Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Ese es precisamente el título de un libro del neoyorkino Jaron Lanier. Se trata de alguien que es considerado como uno de los estudiosos más lúcidos del mundo digital y de quien a la vez se destaca que fue uno de los pioneros en los estudios vinculados con Internet en los ochenta, algo que lo llevó a ser reconocido como un avanzado en cuanto al pensar críticamente acerca de la realidad virtual.

Existe una de las primeras frases del libro del que vamos a ocuparnos a través de las reflexiones en la que el autor resume su postura en una entrevista, y con la que viene en cierta manera a anticiparla. Es cuando escribe, “bienvenido a la jaula que te acompaña donde quiera que vayas”.

De esa manera confrontante, viene a mostrar lo que predica, que no es otra cosa que el consejo – que tiene mucho de imperativo por su contundencia- de que borremos nuestras redes sociales, pero al mismo tiempo que aprendamos a usar bien Internet.

Una aparente contradicción que no es tal, en cuanto luego de admitir ser un verdadero creyente en Internet – una manera de expresarse a la que vemos poco clara, porque no sabemos, por ejemplo, de que nadie “cree en la sartén”, sino que lo que sucede es ésta es un valioso elemento de cocina si se lo utiliza de la manera adecuada- explica el motivo de su encono.

El que tiene que ver con el hecho que unas pocas compañías monopólicas han tomado el control de Internet y lo han arruinado. Es por eso que señala que nunca he tenido una cuenta en una red social, ni Facebook, ni Twitter, ni nada. Nunca.

Y a continuación pasa a dar razón de su postura señalando que estos servicios realmente no añaden nada a los que Internet te da. Usando las capacidades normales de Internet, como hacer una página web o mandar un email, no necesitas estas compañías.

Y no se queda allí. Sino enseguida advierte que la gente ha llegado a la conclusión de que las necesita, pero no es verdad. Añadiendo que lo que sucede es que esa misma gente no parece advertir que de esa manera pasa a ser controlado por parte de monopolios gigantes, en los que cualquier conexión entre personas –comenzando por el mínimo que son dos- solo se puede financiar si hay una tercera persona que quiere manipular a esas dos personas.

Explica que el éxito masivo de Facebook -de la que considera que no añade ninguna utilidad a Internet – en el hecho que sus “inventores” tuvieron la inteligencia de integrar técnicas derivadas de la psicología conductista para crear adicción sobre su uso. Es allí donde sostiene que nos encontramos ante una expansión muy similar a la que tiene que ver con el consumo de tabaco. La razón de que lo use tanta gente no es que añada ninguna utilidad, se repite, sino que su empleo enloquece a sus usuarios.

Entretanto considera que la forma de utilizar en forma correcta las redes sociales requiere de dos pasos.

El primero es reformar el modelo económico de las redes, de manera que el verdadero cliente sea el usuario, en vez de esa misteriosa tercera persona que está intentando manipularlo. De esa manera, añade, ello quitaría el incentivo perverso que amplifica toda la locura, la acritud, la paranoia, la tensión y la negatividad que se da actualmente en nuestro entorno.

Lo segundo es reforzar instituciones intermedias, como es el caso del periodismo independiente - para dar un solo ejemplo-, ya que resulta paradójico que el denominado viejo mundo, en el cual se criticaba a los grandes medios por controlar el discurso, en realidad era más sano que el actual.

Ya que al momento de ir contra los medios gráficos, nos encontramos con que lo que se ha creado son híper monopolios que se han vuelto controladores y autoritarios. Porque la idea era hacerlo más abierto y fallamos. Intentando hacer el mundo mejor, lo hicimos peor. Eso es lo que pasó.

Lanier es por otra parte escéptico acerca de la posibilidad de que los niños que han nacido o crecido inmersos en los medios digitales mencionados, puedan controlarlos con el paso del tiempo. Ello así por cuanto considera que no pueden llegar a hacerlo –como también es nuestro caso- si como sociedad no se organizan para sanear lo que hoy en día configura un sistema tóxico.

Es por eso que agrega lo que no se puede dejar de tener presente en ningún momento es el hecho que nos encontramos ante un problema de adicción masiva. Algo muy parecido a lo que pasó con los cigarrillos. O cuando la gente conducía borracha. En los dos casos había grandes intereses corporativos en esa adicción masiva. Pero de alguna forma pudimos tener una conversación como sociedad y nos dimos cuenta de que era muy estúpido. Y lo cambiamos o al menos pretendemos hacerlo. De la misma forma, aquí necesitamos tener una conversación como sociedad para cambiar. Este mito de que los jóvenes al ser nativos digitales de alguna forma pueden usar los ordenadores tan bien que no caen bajo el control de la tecnología adictiva es falso. Porque las técnicas de adicción son poderosas y están bien estudiadas. Mi prueba -señala- es que mis amigos en la industria no dejan que sus hijos utilicen sus productos. Si eso fuera así, la gente de Facebook y Google dejaría que sus hijos los usaran. No lo hacen.

Para explicar el elemento adictivo se introducen, como ya lo hemos anticipado, a las enfoques conductistas en materia psicológica. Estos enfoques parten de la idea se puede alterar de forma fiable el patrón de comportamiento de una criatura, persona o animal, a través de procedimientos que resultan una aplicación o utilización práctica de ellos.

Agrega que lo que es diferente de formas anteriores de los medios y de la publicidad es que puedes medir constantemente todo, desde tu expresión facial, con quién hablas, lo que dices, y por supuesto lo que buscas. Y metes eso en “una procesadora” junto con qué tipo de alimentación recibe esa persona, en redes sociales o información, y de esa manera se buscan correlaciones con las que se intenta, y en la mayoría de los casos se logra, que cambien su comportamiento.

Es por eso que los aludidos medios digitales actúan buscando lograr dos objetivos: El número uno es convertirlos en adictos, de forma que sigan usándolo, que sientan que tienen que estar ahí todo el tiempo. El objetivo número dos es satisfacer a los verdaderos clientes, que son los que pagan por manipular y cambiara a la gente, que puede ser para que compren algo o para que se desencanten y no voten. Lo negativo funciona mejor que lo positivo, y así es como el mundo se convierte en “una mierda”, según sus palabras literales.

De donde toda mejora del actual sistema parte de la idea que la gente pagará por información fiable. Prueba de la cual se la tiene en el hecho que la gente pagaba, y paga, por informarse por un medio escrito o digital fiables. La gente que buscaba calidad tenía dónde encontrarla. Ese fue un gran error de la primera filosofía de Internet, que debían desaparecer todos los intermediarios. Eso lo que ha hecho es dar todo el poder a un monopolio central.

Como se ve, como ha sucedido siempre, el progreso siempre tiene dos caras. Dado lo cual se hace necesario tomar los recaudos para en lo posible neutralizar a la cara mala.