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Para un pueblo del tamaño de Lucas González, 400 personas son una multitud. En una actitud respetuosa y rezando el Santo Rosario, marcharon desde la Iglesia hasta alrededor de la plaza San Martín de esa ciudad, pidiendo el pronto esclarecimiento del caso, ya que consideran que el cura es inocente y está sufriendo una injusticia.
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Luego de la marcha alrededor de la Plaza y terminado el rezo del Santo Rosario, una de las colaboradoras del sacerdote, que lo había visitado en el Penal de Victoria, tomó el micrófono y transmitió un mensaje del cura para la gente presente allí. "Recen, bendigan y perdonen", dijo.
Según comentó, el padre Juan Diego estaba bien, con buen ánimo y que agradecía las muestras de afecto recibidas.