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La salida de Miguel Matías Galuccio de YPF, que parecía encaminarse a un divorcio de común acuerdo, empezó a enrarecerse en las últimas horas. Hubo reuniones del más alto nivel que no terminaron de cerrar un punto clave e inesperado: una indemnización de más de 5 millones de dólares que el ejecutivo petrolero pretende cobrar para irse sin estridencias.

El ejecutivo, que volvió a la Argentina de la mano del ex gobernador entrerriano Sergio Urribarri, quiere hacer valer la cláusula golden parachute que había incluido entre las condiciones para dejar su puesto de gerente general para México y América Central de Schlumberger, una petrolera que está en el top 100 de las mayores empresas del mundo.

Cláusula de rescisión

"No volvió al país para perder plata", reconoce un actor clave en el traumático proceso de expropiación, primero, y estatización, después, de la mayor compañía nacional, que hasta 2012 era de capitales españoles.

La cláusula de rescisión del contrato, según otras fuentes que tuvieron conocimiento de los números finos del desembarco de Galuccio, asciende a 5,5 millones de dólares y esa es la suma que Galuccio estaría bregando por cobrar. Pero el tiempo no es un aliado para el, hasta hoy, sigiloso ejecutivo petrolero. Son, en moneda nacional, más de 80 millones de pesos, que Galuccio quiere que le paguen, y de una sola vez.

Reacción macrista

La pretensión cayó pésimo en el gobierno nacional, que impulsa un reordenamiento del Estado nacional, con despidos de militantes rentados a cuenta del fisco y recortes de personal en todas las oficinas públicas. Será difícil para la administración macrista justificar públicamente ese suculento "premio", mientras suenan en las calles, en los medios y en las redes sociales los ecos de protestas de estatales echados por aplicación de decretos firmados por Macri.

Frente al reclamo planteado por el petrolero surgió una primera observación que, según confiaron a Infobae fuentes gubernamentales, se le presentó a Galuccio: no hay efectivamente un despido, sino que se trata de una renuncia consensuada, atada a una asamblea de accionistas. Otro punto: un pago de 5,5 millones de dólares a Galuccio sería políticamente inviable.

Los comunicados oficiales de YPF y del Ministerio de Energía. Con tono protocolar y exento de adjetivos, esconden una tensa negociación entre Galuccio y el Gobierno.

Del Golden Parachute a la Policía

En la traducción literal es "paracaídas de oro", pero se trata de una cláusula típica que tienen los contratos de ejecutivos de primera línea que, al negociar sus condiciones de trabajo, incluyen una cláusula que asegura una indemnización especial o retribución en caso de despido o desvinculación.

La cláusula golden parachute es habitual en los contratos de los CEO o gerentes de alto nivel, tanto en el sector petrolero como en el bancario o en las grandes corporaciones en general.

Galuccio, según una fuente que fue protagonista de la expropiación y estatización de YPF, incluyó dentro de sus condiciones un "golden parachute", así como ingresos y premios equivalentes a los que cobraba en Schlumberger. "Era el mejor argentino para conducir YPF. Su contratación tuvo criterios profesionales, no políticos. Él dijo que no volvía al país para perder plata, pero estaba dispuesto a sumarse", reconoció uno de los informantes consultados.

El contrato de Galuccio, como casi todo en YPF después de 2012, es mantenido en estricto secreto y lo que trasciende es una confirmación de terceras personas, debido a que ni Galuccio ni la Bolsa de Comercio o la Comisión Nacional de Valores habilitan una información que para cualquier empresa que cotiza en Nueva York y es supervisada por la SEC es una obligación. Hace ya tres semanas que el senador nacional Rubén Giustiniani espera recibir el pacto YPF-Chevron, que está oculto pese a que la Corte Suprema ordenó –hasta ahora sin éxito– que se muestre.

La cláusula de rescisión figuraba en el contrato que firmó Galuccio para sumarse a la petrolera estatal. Ese acuerdo, definido en la letra chica por la administración interna de YPF, supervisada y convalidada por las más altas autoridades políticas de entonces, fue el que le permitió a Galuccio llegar a la primera reunión de directorio de la petrolera estatal.

En ese primer encuentro, que se realizó el 4 de junio y que fue plasmado en el acta 324 a la que tuvo acceso Infobae, estuvieron presentes y aprobaron la designación de Miguel Matías Galuccio como director y a la vez presidente y CEO los siguientes integrantes:

Miguel Matías Galuccio, designado por el gobierno de Cristina Kirchner
Axel Kicillof, ministro de Economía de Cristina Kirchner
Héctor Valle, presidente de FIDE y economista heterodoxo (fallecido)
Eduardo Basualdo, de Flacso y del CELS
Guillermo Pereyra, del sindicato SUPeH
Carlos Alfonsi, un ejecutivo especializado en refinación y vinculado a Galuccio
José Brizuela (experto en tecnología)
Gustavo Nagel, por Neuquén
Roberto Ivovich, representante por Santa Cruz
Oscar Cretini, por Chubut
Walter Vázquez, por Mendoza
Oscar Lamboglia, por Río Negro
Sebastián Uchitel (expertos en software)
Fernando Dasso, que es director de Recursos Humanos de la petrolera desde la gestión de Repsol
Luis García del Río, por Repsol
Fernando Giliberti, ejecutivo de carrera de YPF.
Fuente: Infobae

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