playas de Colón cinco pasarelas de madera, las que es obvio están destinadas a evitar el contacto de los pies de los bañista en su tránsito abrasador por la arena radiante hasta el deslumbre y la quemadura más que probable, desde el camino costero hasta las cercanías del río que azula el paisaje, dicho esto con olvido de otras peculiaridades. Es que nos encontramos ante una de esas pequeñas grandes obras, cuyo verdadero e importantísimo valor queda claro cuando a cualquier enamorado de nuestro río, al llegar a la costa y toparse con el elogiado engendro, no puede menos que preguntarse: “¿Por qué a nadie se le ocurrió antes una idea de algo tan simple y necesario?”. Por nuestra parte, tanto en la pregunta encontramos con beneplácito la coincidencia con nuestro persistente machacar acerca de la necesidad de atender a los “micro emprendimientos”, esas pequeñas obras y acciones, cuyo costo es infinitamente inferior al ingenio y la preocupación por la suerte de los demás que muestran, y las que de multiplicarse en el número y lugar apropiado, pueden por si solo hacer la vida del vecindario más llevadera.

Junto a la obra glosada, nos encontramos con otra noticia, en la que se hace saber los nombres de “los integrantes del equipo encargado de preparar la fiesta”. Incorrectamente escrito en nuestra edición con minúscula ya que, como se sabe para los colonenses existe un solo acontecimiento digno de ser designado con ese nombre y que es no otra cosa que la Fiesta Nacional de la Artesanía. La Fiesta, con mayúscula. Y los integrantes de ese equipo no son otros que el intendente, el secretario de Gobierno, la secretaria de Turismo y Cultura, el director de Comunicación y Prensa, el titular de la Secretaría Privada del intendente, el asesor de Planificación Urbana, el director de Servicios Públicos, el coordinador de Electrotecnia y Automatización, la directora de Modernización, el director de Ingresos Públicos, el secretario de Hacienda, el director de Redes Comunitarias, el coordinador de Compras, Contratos y Suministros, el director de Legal y Técnica, el director de Capital Humano, el director de Tecnologías de la Información y la Comunicación, el coordinador de Artesanos y su asistente y del Patio de Tallistas. Indudablemente, de esa forma las cosas no pueden sino salir bien y la Fiesta obtener no otra cosa que el éxito que deseamos.

Hubo quien, frente a esa enumeración fatigosa, señala que le ha quedado el regusto de encontrarnos con una asamblea, en lo que esperamos fuera tan solo una comisión… Por nuestra parte, queremos encontrar en ello una demostración de que entra dentro de los comportamientos de nuestro alcalde, no dar muestra de un protagonismo que vaya más allá del indispensable.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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