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Estamos haciendo referencia en este caso a una plaza pública concreta, aunque cualquier plaza cuya existencia esté amenazada y por ende se encuentre en peligro de desaparición, ya como consecuencia de un acto de gobierno, ya por cualquier otra circunstancia debe ser motivo de especial atención y hasta de alarma, por parte de la población.

En este caso nos estamos refiriendo a Plaza Loma Hermosa, algo que nos lleva a afirmar que pocas veces un nombre estuvo mejor aplicado, y que es un lugar que, independientemente de su valor urbanístico, le agrega “carácter” al Barrio homónimo de la ciudad de San José. Haciendo un poco de historia, cabe agregar que hasta hace alrededor de medio siglo, consistía ese barrio en la fracción de un inmueble de una superficie mayor, propiedad de descendientes directos de sus primeros propietarios, quienes se encontraban entre las primeras familias que vinieron a conformar la Colonia San José. Y que el lugar en que se encuentra ubicado el mismo, se urbanizó como consecuencia de un “loteo”, luego de fallecer el último de los descendientes que vivían en el lugar, habitando un inmueble cercano. Al planificar ese fraccionamiento, se previó dejar una manzana destinada a servir de plaza pública, en la ubicación actual de aquélla.

De allí que cabe la posibilidad casi cierta de que el inmueble que hoy es plaza haya pasado a ser propiedad municipal como consecuencia de una donación, en cuyo caso a los descendientes de sus últimos dueños, se nos ocurre que podrían solicitar judicialmente la revocación de la donación, en función de un cambio de destino, que deje a ese acto gratuito sin sustento. Una circunstancia, que inclusive deberían sopesar los vecinos del lugar que en estos momentos, con suerte por ahora adversa, reclaman judicialmente, por un acto de gobierno que ellos válidamente lo asimilan a un despojo. Corresponde entonces aclarar que esa controvertible y controvertida decisión municipal pretende sustentarse en el hecho de “no contar” con un inmueble público en el que se pueda construir un edificio, a utilizarse como una suerte de complemento del hospital actual. Un “no contar” en su patrimonio, que no es lo mismo que la “no existencia” en la ciudad de San José, de inmuebles que “se puedan adquirir” de quienes sean sus actuales propietarios con ese objeto.

Por lo demás, no puede en esta oportunidad, pasar por alto una circunstancia que sirve para reforzar el pedido de los vecinos disconformes. Es que se hace necesario tener en cuenta que una constante que se hace presente en nuestro país, y no solo en el caso de esa ciudad y de nuestra provincia, es observar localidades que no cuentan con otras plazas, que las previstas en su momento fundacional, en desmedro de la calidad de vida individual y colectiva de sus habitantes. Dado lo cual es de esperar que las autoridades municipales sanjosesinas, a las que se las ve tan enfrascadas en la prolijidad de su activa gestión, desistan de “hacer morir una plaza” para “hacer nacer un hospital”, aunque más no fuera pegándole a aquélla un “nada pequeño mordiscón”.

Sobre todo conociendo el pensamiento íntimo del actual intendente de la ciudad, el cual se trasunta en una nota del Boletín de la Municipalidad de San José del 1 de diciembre de 2020 – o sea en su día “inaugural”- en la que se da cuenta que “la puesta en valor de los espacios públicos y las mejoras en plazas y paseos es uno de los objetivos de gestión del (flamantísimo) gobierno municipal… Es en esa línea que esta mañana el Intendente Gustavo Bastián visitó Plaza Loma Hermosa y sus cuidadores notificaron al presidente municipal sobre los avances en el lugar.” La nota agrega que “en el recorrido dialogaron sobre la Plaza, su flora, el cuidado que requiere diariamente y la gran cantidad de sanjosesinos y sanjosesinas que la disfrutan cotidianamente para diferentes usos recreativos y deportivos.” En su momento nos congratulamos, con esa directriz en la que desde siempre coincidimos en nuestra inmodificable línea editorial, de la que esperamos nunca nos apartemos.

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