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El lunes nació Archie Harrison Mountbatten-Windsor, hijo del príncipe Harry Windsor de Inglaterra y de Meghan Markle, la actriz estadounidense que logró ingresar en el ámbito tradicional de la monarquía británica. El nombre y apellido de este pequeño ya son ensimismo un gran cambio para esta casa real. ¿Será que se estarán reinventando?

La llegada de Markle generó un gran revuelo en todo el mundo por provenir de un ambiente distinto al de la realeza además de haberse divorciado de su primer marido. A su vez, desde que se la nombró Duquesa de Sussex se conocieron muchas informaciones sobre su persona que provocaron malestar como por ejemplo sus gastos en indumentaria, un baby shower de lujo en Nueva York, y una relación complicada con sus empleados que llevó a la renuncia de varios de ellos en los últimos meses.

No se la describe como una persona fácil, todo lo contrario. La prensa constantemente escribe sobre todo tipo de conspiraciones generadas por ella y de una personalidad obsesiva.

Lo que es más, se la plantea de forma antagónica a su cuñada Kate Middleton, quien siempre ha seguido las tradiciones de la familia real y que se ha mostrado como la preferida de la reina Isabel II.

Por el contrario, Markle desde un principio rompió reglas como mostrarse afectiva con Harry en público. A su vez, provocó revuelo por querer dar a luz a su hijo en su casa y no mostrarse ante la prensa hasta unos días después del parto.

Además, durante su embarazo, ella habría deslizado que no quería tomarse los tradicionales seis meses de licencia antes de volver a las actividades de su posición, sino en un plazo menor, contrario a lo acostumbrado.

Por otro lado, el príncipe Harry siempre fue considerado el hijo rebelde de Lady Di. Es decir, a diferencia de la pareja más típicamente perfecta que hacen su hermano Guillermo, primogénito y heredero al trono, y su mujer Middleton, Harry y Megan parecen no querer seguir las costumbres de la monarquía.

No sorprende entonces que hayan elegido un nombre diferente para su hijo, que no posee ningún antecedente dentro de la familia real británica, ni que hayan optado por colocar el apellido de su abuelo (Felipe de Edimburgo, marido de la reina Isabel, de quien no han tomado su apellido ninguno de sus hijos) por delante del de la familia real, Windsor. Tampoco parece raro, sino consecuente con la forma que parecería estar eligiendo vivir esta pareja, que no quieran que le sea entregado un título nobiliario a su hijo.

El hecho de que Harry y Megan pueda tomar estas actitudes sin que eso genere su exilio, parecería indicar que la realeza británica estaría flexibilizando varias de sus costumbres. ¿Un avance hacia un mundo más diverso? Parecería exagerado afirmarlo, pero sin dudas emite un mensaje de apertura desconocido hasta el momento.

Este tipo de cambios son necesarios para que repliquen en todo el mundo. Si bien, la figura de Markle puede ser cuestionada, ella representa algo distinto en esta casa real, y abre las puertas de una de las sociedades más cerradas.

El nacimiento del último nieto de Carlos y Diana también parece dar por tierra antiguas costumbres y generar que incluso los últimos vestigios de la tradición empiecen a flexibilizar. Sin embargo, no olvidemos que hablamos de un mundo donde sacarle una foto a la reina de Inglaterra al momento de conocer a su nieto y subirla a las redes sociales se considera una regla quebrada. Sí, todavía falta mucho camino por recorrer.

Es así que la imagen de la llegada del octavo nieto de la reina Isabel II marca por sí misma un cambio. Sí, un cambio que seguramente muchos nunca hubiéramos imaginado. Enhorabuena.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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