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Las monjas carmelitas del Monasterio de la Preciosísima Sangre y Nuestra Señora del Carmen, de Nogoyá, saltaron la estricta clausura que rigen la orden e hicieron una excepción a su elección de vivir alejadas del mundo, y armaron un perfil de Facebook y también dieron una nota para tele.

Todo eso lo hicieron después de que ocurriera lo que ocurrió el jueves último en el carmelo: el fiscal Federico Uriburu llegó con la Policía y efectuó un allanamiento luego de que la revista "Análisis" publicara una investigación con denuncias de exreligiosas que denunciaron malos tratos y privación de la libertad.

El fiscal ya recibió los testimonios de dos excarmelitas, y avanza con la investigación que por ahora permanece en secreto de sumario.

El procedimiento fue duramente reprochado por el arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, que criticó el hecho de que se haya allanado una propiedad que tiene cobertura de la Santa Sede.

Las monjas forman parte de una estructura por la cual su cabeza es el Papa Francisco, y viven según normas preconciliares. Una de las características de las carmelitas de Nogoyá es la autoflagelación, una práctica medieval que a ojos de cualquier mortal resulta sumamente extraña.

"Yo creo que el procedimiento debió haber sido distinto. Es una zona protegida por el Papa. Debió avisarse antes al nuncio", dijo Puiggari respecto del accionar judicial.

Respecto a lo que se llevó el fiscal del convento, dijo que son cilicios, pero minimizó su importancia "es un alambrecito finito que tiene salidas tipo pinche, que no entran a la piel, sino que molesta. Y después, unas cintas, con las cuales a veces se pueden golpear. Esto es aprobado por la Santa Sede. Pero no se lastiman. ¿Por qué no podemos dejarle a ellas la libertad? Puedo no estar de acuerdo. Pero ¿por qué no respetamos la libertad de ella. Es un acto privado".

Ahora, hablaron las carmelitas.

La madre Isabel, superiora del convento, habló en duros términos.

"Jamás hemos vivido algo así –dijo la monja respecto del procedimiento judicial–; en la orden somos las primeras. No hay otro convento que haya vivido un tormento tan grande. Un atropello. En otro monasterios esto no ha pasado en nuestra orden"

De frente a cámara y con los ojos cerrados, la monja se mostró molesta por cuanto los policías que participaron del allanamiento las llamaban "señoras" y no "hermanas.

"Sinceramente, a cualquiera nos hubiera podido dar un ataque, de locura, de presión, en el corazón, nosotros somos humanas, somos mujeres, somos religiosas, somos consagradas", explicó.

Y agregó: "Nos trataban de mujeres, y nos decían señoras. Nosotros decíamos somos hermanas, y nos decían señoras"

En un tono mesiánico, la religiosa sostuvo que "las hermanas no nos vamos a bajar de la cruz. Nos pusimos nosotras al pie de la cruz. Pero fue muy tormentoso. Pero lo ofrecimos. Hay que saber ofrecer. Lo ofrecimos por el mundo, por las almas, aún por aquellos que nos están haciendo todo esto. Les dije a las hermanas que pidamos perdón. Yo pido perdón, de todo corazón, de todo lo que pudo haber obrado mal, como dicen estas chicas. Pero a la vez, como Jesús, decimos que los perdonamos porque no saben lo que hacen".
Las Carmelitas Descalzas de Nogoyá rompieron el silencio
Fuente: Entre Ríos Ahora

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