“Estaría en dudas la participación en el Mundial.
Una nueva derrota hace tambalear la dignidad argentina: 3 a 0 ha sido el resultado de esta goleada.
El terrorismo abrió la primera herida a los 17 de marzo de 1992.
Como Argentina quedó atontada de ese primer impacto y sin voluntad de querer revertir ese resultado parcial, a los 18 de julio de 1994, con un auténtico bombazo por el medio de las narices de la débil y cómplice defensa argentina, vino el segundo.
El tercero se hizo esperar: a los 5 de junio de 2018, se terminó de constituir una histórica goleada y una caída vergonzante ante el equipo terrorista.
No sólo la defensa cómplice de Argentina fue responsable de esta triste y patética realidad, sino también, debemos destacar el ataque del equipo terrorista, que con un muy buen trabajo de la banda de la derecha y de la banda de la izquierda, han desbordado por igual con una judeofobia precisa, que ha hecho las delicias del periodismo y del público que, con absoluta ignorancia, repite cual loros consignas vacías.
Debemos detenernos en las líneas de ataque del equipo terrorista.
Ambas bandas, la de la derecha y la de la izquierda, han hecho lo que quisieron con la defensa argentina.
Con notables movimiento, que incluyeron el cambio de banda, ya que por momentos a la derecha se la veía con la izquierda y viceversa, haciéndolo con total desparpajo que lograron confundir hasta los mismos periodistas especializados, lo cual les impidió reconocer cuál era la derecha y cuál la izquierda, ya que el desborde discursivo judeofóbico de ambos, logró un grado de perfección que han quedado igualados en efectividad y odio.
¿Qué le espera a esta débil y patética Argentina?
¿Jugaremos el Mundial?
Difícil poder decirlo, ya que el mismo equipo terrorista, sólo que con otra formación, también ha amenazado de muerte a Messi y sus muchachos. También lo hicieron con Ronaldo, si osaban jugar el Mundial, por lo que el destino de nuestra escuadra argentina, es una misterio lleno de vergüenza e ignorancia.
Informó, desde el fondo del mundo, Diego Dlugovitzky”.