Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Macri con productores
Macri con productores
Macri con productores
El presidente Macri visitó nuestra provincia –se hizo presente en tres ciudades- en compañía del ministro Frigerio, en plena campaña pre-electoral y como partícipe de la misma, en procura de apuntalar la candidatura de Atilio Benedetti para la gobernación. Todo ello como una manera de consolidar una alianza –la de Cambiemos- fuera de la cual se escuchan rezongos de radicales doloridos pero, por sobre todo, impulsar la fórmula gubernamental que, al decir de Benedetti, mostraría números muy prometedores en las encuestas que se vienen realizando.

De todas las intervenciones con las que se presentó en su visita, la que desde nuestro punto de vista resultó la más contundente, y de allí que es de desear que haya merecido el mayor interés entre los vecinos de nuestra provincia, fueron sus reflexiones escuchadas en la reunión realizada en Gualeguaychú ante un grupo de productores agropecuarios, seguida por una conferencia de prensa, la que fuera trasmitida por televisión.

Importancia que va más allá de la coincidencia que mostrara con nuestros puntos de vista con los que venimos insistentemente machacando, sino porque son juicios de alguien que puede observar la situación de nuestra provincia desde una perspectiva más alejada, de manera que le permite atender a ella desde un enfoque más amplio.

Máxime cuando, como ha sido en este caso, se lo ha visto no caer en la hojarasca de las grandes palabras vacías de todo contenido habituales en tantos funcionarios, y más frecuentes todavía en el caso de muchos políticos, para ir al fondo de las cosas, lo que implicaba, como lo indicábamos más arriba, “pegar en la matadura”.

Lo más significativo de su razonamiento se encuentra en esa señal más que de alerta del verdadero peligro en que está ubicada nuestra provincia, que hace que demos muestras de, cuando menos, un evidente retroceso relativo, considerando el análisis comparativo de la evolución de los índices de desarrollo socioeconómico de todas las provincias argentinas.

Es que, como es sabido, retroceder no es siempre recular y ni siquiera permanecer en el mismo lugar, sino también lo es avanzar a un ritmo más lento en comparación al que marchan los demás.

El ejemplo que Macri utilizó para ilustrar ese estado de cosas, consistió en aludir al hecho que, comparando el número de empresas en relación a su población, deberían existir en Entre Ríos “para igualar” a Santa Fe y Córdoba, seis mil empresa más.

¡Basta ponerse a imaginar en la situación en la que nos encontraríamos con seis mil empresas más de las que contamos en este momento, con la inversión de capital que ello significaría, y la demanda de trabajo directo o indirecto que ello traería aparejado! No es por nada entonces que la nuestra sea una provincia expulsora de entrerrianos, sobre todos de los más capacitados o con aspiraciones de progreso.

Vienen al caso aquí, sin salirse de tema al que apuntó el Presidente, un recuerdo y una reflexión. El recuerdo tiene que ver con una información que en tiempos idos se publicaba en estas columnas, en la que orgullosamente se señalaba que, así como en la Argentina se producía el setenta por ciento de toda la semilla de lino del mundo, Entre Ríos contribuía a ese total con “su” setenta por cierto. Es decir, que al menos en esa producción, la que no era “moco de pavo” en cuanto a volumen y precio, éramos “el setenta del setenta”.

La reflexión, que las palabras presidenciales que hacen pensar lo que seríamos en la actualidad si hubiéramos tenido gobiernos a la altura de las que deberían ser nuestras aspiraciones -en los últimos setenta años solo cabe recordar los gobiernos de Raúl Uranga y Carlos Contín, que no terminaron su mandato- si no hubiéramos optado por esa mezcla de mediocridad y delirio, a la que últimamente se sumó la corrupción, a la hora de votar.

A lo que se debe sumar el hecho, que entre todas las críticas que provocara Macri con sus palabras –respetables todas ellas- no se ha escuchado ninguna en esta materia, lo que significa una triste y tácita admisión.

No estamos, mientras tanto, convencidos de la importancia que el presidente atribuye al precio de la energía eléctrica en nuestra provincia, aunque no desconocemos la incidencia que ese factor evidentemente tiene. Es que siempre buscamos interpretaciones mono-causales a nuestro estancamiento relativo, y a ese respecto no hay que olvidar que en algún momento nos auto justificábamos diciendo que vivíamos en casi “una isla”, para después escuchar decir que había que “sacar a Entre Ríos del barro”, y ambas cosas ocurrieron pero nuestro desarrollo no se volvió explosivo.

Es que la cuestión es más profunda y compleja, ya que cualquier explicación correcta está más cerca a aquella que alude al hecho que somos una provincia no solo “subgobernada” sino “subadminstrada”, a la vez que carece de una “masa crítica” empresarial en cuanto a su calidad y cantidad.

Pero volvamos a lo que señaló el presidente en cuanto al precio de la energía eléctrica en nuestro territorio. Es que al respecto cuestionó la diferencia de la tarifa eléctrica de la provincia con Corrientes, y definió a Enersa como "un castigo" y “una pata enorme que tienen encima los entrerrianos en su posibilidad de crecer”. No dudamos que ello sea cierto, aunque no podemos dejar de reconocer que nuestra empresa provincial presta un servicio prolijo, e ignoramos cuál es el costo de la electricidad entre nosotros, comparado no ya con el de Corrientes sino con Córdoba o Santa Fe. A lo que habría que agregar que lo que aparece en la respectiva factura, no es el simple costo eléctrico, sino que el mismo es un ítem más entre una larga lista de tributos y otras cargas indirectas agregadas a ese precio.

En ese sentido, tanto o más razonable es el señalamiento que también hizo respecto a que “los productores de arándanos y de arroz usan la energía tres veces al año y Enersa les cobra los doce meses del año, un cargo fijo altísimo por los meses que no usan la energía”.

Se pronunció luego en forma contundente ante lo que calificó de “irresponsable”, al hacer referencia al fallo de un juez de nuestra provincia que anuló parcialmente el decreto que delimita el área de las fumigaciones cerca de las escuelas, y reclamó de parte de la provincia “una posición muy activa y clara para lograr no destruir empleo por una ley absurda que no se basa en ningún rigor científico”. Le preocupó el fallo judicial aludido, añadiendo que el mismo “pone en riesgo más del 20 por ciento de la capacidad agroindustrial y productiva de la provincia”, por las distancias de fumigación alrededor de las escuelas rurales, dado que esa es la extensión que se recorta a las siembras y que resulta de aplicar la prohibición dentro de las cuales se pueden efectuar fumigaciones o aplicar herbicidas o fertilizantes.

Algo que viene a mostrar un ejemplo más de lo señalado, vinculado con la estrechez de miras de nuestra dirigencia, amiga entre otras cosas de tomar medidas drásticas y apresuradas sin contar con elementos de juicio suficientes, cuando no puede creerse que sea imposible conciliar la necesidad de optimizar en todos sus aspectos la actividad productiva, con el cuidado de la salud que en tantos otros aspectos da cuenta de la incuria por parte de nuestras autoridades.

Enviá tu comentario