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Madres y Padres Organizados - Alfredo Sábat
Madres y Padres Organizados - Alfredo Sábat
Madres y Padres Organizados - Alfredo Sábat
Nos parece innecesario en la ocasión volver sobre la crisis cada vez mayor, de la que dan cuentan los resultados que son de público conocimiento, vinculados con el nivel de formación, en la mayoría de los casos pésimo, que exhiben los egresados de los establecimientos educativos de nuestro país, prescindiendo de un gran número de los que los abandonan antes de terminar de cursar el ciclo correspondiente.

Ello no significa que no sea importante seguir machacando sobre el tema, que es uno de los ingredientes mayores de nuestro drama –por no decir, tragedia- nacional, si se tiene en cuenta que el actual estado de cosas conspira no sólo contra las posibilidades de desarrollo personal de los educandos, sino en cuanto ponen en juego el futuro de nuestra sociedad. Incluso habría que llegar a decir, sin que ello signifique extremar las cosas, que el alto porcentaje de alumnos que dejan las escuelas y colegios sin terminar de cursar o incluso egresan de ellos habiendo completado el ciclo de estudios correspondientes, no solo sin comprender el significado de lo que leen, si no que no les resulta fácil manejar las cuatro operaciones básicas de la aritmética, a lo que se añade que se dan numerosos casos de quienes no saben de qué se trata “la regla de tres simple”, y de no ser así cómo utilizarla.

Es por eso, sin que ello pueda entenderse una muestra de la consideración y respeto que merece toda persona, independientemente de sus capacidades y habilidades, de una manera objetiva, y por ende que no tiene nada de peyorativa, habría que hablar de ellos como de “alfabetos disfuncionales”, con todo lo que ello significa, tanto desde una perspectiva individual como colectiva.

De allí, es que deban considerarse como decisiones gubernamentales que vienen a potencializar esa situación, las adoptadas, para mencionar tan solo dos casos, que han merecido en el ámbito de lo público numerosas críticas por parte de una gama diversa de actores sociales, por parte del gobierno formoseño y el de nuestra provincia. Ello sin dejar de mencionar el hecho que estudiantes secundarios de Santa Cruz y Santa Fe pasaron de año sin aprobar materias…

Cabría así recordar que, en el caso de Formosa, el Ministerio de Cultura y Educación resolvió que los alumnos de las escuelas secundarias puedan pasar de año con hasta 19 materias previas. Lo cual significa que, a partir de esa resolución, para inscribirse en el ciclo lectivo actual, los estudiantes puedan adeudar todas las materias del año 2020 -un año del secundario cuenta con 13 materias- y hasta tres materias de ciclos lectivos anteriores al citado año y otras tres pendientes de aprobación correspondientes al 2021.

Mientras que, en el caso de nuestra provincia, el Consejo General de Educación (CGE) de Entre Ríos modificó el sistema de evaluación, calificación, acreditación y promoción para los estudiantes secundarios y a partir de ahora los docentes no podrán colocar una nota menor a 4 en el primer trimestre. Ello significa que se mantiene la aprobación entre 6 y 10 y la “no aprobación” entre 1 y 5. Aunque la calificación del primer trimestre estará comprendida entre 4 y 10, debido al “impacto subjetivo” que tienen las notas 1, 2 y 3. Esas calificaciones, según el CGE, “obturan la trayectoria a realizar durante el año desde el inicio del proceso de aprendizaje”.

De allí que frente a las situaciones descriptas resulta esperanzador, que, en el caso de Formosa, ante la circunstancia reseñada, desde el Gremio de Docentes Autoconvocados (GDA) de Formosa hayan expresado su repudio y preocupación, y crean que no se trata de “una perinola con una sola opción… pasan todos”.

Añadiendo a lo indicado que “esa flexibilización, que puede resultar simpática a padres/madres y estudiantes, es doblemente dañina; pues perjudica al que acumula materias previas, dado que solo les brinda instancias de evaluación (mesas examinadoras) y no espacios de apoyo, de recuperación con clases presenciales y docentes titulados en las materias adeudadas o previas. También perjudica a quienes no adeudan materias y están cursando normalmente, pues le sacarán sus docentes para las mesas examinadoras (seguramente varias); a fin de lograr la aprobación por insistencia, y mientras se los examina, obviamente, tampoco cursan”.

En el caso de nuestra provincia, y tal como lo informáramos, el grupo denominado Padres Organizados Entre Ríos, emitió una carta abierta al gobernador Gustavo Bordet y al presidente del Consejo General de Educación Martín Müller, cuestionando la decisión que hemos reseñado más arriba de “no calificar con menos de cuatro a las evaluaciones”, si se tiene en cuenta que “la educación en nuestra provincia ya presentaba niveles alarmantes pre-pandemia. Con niveles de deserción escolar y repitencia altísimos y dificultad para incorporar los contenidos mínimos básicos, la escuela entrerriana mostraba todas las alertas”.

Para después continuar señalando que “no alcanza con eufemismos que pretenden tapar la realidad. Continuidad pedagógica para no decir que perdimos dos años y no tenemos ningún plan efectivo para recuperar contenidos. Tampoco alcanzan los maquillajes: no poner notas menores a 4 en alumnos de secundaria para que las estadísticas no den tan mal: ¿De verdad pretenden tapar la realidad con medidas que solo profundizan la desidia y estafan a miles de estudiantes entrerrianos?”.

Consideramos que, tal como ya lo hemos dejado señalado más arriba, permite alentar esperanzas ver tanto a docentes como a padres auto-convocados reclamando que se preste un auténtico servicio educativo. Ello se inserta en un contexto en el que se asiste a la presencia de grupos más beligerantes, obstruyendo casi de continuo muchas de las calles de la ciudad de Buenos Aires.

Es por eso que, entre esos jirones de esperanza, no podemos dejar de formularnos una pregunta que es más que inquietante, gravemente preocupante: ¿se avecina el día en que veremos a toda nuestra sociedad en “estado de asamblea”?

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