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De repente, y cuando ya seguramente no solo nadie lo esperaba, sino que muchos entre nosotros cuando no recordaban su nombre, si no que inclusive ignoraban su existencia, volvió a ser noticia –aunque por ahora al menos de tono menor- uno de los personajes icónicos de la “cara obscura” de nuestro país.

Se trata de Sergio Taselli, quien como algunos guardan de una manera totalmente imprecisa en su memoria, alguna de sus tropelías, tiene merecidamente un lugar en la lista de personajes que a lo largo del tiempo cabe mencionarlos - eso de la manera más benévola posible- de esos que los argentinos hemos dejado que “se aprovechen” de nosotros...

Ello ocurrió poco antes que se desatara la pandemia –y seguramente esa circunstancia fue la que hizo que quedara medio escondida- cuando se reabriera en la justicia santafesina una causa en su contra, en la que se investiga la posibilidad que se haya producido en delito ecológico, con potencialidad extrema para desatar una catástrofe ambienta de impredecible envergadura.

Sin que podamos entrar en mayores detalles, dada la tiranía que necesariamente limita la extensión de las notas editoriales, habría que comenzar por señalar, que Sergio Taselli, junto a un hermano, adquirieron en 1998 una planta industrial que se mantuvo activa hasta 2003, en la localidad de Capitán Bermúdez y fue funcionara bajo el nombre de Petroquímica Bermúdez. Cabe señalar que el cierre fue consecuencia de la ocupación de la planta de la empresa por sus trabajadores, quienes días después fueron desalojados mediante la apelación a un grupo de “gente pesada”.

Hasta aquí nada de extraño, salvo ese desalojo “manu militari”. Pero la cuestión pasa por el hecho que de no se ha podido establecer el destino que han tenido 850 tubos de gas de cloro de una tonelada cada uno en un momento impreciso, que existían en esa planta.

Se trata esta última circunstancia de una gravedad no menor, ya que según medios periodísticos que se han ocupado del tema, el escape de gas de uno cualquiera de de esos tambores, está en condiciones de llegar a la evacuación no solo de la población de esa ciudad, sino de habitantes de localidades vecinas.

Existe otra circunstancia sobre añadida, en apariencia de menor cuantía que se vincula con el hecho relatado. Sucede que en su momento, y como consecuencia de la radicación de una denuncia penal el año 2016, en la que Taselli figuraba entre los imputados, se abrió una causa judicial; la que como no es extraño que suceda en nuestro país, se cerró sin avanzar.

Reabierta la misma, por el celo demostrado por nuevos fiscales intervinientes en ella, casi una década después, existe ahora la posibilidad de que se pueda lograr conocer la verdad de lo ocurrido. Algo que no se trataría de una situación menor, si se tiende al hecho que en medios tribunalicios, se da cuenta de fundadas sospechas que en ese “archivo” estuvo en danza, una suma de dinero cercana a los doscientos mil dólares.

Nada que pueda asombrar, de atenernos al largo trajinar de nuestro personaje, en cuyos inicios empresariales y su trayectoria posterior se mencionan distintos dirigentes políticos, sobre todo del justicialismo santafesino, y su vinculación con los entonces montoneros.

Es así como su asociación con Mario Montoto, de la que dan cuenta varias fuentes, les debe haber sido de provecho, sobre todo por el aprendizaje que ello ha de haberle significado. Es que al respecto no puede dejar de señalarse que el nombrado, bien conocido por su experiencia en su pasado montonero, dado que se desempeñó como asesor legal principal y oficial financiero. Y con posterioridad se ha destacado como empresario que ofrece productos y servicios militares a nuestras fuerzas armadas.

Corresponde señalar en función de lo expuesto, que su crecimiento patrimonial tuvo un cambio significativo mediando la década de los años 90 del siglo pasado; cuando se convirtió en uno de los principales “chatarreros” de Techint durante lo que se señala como “los años de desguace del ferrocarril argentino”.

Y es precisamente en esa materia, donde se debe hacer referencia a una información periodística que da cuenta que desde finales de los 90, Taselli quedó a cargo de las líneas Roca, San Martín y Belgrano Sur. Sin embargo, las irregularidades e incumplimientos de todo tipo se convirtieron en un común denominador durante toda su gestión. Así, recién en 2007, Néstor Kirchner decidió rescindir el contrato de explotación que tenía con Taselli respecto a los trenes.

Al mismo tiempo que según otras fuentes Taselli “es igualmente conocido por su posterior transformación en amigo y aliado de los sucesivos presidentes argentinos, así como de otros políticos y empresarios, cuyas conexiones son consideradas como la principal razón de su éxito empresarial”.

Algo que explica su llegada a Río Turbio en 1994, donde permaneció hasta 2002, al frente de una empresa que explotaba los yacimientos carboníferos del lugar.

Se afirma que en este caso, como en el de los otros emprendimientos del que fue parte no puso un solo peso, sino que sobre todo se dedico a “desguazar”.

Como detalle peculiar, cabría mencionar lo que señala un cronista: “el 18 de abril de 1998 se produjo la huelga más larga de Río Turbio, 150 obreros permanecieron en el cerro y colgaron un muñeco en el puente principal de la cinta transportadora de carbón, donde se podía leer un cartel que decía: “Sergio Taselli traidor, los mineros no se olvidan”.

Ante la manifestación de los obreros, la respuesta del empresario fue contundente: le cortó la luz y la ventilación que expulsaban gases grisú de metano y ácido sulfúrico. Con esas dos acciones era suficiente para intoxicarlos, por lo tanto los trabajadores tuvieron que abandonar las minas, ya que sus vidas corrían riesgo.

Pero hay más. Su empresa minera recibió un subsidio anual de 25,5 millones de dólares por parte del Estado, a pesar lo cual no sólo no logró cumplir con las inversiones ni el mínimo de producción estipulados, sino que además produjo un vaciamiento total de la empresa, en el que se liquidó el sistema de seguridad, se redujo notablemente la plantilla de operarios y se produjo el traspaso irregular de maquinarias a otras empresas suyas.

Como producto de esa política, en 2004 se produjo una tragedia dentro de una mina: un incendio dejó un saldo de 14 operarios muertos. Según la investigación, el fuego se inició en el rodillo de una cinta transportadora de carbón. El puesto del operario encargado de revisar el buen funcionamiento de ese dispositivo había sido eliminado durante la gestión de Taselli.

De Rio Turbio volvió a Santa Fe donde compró, en 2004, Parmalat Argentina, a través de su nueva subsidiaria, Lácteas del Sur. Para el año siguiente desembarcar en nuestra Provincia donde adquirió el frigorífico Santa Elena, el más grande de los entrerrianos, y la principal fuente de trabajo de la localidad. De donde se constituyó en uno de los postreros protagonistas de la tragedia que significó el cierre de esa histórica planta industrial.

De los pasos posteriores, solo cabría mencionar su mención en los “célebres cuadernos Gloria de Centeno”… Pero mejor dejar las cosas aquí. Ya que en la referencia al nombrado no existe animosidad alguna que haga posible se la crea cono nada personal. Sino que tan solo se trata de aludir a lo que es una muestra de las catastróficas –y no solo escandalosas- consecuencias que puede tener el siempre peligroso maridaje –que es por lo mismo que debe ser evitado- entre la política y los “negocios”.

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