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-¿Por qué una persona llega a tomar la decisión de quitarse la vida?

-Definiciones hay miles y dicen que el suicidio es el homicidio de uno mismo por una situación dramática que vive la persona, que para otra puede ser algo totalmente irrelevante. El por qué de la decisión es un gran enigma, porque son muy pocas las personas que se quieren suicidar y fallan, aunque también hay casos en los que solamente son llamados de atención y no tienen la intención real de quitarse la vida. El suicida busca matarse por una situación que agobia su existir, que no lo deja encontrar otra salida que dar por finalizada su vida probablemente por poca tolerancia al fracaso, pero creyendo que esa es su cura y que después revive. Igualmente cuando una persona decide suicidarse se tranquiliza y se quita la vida después de haberse mostrado muy bien de ánimo, pero no quiere decir que lo haya disimulado a su estado sino porque ya había encontrado la solución a su problema. Otros casos son con rapto suicida cuando, por ejemplo, una persona está normalmente compartiendo un momento con su pareja y va a baño y de repente se ahorca. La gente acá es muy prolija hasta en esto, porque se va al fondo de la casa y se ahorca o se pega un tiro porque es lo que tiene más a mano, pero en las ciudades grandes se tiran de un edificio o abajo del tren.

-¿Cómo advirtió que, para Villa Elisa en particular y la región en general, era un problema?

-Cuando llegué a Villa Elisa en el '95 me inquieté por la cantidad de suicidios en esta zona y por lo naturalizado que lo tenía la gente, porque me decían que era normal que haya varios casos en un año y hasta se justificaba. Me pareció muy alarmante porque en el sur de Córdoba, que es de donde vengo, el suicidio era una cosa muy rara y poco habitual, entonces como trabajo final de una especialización que hice en el '97 me puse a investigar. No encontré ningún antecedente estadístico, solamente uno de un médico amigo que había hecho algo similar en San Francisco (Córdoba), que es una zona de muchos descendientes de piamonteses. Tuve que conseguir datos de actuaciones de la Policía y la Justicia para elaborar el estudio por sexo, edad, estado civil, ámbito rural o urbano, situación socioeconómica y época del año: me encontré con que en esa década se habían suicidado 114 personas en todo el departamento, que por ese entonces también contenía a San Salvador pero que no sumaba muchos casos. También me encontré que el 70% tenía los apellidos maternos y paternos valesanos, saboyanos y piamonteses y del resto del porcentaje con apellidos paternos criollos. Se presume que había un factor genético que heredaba la acción del suicidio por causas depresivas. Por ese entonces el padre Juan Esteban Rougier viajaba mucho a Europa, entonces le encargué que me averiguara si también había tantos casos de suicidios allá y me dijo que era absolutamente igual que acá; incluso en el sepelio de una persona en el cementerio él preguntó qué le había pasado y le respondieron que ese muchacho había tenido la enfermedad que se llevaba todos los jóvenes ahí y que era el suicidio.

-¿La corriente inmigratoria resultaría determinante entonces?

-El gran tema es que acá no hubo mucha mezcla de sangre, que se puede ver perfectamente cuando encontras a una mujer que tiene el mismo apellido de casada que de soltera y te dice que no son parientes con el marido, pero te pones a investigar en el árbol genealógico y en la cuarta rama se terminan encontrando, entonces si tenes una predisposición genética al suicidio de los dos lados, se suma y las posibilidades son mucho mayores. Hay gente que vive toda la vida con depresión y no lo sabe, que al momento de medicarla correctamente le cambia la vida porque armoniza la producción de endorfinas. Existe la depresión secundaria que es después alguna pérdida, ya sea de un trabajo o un familiar, que ayudando a la persona con medicación es posible que salga adelante. Pero el tema es que acá hay muchos casos de depresión primaria que son sin causa, porque están bien económicamente, con su pareja y con sus hijos, pero se sienten mal igual y hay que derivarlos a un buen psiquiatra de experiencia para poder recuperarlos. Una vez me preguntaron cuál era la solución sociológica y para mí es que hay que tratar de casarse con gente de otros lugares para mover un poco la sangre, aunque suene chistoso realmente sería lo ideal. Debemos pensar que antes que los inmigrantes vinieran para acá vivían rodeados de montañas con mucha nieve, en casas humildes y muy cerca de los animales. El desarraigo de pasar a vivir en un lugar así a un clima absolutamente tropical hizo que se unieran aún más con la gente de su misma región de origen, que hablaba su mismo idioma y practicaba sus mismas costumbres, entonces se fueron casando entre ellos por afinidad. Por eso también es que cada población tiene lo que tiene, como es Villa Elisa con ciertas cosas que marcan un egoísmo personal de cerrarse en sí misma y en eso hay que trabajar para mejorar las generaciones venideras.

-¿Qué acciones de prevención se podrían llevar adelante en lo práctico para prevenir más casos?

-Este problema hace muchos años que está y ahora se está haciendo más público por las manifestaciones en las redes sociales, algún comentario o porque nos toca de cerca por casos de conocidos. Cuando hice mi trabajo lo presenté en la municipalidad y ante funcionarios provinciales en distintas gestiones buscando una solución, pero nunca pasó nada. Yo en esa época me había movido bastante porque justo había sido el accidente en el que murieron nueve chicos, porque notaba que sus familiares no tenían una verdadera contención ni donde concurrir: mi propuesta era que se reconociera el problema, porque es una causa de muerte importantísima viendo todos los casos que hay, cuando en realidad un solo caso ya debería ser alarmante. Después, crear un teléfono de ayuda al suicida local o regional con alguna institución como se hace en otros lugares, para brindarle contención para que siendo bien tratada la persona pueda salvarse. También sería necesario crear un grupo de autoayuda y un servicio de salud mental en el departamento, porque cuando sospechamos de un caso no tenemos dónde derivarlo con la seguridad que lo van a contener realmente como es necesario. Con una sola persona que recuperes con esto ya sería un éxito por el valor que representa una vida. Mientras no pongamos en el tapete que este es un problema real, no vamos a encontrar ninguna solución. Lo que pasa es que el suicida no vota y el tema no es marketinero. Hay ciertos meses o etapas del año que mucha gente se suicida, entonces hagamos campaña en esos momentos para prevenir y también desde las escuelas con los chicos. Se necesita un espacio y un apoyo económico que venga del gobierno.

-¿Existe el efecto contagio?

-En el suicidio es muy frecuente la imitación porque ves que el abuelo, el papá o el hermano mayor que eran como ídolos se quitaron la vida, entonces esa cuestión quedó irresuelta porque no hubo un apoyo a la familia para decirle que no es normal que ante un fracaso busques un suicidio como salida. Si vos consultas en la población de Villa Elisa, es difícil que alguna familia no haya tenido algún caso cercano, así que es un tema que nos toca de cerca a todos. Es muy difícil que el suicida le eche la culpa a alguien, porque la gran mayoría deja notas pidiendo perdón, argumentando su decisión y pidiendo que lo recuerden con cariño. Igualmente el tema no se sigue tocando porque da cierta vergüenza y pudor. La depresión se produce por una causa bioquímica, ya que el cerebro funciona a través de conexiones entre las células cerebrales que liberan sustancias que te hacen sentir bien y es eso lo que hay que atacar para regularlo. También hay mucha gente mal medicada porque va a médicos que no son especialistas, que les recetan medicación por años por cierta adicción a los ansiolíticos. Encima el depresivo va a todos los médicos especialistas y todos le encuentran algo, pero es porque la persona está mal de todos lados porque está desestabilizada por la enfermedad y no va al psiquiatra. Y hay gente que utiliza la depresión como arma para no trabajar y lo que más bronca me produce son los colegas que les extienden a estas personas un certificado, por ser un tema tan caro como es el suicidio por depresión para esta zona, no se puede ser tan atorrante y tan trucho porque en medicina es un delito que se llama mala praxis y hay que denunciar a esos médicos inescrupulosos, porque hay gente que verdaderamente se está muriendo por esta enfermedad. La salud pública está muy mal en todo el país y en nuestro departamento calamitosa. No hay políticas claras, no se cumplen los llamados a concurso para los cargos de directores de hospitales como indica la Constitución, entonces en Colón hay una obstetra y acá hubo un odontólogo. Lo ideal sería que cada concursante tenga una propuesta para cada tema, incluido el de los suicidios, y por eso gane su cargo ofreciendo una solución. Encima si esa persona tiene un cargo político no puede decir nada porque atenta contra los intereses de quien la puso en ese lugar, mientras tanto si se sigue usando la salud pública como salida laboral y la gente se sigue muriendo.

-¿Piensa que las terapias alternativas y/o complementarias en auge, como las constelaciones familiares, por ejemplo, pueden contribuir en la prevención de un suicidio?

-Yo soy cirujano, entonces si no veo no creo y si no corto no curo. Todas esas cosas suman, pero el problema de la depresión es grave y necesita de un buen diagnóstico médico con un tratamiento farmacológico adecuado y el acompañamiento de un psicólogo. Cumplido esto, después se puede sumar todo lo que quieran que sea complementario. Si tenes un hijo muy enfermo, no te puedo negar que recurras a una terapia de estas, a un curandero, a Crescenti o al padre Ignacio, pero jamás se puede dejar la atención del especialista y el tratamiento. Todo suma, pero lo que urge es sacar el tema del closet y por eso sigo luchando, porque mi trabajo determinó que en el Departamento Colón tenemos la tasa de suicidios más alta del mundo por número de habitantes, fijate que en julio se mataron cinco personas y extrapolando ese dato que siempre se saca por 100 mil se tendrían que matar 50 y nosotros somos 13 mil. Del 2000 que terminé mi trabajo nunca nadie se acercó a preguntarme o hacerme una nota acá, pero sí afuera en medios nacionales y en otras provincias, incluso mi investigación llegó a Francia, pero acá lamentablemente fracasó porque nadie lo usufructuó y no tengo muchas expectativas tampoco que lo vayan a hacer ahora.

-¿El suicidio es una cuestión prevalente como puede ser una adicción, con lo que se debe lidiar toda la vida aunque la persona esté estabilizada?

-Generalmente el enfermo crónico de depresión tiene que tomar medicación por dos años para recuperarse bien, pero en los casos de depresión primaria hay que estar muy alertas. Puede haber una recaída después de algunos años, pero sin una medicación de por vida. También hay gente que durante el tratamiento se empieza a sentir bien y deja la medicación, cosa que está mal.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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