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El primero de esos pasos

En temas como éste, se hace necesario comenzar con lo que ya creemos sabido, a pesar de que existen quienes nieguen o se despreocupen de esas cosas, mientras que el planeta Tierra, nuestra casa, da muestras de su enojo, provocado por nuestro maltrato.

Por Bucéfalo

Es así, como resulta de la lectura de viejos libros de texto que la capa exterior del planeta Tierra puede ser dividida en varios compartimentos: la hidrósfera (o esfera de agua), la litósfera (o ámbito de los suelos y rocas), y la atmósfera (o la esfera de aire). Y a vez, la biosfera (o la esfera de la vida), a veces descripta como "el cuarto compartimento", cual es la materia viva del planeta, o la parte del planeta ocupada por la vida.

En relación con el volumen de la Tierra, la biosfera es solo la capa superficial muy delgada que se extiende 11.000 metros bajo el nivel del mar a 15.000 metros por encima. E inclusive a ella habría que agregarle un quinto compartimento, que fue genialmente intuido por el antropólogo jesuita francés Theilard de Chardin, quien anticipara la existencia de la noosfera que la globalización ya prácticamente ha convertido en realidad.

Por su parte, la consulta de textos similares, nos lleva a señalar que la ecología es la rama de la Biología que estudia las interacciones de los seres vivos con su hábitat. Esto incluye factores abióticos, esto es, condiciones ambientales tales como: climatológicas, edáficas, especialmente las plantas; pero también incluye factores bióticos, esto es condiciones derivadas de las relaciones que se establecen con otros seres vivos.

Adentrándonos en la consulta de bibliografía especializada nos encontramos con la ecología social.

Se trata de una corriente política del ecologismo y del anarquismo, que busca un manejo humanista del medio ambiente, a la vez que afirma que existe una imbricación entre los seres naturales, incluidos los seres humanos, que lleva a afirmar a los ecólogos sociales que el orden natural no necesita autoridades ni mando centralizado, sino que es descentralizado y en red.

Es más, la ecología social localiza los orígenes de la crisis ecológica, específicamente en las relaciones de dominación entre las personas. La dominación sobre la naturaleza es vista como un producto de la dominación dentro de la sociedad, aunque esta dominación solo eleva las proporciones de la crisis bajo el orden capitalista-estatista vigente.
O sea que los ecologistas sociales piensan que la crisis ecológica presente es producto del capitalismo. Piensan que no es el número de personas sino la forma en que las personas se relacionan con otras lo que produce las crisis económicas, sociales y ecológicas que el mundo atraviesa actualmente. La sobreproducción, el productivismo y el consumismo son los síntomas, no las causas, de un asunto más profundo alrededor de las relaciones éticas
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Del municipalismo libertario
Una de las vertientes del ecologismo social se encuentra precisamente en el municipalismo libertario el cual no es sólo una estrategia alternativa al sindicalismo libertario (a la que cabría considerar como la más coherente), sino también una crítica al énfasis en lo económico de éste. Según se lo destaca en palabras que transcribimos literalmente para el municipalismo lo importante ya no es sólo la esfera económica, sino la convivencia, en la que ve o pretende ver el motor del cambio.

En este sentido, el municipalismo lucha por la liberación de los municipios, convirtiéndolos en insumisos al poder estatal, con el fin de, -llegado a un punto-, la organización municipal alternativa federalista sea un contrapoder eficaz al Estado centralizado y al sistema económico relacionado a este (mercantilismo, corporativismo, etc.).

En este proceso, los municipios libertarios, antes de conseguir el cambio social global, irían definiendo una nueva forma de vida y comunidad, practicando los valores éticos y organizativos libertarios y redefiniendo, de igual modo, las relaciones de los humanos en los ecosistemas. Formarían una confederación de municipalidades que terminarían resultando en una ruptura con el Estado-nación
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De la doctrina del ecologismo social a los partidos verdes
El ecologismo social es, al menos hoy por hoy, no otra cosa que una doctrina sociopolítica, que llevar a la práctica no exige nada menos que lo que hoy se conoce (no sé si mejor sería hablar de lo que se desconoce, ya que a la palabra la vemos frecuentemente utilizada hasta en forma disparatada, por el solo hecho de sonar bien, y de dar el discurso una falsa dignidad ´profesoral) como un cambio de paradigma, porque de lo contrario solo se estará ante un intento de efectuar un emparchado más o menos exitoso, al sistema socio económico actual, cual es el capitalismo consumista.

Y es en ese sentido que los partidos verdes, deben considerarse como partidos reformistas, que en principio vienen a erosionar a la vieja izquierda tradicional, como también lo hace desde otro ángulo el populismo. Y que además permite la existencia de partidos verdes de derecha.

Pero de cualquier manera he demorado posiblemente demasiado en hacer referencia a una definición de lo que es un partido verde, algo que se explica en gran parte porque todos tenemos un sentido nebulosamente impreciso de su significado.

Es por eso que paso ahora a indicar una de las conceptualizaciones que se puede encontrar de su significado. Según la cual un partido verde es un partido político formalmente organizado basado en los principios de la política verde, como la justicia social, el ambientalismo y la no violencia. Los verdes creen que estos problemas están inherentemente relacionados entre sí como base para la paz mundial.

En tanto merece ser destacado lo que los analistas denominan la consistencia internacional sorprendente en el perfil demográfico y de actitud, típicos de los partidarios del Partido Verde.

Se hace ella presente en la circunstancia de que los votantes verdes tienden a ser jóvenes, altamente educados, desproporcionadamente femeninos y empleados en los servicios sociales y culturales (atención médica, enseñanza, artes, etc.), al tiempo que muestran niveles superiores al promedio de ambientalismo y liberalismo social.

Además, se indica que los partidos verdes también tienden a atraer mayores niveles de apoyo en países definidos por altos niveles de desarrollo económico y bajos niveles de desempleo, así como la presencia de disputas ambientales tangibles (como la producción de energía nuclear) y competencia activa de grandes partidos en el tema ambiental.

Para concluir este acápite, cabría señalar que los partidos verdes existen en casi 90 países de todo el mundo; muchos son miembros de Global Greens.
Un poco de la historia y actualidad de los partidos verdes
Picoteando aquí y allá acerca del tema, he encontrado textos obviamente deshilvanados, de los que trataré de empeñarme en una casi imposible tarea de sistematización.

Como detalle curioso comienzo por señalar que en 1979, Daniel Brélaz se convirtió en el primer miembro verde del mundo en un parlamento nacional suizo.

Ello vino a ser la confirmación del hecho que los partidos políticos que hicieron campaña en una plataforma predominantemente ambiental surgieron a principios de la década de 1970 en varias partes del mundo.

Es así como los primeros partidos políticos del mundo en hacer campaña en una plataforma predominantemente ambiental fueron el United Tasmania Group que participó en las elecciones estatales de abril de 1972 en Tasmania , Australia, y el Partido de los Valores de Nueva Zelanda, que impugnó las elecciones generales de noviembre de 1972 en Nueva Zelanda.

Su uso del nombre 'Verde' derivado de las 'Prohibiciones Verdes': un movimiento australiano de trabajadores de la construcción que se negaron a construir en sitios de importancia cultural y ambiental.

A su vez el primer partido verde en Europa fue el Movimiento Popular para el Medio Ambiente, fundado en 1972 en el cantón suizo de Neuchâtel.

El primer partido verde nacional en Europa fue PERSONAS, fundado en Gran Bretaña en febrero de 1973, que finalmente se convirtió en el Partido de la Ecología, y luego en el Partido Verde. A su vez en Bélgica varios otros grupos políticos locales se fundaron a principios de la década de 1970 y Fons Sprangers fue probablemente el primer alcalde verde del mundo, elegido en 1970 en Meer, y activo hasta 2006 para los Verdes flamencos.

Pero el primer Partido Verde en alcanzar la prominencia nacional fue el Partido Verde alemán, famoso por su oposición a la energía nuclear, así como por una expresión de los valores anti-centralistas y pacifistas tradicionales de los verdes. Fueron fundados en 1980 y han estado en gobiernos de coalición a nivel estatal durante algunos años. Luego de lo cual comenzaron a jugar en las grandes ligas de ese país, entrando a formar parte de coaliciones del gobierno federal, desde el que influyeron para ir contra la dependencia de la energía nuclear, proceso que ha tenido éxito.

A la vez cabe señalar que Indulis Emsis, del Partido Verde de Letonia, se convirtió en Primer Ministro de Letonia en 2004 y en el primer jefe de gobierno verde del mundo.

También los Verdes son un partido dentro del parlamento europeo con más de 60 escaños en una alianza con los partidos de las "naciones sin estado", como es el caso de Gales y Escocia y son el cuarto grupo más grande en el Parlamento Europeo.

No se puede dejar de pasar por alto el caso en nuestro continente y precisamente en Brasil de Marina Silva, que ganó el 19,33% de los votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales brasileñas de 2010, y que sigue siendo una de las pocas figuras con auténtica relevancia en el escenario político de ese país.

A la vez como detalle tan valioso, como curioso debe señalarse que el líder del Partido Verde de Kenia, Wangari Maathai, ganó el Premio Nobel de la Paz en 2004, mejorando la imagen de los partidos verdes en África y en todo el mundo.
Más allá de los partidos verdes
He indicado más arriba que la aparición de la ecología social, como teorización sistemática, representa el anuncio de un cambio de paradigma.
A la vez, el concepto de paradigma, simplificándolo a un extremo que lo distorsiono, viene a ser algo así como ver (y también colocar) las mismas cosas (entendiendo esta palabra en un sentido tan amplio que abarca hasta valores, y entre ellos valores éticos) de una manera diferente.

Un ejemplo de ello en el ámbito científico se lo tuvo cuando del geocentrismo (en el que se veía al universo todo y no solo el sol girando alrededor de la tierra) al heliocentrismo (que implicaba la inversa, ya que era la tierra la que giraba alrededor del sol). En este caso las cosas eran las mismas, pero se las empezó a ver de otra manera.

Lo mismo sucede en el ámbito de la sociedad humana, donde se debe agregar la presencia de otros factores como son la aparición de nuevos productos, lo que lleva a que en el plano social lo que son en definitiva también las mismas cosas, en este caso también los seres humanos, se los vea de otra manera, a la vez que relacionándonos de una manera diferente.

No voy a caer en la zoncera de quien no tuvo mejor idea que creer que con la implosión del sistema soviético se asistía al fin de la historia. Pero nadie puede negar que existe tanto en la sociedad global como en las sociedades de distintos niveles inferiores, un evidente malestar (social e individual, hasta diría existencial), que es una señal del agotamiento del actual sistema del capitalismo concentrado consumista y que tarde o temprano, para bien o para mal, nos encontraremos en una sociedad con actores como nosotros, viendo y haciendo las mismas cosas de una manera diferente.

En ese contexto, que implica una transición de duración imprevisible, es un error considerar a los partidos verdes como formaciones políticas antisistema, ya que su intención es procurar ajustar (por mi parte prefiero hablar de emparchar) el sistema actual de manera que intentar que siga siendo viable.

Los socio-ecologistas van más allá, pero el punto vulnerable de su tesis se encuentra tanto en cómo hacer para erradicar dis-valores cada vez más arraigados y generalizados, a la vez la manera de encarar la reorganización de un sistema productivo, que para atender a las demandas sociales en su actual forma, se necesitaría que contáramos con otro planeta al igual que el nuestro funcionando para nuestro provecho.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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