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"Les pido una oportunidad, todo lo que tenga que hacer para ajustarme a derecho lo voy a hacer. Estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para poder estar con mi madre, que tiene 78 años", dijo Gustavo Alfonzo.

Sentado por última vez frente a los jueces, sus palabras buscaron detener lo que parecía inexorable. Tal es así que una hora más tarde el Tribunal Oral Federal de Paraná lo condenó a 10 años de prisión por considerarlo "autor material y responsable del delito de trata de personas con fines de explotación sexual en su modalidad de captación, acogimiento y traslado, agravado por el abuso de la situación de vulnerabilidad, por haberse consumado la explotación sexual y por ser la víctima menor de edad".

Antes de que el vocal Roberto López Arango leyera la resolución con el anticipo de sentencia, Alfonzo agradeció a los camaristas por la posibilidad de poder expresarse otra vez. Y aprovechó también para señalar que su presión era alta y que sus valores de azúcar en sangre seguían siendo elevados, buscando una compasión que no logró.

Durante los 20 minutos que duró su exposición Alfonzo no evidenció señales de padecimiento físico alguno. Por el contrario, se mostró consciente del lugar que ocupaba y trató de jugar su última carta, alternando apreciaciones sobre su conducta con advertencias sobre cabos sueltos que, a su criterio, había tenido la investigación.

"Me he equivocado pero no he sido un delincuente", sostuvo a poco de comenzar. Y como había hecho en otros pasajes del juicio oral y público, Alfonzo recordó que salió de Concordia "con una mano adelante y otra atrás", aunque llegó a instalar dos radios y un portal en internet, dejando entrever que eso lo hacía merecedor de otra oportunidad.

Así buscó convencer de que era un hombre honesto, que jamás había tenido nada que ver con la trata de personas con fines de explotación sexual. "No organicé ninguna fiesta. Me descuidé, me sacaron el celular y me la estoy bancando", sostuvo antes de ser condenado.

En otro tramo de su exposición mencionó que "hay 174 mentiras en esta causa", al tiempo que denunció "la desaparición de un teléfono que llevé como elemento de prueba". Y recordó que la víctima habló de dos bandos.

"En el otro bando están los que me hicieron esto", enfatizó Alfonzo, pero no dio nombres. Sin embargo se mostró sorprendido porque Horacio Pietroboni, el dueño de la quinta donde la víctima reconoció ser abusada sexualmente, no haya sido citado a declarar. Y en otro momento de su monólogo trató de generar un golpe de efecto.

"Pietroboni está con miedo", precisó Alfonzo, que enseguida explicó cómo lo sabía. "Ayer lo mandé a buscar para hablar y pedirle que viniera a declarar", detalló el condenado.

En su afán por mencionar a personas que no declararon en la causa, Alfonzo incluyó al intendente de Concordia. "Enrique Cresto le hizo el amor y le pegó, pero no lo llamaron", enunció de manera categórica, aunque luego siguió hablando de otra cosa.

La referencia llamó la atención por dos motivos. Durante el juicio oral y público Alfonzo no aludió a ningún funcionario público, a diferencia de la monja Martha Pelloni. La religiosa, a partir del testimonio de la madre de la víctima, mencionó "al senador Cresto, al hijo del gobernador (en alusión al actual ministro de Gobierno, Mauro Urribarri) y al delegado del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Fernando Rouger)".

Según Alfonzo, a él se lo juzgo "con un montón de cosas pendientes". Dijo no comprender, pero reconoció que debía aprender. "De los errores se aprende, y ante estas cosas uno cada vez se pone más sabio", arriesgó.

Y para el final se reservó otra vez la mención a sus afectos. "Quiero estar con mi madre, quiero estar con mi pareja, quiero pagar las deudas. Muchas gracias por darme la oportunidad de hablar", concluyó Alfonzo.

Después de un cuarto intermedio que se extendió por 45 minutos López Arango anticipó el veredicto. El tribunal, integrado además por las juezas Lilia Carnero y Noemí Berros, resolvió en forma unánime la condena para Alfonzo, quien también deberá hacerse cargo de las costas del juicio.

La pena fijada no coincidió con los pedidos de 12 y 13 años formulados, respectivamente, por el fiscal José Candioti y el querellante Daniel Cedro. Sin embargo los camaristas accedieron a otros pedidos efectuados por el Ministerio Público Fiscal y la acusación particular.

El tribunal dispuso enviar las actuaciones al Juzgado Federal de Concepción del Uruguay para que investigue otros hechos vinculados con la condena a Alfonzo, al tiempo que supeditó su prisión domiciliaria a un dictamen médico. Oportunamente un equipo de profesionales dictaminará si puede ser atendido en la cárcel por su cuadro de diabetes o si requiere otras condiciones de vida.

Los fundamentos de la sentencia serán leídos a las 20 del jueves próximo. A partir de ese día el defensor oficial Mario Franchi dispondrá de 10 días hábiles para apelar ante la Cámara de Casación de la Nación.

En caso de no lograr que se revise la sentencia, Franchi podrá formular un recurso extraordinario de queja ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Será la última posibilidad para Alfonzo.
Fuente: elentrerios.com

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