Gracias a la mano de un amigo, como él mismo destaca, tiene un techo bajo el cual criar sus tres hijos más chicos –de 15, 13 y 9 años– junto a su esposa Sandra. Hoy la vida le pone otro desafío por delante: su hermana Susana tiene muy comprometidos los riñones y después de dos años de diálisis la situación es compleja. Hay que trasplantar, no queda otra.
"No busques más, yo te voy a donar el riñón". Esas fueron las palabras con que hace más de un mes Eliseo le comunicó su decisión a su hermana, en la iglesia en la que suelen encontrarse. "Quiero que ella tenga una mejor calidad de vida que la que tiene. El médico nos dijo que, si todo sale bien, va a poder vivir 20 años más sin problemas", relata Eliseo, sentado junto a Sandra en el comedor de la casa de Urquiza al Oeste. Afuera juega con una amiguita, la más chica de sus diez hijos.
Los estudios previos a la intervención salieron bien. Todo está en marcha. Luego del trasplante, que se realizará en Paraná el 31 de octubre, Eliseo deberá permanecer, por lo menos una semana en la capital provincial. "Y en más o menos un mes voy a poder hacer mi vida normal, pero cuidándome", se entusiasma.
El problema es que PAMI cubre solamente los gastos de la intervención. Por lo que necesita juntar el dinero suficiente para costear el viaje y la estadía. Para ello, hace algunos días que Sandra cocina pizzas y organiza rifas. "No queremos que nadie nos regale nada", aclara su esposo que vive "de changas" y con lo justo.
"Son entre 5 y 6 mil pesos los que necesitamos para el tiempo que vamos a estar en Paraná. Esperamos juntarlos, y si llega a sobrar algo lo vamos a donar a algún comedor o institución barrial de la ciudad que lo necesite", asegura Eliseo, bien conocido en la zona de La Cuchilla por levantar en su propia casa un comedor comunitario durante dos años, sostenido por donaciones y "el apoyo de un montón de gente amiga".
"Donar en vida es el acto de amor más gratificante para mí", responde cuando es consultado sobre cómo llegó a decidir algo tan importante. "Es el amor al prójimo el que nos moviliza, uno lo tiene que hacer por amor, no por otra cosa", expresa notablemente emocionado, y sobre su hermana Susana, de 63 años, dice: "ella siempre nos cuidó a los más chicos; cuando mi mamá era mucama y nosotros no teníamos zapatillas, era ella la que de alguna manera, las conseguía; ella nos dio mucho amor siempre. De alguna manera, se trata de devolverle todo eso".
Hasta fin de mes, juntarán el dinero y aclaran que la gente puede ayudarlos comprando las pizzas que cocina Sandra, su esposa. ¿Cómo? Comunicándose en Gualeguaychú al 03446 – 15648825.