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Las elecciones primarias -las que con esa costumbre horrible de apocoparlo todo se conocen como PASO, cuando su objetivo es precisamente el opuesto, o sea no dejar pasar a quien no resulte el primero en cada interna- que se celebraron el pasado domingo, en Villa Elisa tuvieron los resultados esperados, o sea que sucedió lo acostumbrado. Por algo en algún momento la llamaron “La porfiada”, aunque ahora se lo ve un poco resquebrajado a su eterno oficialismo que, entretenido en estériles y agrietantes internismos, da la impresión de un cansado desgaste. De cualquier manera, sigue contando con una administración que es ejemplo y envidia a las restantes ciudades de la comarca. La sorpresa, que no debía en realidad ser tanto, se dio en Colón, donde existen posibilidades -siempre el actual intendente ha mostrado capacidad para sacar un conejo de la galera en situaciones difíciles, y de esa habilidad precisa la actual candidata e intendente consorte para seguir en carrera- que el candidato de una agrupación vecinalista, acabe con la seguidilla de 36 años de peronismo en la administración municipal, situación que ha provocado en la población un hastío, que es más profundo como sentimiento que un simple basta. Lo que resulta lamentable es que haya sido necesario que una suerte de tácita conjunción de iglesias, haya tenido que jugar un importante papel motorizando la candidatura, de quien se había mostrado como un responsable y sensato concejal, para alimentar la pasividad del vecindario.

En San José no hubo sorpresas, pero el triunfalismo que exhibe el candidato del vecinalismo, que en este caso es sostenido en parte por una gestión prolija y en otra por el temor que despierta en la población el recuerdo de la última gestión peronista, debería ser apaciguado por el hecho que las listas de la primaria justicialista suman más votos que los del vecinalismo. Hay quienes explican ese hecho por la confusión provocada porque el actual candidato de esa agrupación haya vuelto a empuñar la bandera del vecinalismo, luego de haber sido elegido como senador departamental en la lista urribarrista e integrado el bloque que servía de apoyatura a Urribarri. En el caso de Ubajay vuelven las sorpresas. La precandidata que compartía boleta con el exintendente de esa localidad, Aníbal Williman, superó por escaso margen al actual intendente, que había sido elegido en la elección anterior por el voto masivo de quienes acompañaban a otro exintendente, que precandidato al mismo cargo en esta ocasión, resultó segundo en la puja, y que ha dejado entrever que en las generales esta vez no acompañará al actual intendente, sino a la ganadora de su interna. Indudablemente si todos somos complicados, los auténticos vecinos de los palmares, a los que los demás pueblos de la comarca identifican con ellos hablando de una “tierra grande” que los involucra, parecen ser los más difíciles de entender de todos los pueblos integrantes de la misma.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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