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La difusión de las denuncias por abusos sexuales de víctimas de un entrenador de hockey sobre patines de Paraná va logrando su objetivo. Luego de que dos de ellas declararan formalmente en la causa, identificaron a una tercera víctima y contactaron a una posible cuarta mujer que, al igual que las otras, durante su adolescencia sufrió abusos por parte de J.A.P.. La diferencia es que esta última no es del ámbito del deporte, donde el hombre de 59 años se desempeñó casi toda su vida. Las mujeres decidieron romper el silencio luego de 20 años y sus amigas le dieron difusión, no solo por ellas sino porque no quieren que otras sufran lo mismo, ya que el hombre sigue en contacto con menores. "Por la forma y por sus comportamientos posteriores con los distintos grupos, creemos que tiene que haber más", dijo Evangelina Ramallo, una de las amigas.

Según las denuncias, el repetido modus operandi de J.A.P. demuestra una conducta premeditada para manipular a las menores, controlarlas y perpetrar los abusos. Pocos creen que se haya ceñido a una época o solo a determinadas víctimas. Por eso se espera lograr que esas mujeres puedan llegar a la Fiscalía a denunciarlo.

En este sentido, remarcaron la importancia de confiar en la familia y seres queridos para contar lo padecido, como así también saber que la denuncia no implica necesariamente una exposición, ya que en principio se puede declarar como testigo de identidad reservada. "Queremos que quede bien claro que se puede acercarse a declarar de manera anónima para hacer la denuncia", expresó Evangelina.

De hecho, de las dos denuncias que ya fueron radicadas a principios de octubre en la Unidad Fiscal de Violencia de Género y Abuso Sexual de Paraná, una es bajo esa modalidad anónima, pero igualmente es fundamental para poder profundizar la investigación que busca llegar a una imputación y una condena para el entrenador.
Aparecen nuevas víctimas
Además, hay una tercera víctima identificada y contactada, que está a la espera del llamado de la Fiscalía para formalizar su testimonio, a la distancia, ya que está viviendo en otra provincia. Las tres denunciantes son del ambiente del hockey sobre patines. Pero no era el único en el cual J.A.P. se movía y se mueve.

El viernes surgió el contacto con la posible cuarta víctima que podría presentarse a denunciar. "A partir de la difusión estamos recibiendo muchos llamados y mensajes, empieza a aparecer gente que creemos que tiene cosas para aportar, y una concretamente que puede denunciar y no es del ambiente del hockey sobre patines", contó Evangelina.

"Hay chicas que dicen 'a mí me pasó solo esto, no un abuso' y efectivamente lo que le había pasado sí era un abuso", contó la amiga de las víctimas. Por esto, consideran que la difusión del caso permite lo fundamental: hablar de aquello que el paso del tiempo no borra.
La ida y el regreso
Luego de muchos años en el Club Atlético Talleres, en 2003 J.A.P. se va a trabajar a San Juan y a Chile, y luego regresa Paraná, donde se desempeñó en clubes de la ciudad como Rowing, Neuquén, Echagüe y Alumni. Desde aquel año, el grupo de jugadoras de hockey que desde la infancia hasta la juventud lo tuvo como entrenador lo cruzaban muy esporádicamente en algunos partidos. Este año, la Primera División de varones de Talleres lo convocó para dirigir, y así volvió al club.

Las dos víctimas que lo han denunciado seguían jugando en la disciplina en Talleres, pero no coincidían sus horarios de prácticas y partidos con los de la categoría de varones. Hasta que la entrenadora de la primera de damas dejó su lugar y le propusieron a J.A.P ocuparlo. Cuando el hombre se hizo cargo de las prácticas, dos jugadoras comenzaron a dejar de asistir, bajo distintos argumentos (asuntos personales, dolencias físicas, etc.).

La razón era J.A.P., pero no lo hicieron en forma coordinada, ya que ninguna sabía de la otra. Hasta que una de las víctimas, en su terapia con la psicóloga, pudo contarlo. Así, pudo comprender que no era ella quien debía dejar de hacer lo que a ella le gustaba, sino que el abusador era el que no tenía que estar allí. Fue al club, habló con sus compañeras, pidió una reunión con la subcomisión de hockey sobre patines y les relató quién es verdaderamente el entrenador.
Apartamiento
Las autoridades de la Comisión Directiva de Talleres no dudaron un segundo en apartar a quien es considerado "de la familia" de este deporte. Aplicaron el protocolo de actuación ante abusos sexuales que se utiliza en las escuelas. Fue entonces que la segunda víctima también decidió hablar y denunciar.

En la investigación que lleva adelante el fiscal Leandro, se reconstruyen hechos que sucedieron a fines de la década de 1990, cuando las víctimas tenían entre 13 y 14 años. En uno de los casos, los abusos sexuales se extendieron durante un año y en otro durante dos. No fueron hechos aislados sino que fueron sostenidos en el tiempo.
Manipulación y perversidad
El trato que J.A.P. tenía con todas las jugadoras evidencia la perversidad de la manipulación y la selección de sus víctimas. Su conducta pública intachable es una marca registrada de los perversos que construyen una imagen, en este caso, sustentada también en la fe y prácticas religiosas.

Todos los domingos lo veían en misa en una iglesia. "Le teníamos mucha confianza y admiración. En los viajes íbamos hablando en la Traffic, nos hablaba sobre Teología, porque fue seminarista, sobre la vida de Jesús, nos hacia test psicológicos, por eso decimos que es el típico perverso que estudiaba a sus víctimas", contó Evangelina, quien lo tuvo como entrenador durante muchos años. "Con el resto tenía un comportamiento que nosotros admirábamos. Era el entrenador perfecto. No solo durante los entrenamientos, sino que siempre estaba si te pasaba algo", recordó.

Otras amigas también contaron que mantenían con él diálogos sobre sexo. Todo estaba naturalizado por la manipulación e influencia sobre las menores, pero hoy esas prácticas se observan como parte de su despliegue para perpetrar los abusos.

El hombre tiene un taller donde fabrica y repara elementos que se utilizan en el hockey sobre patines. Allí concurrían también las jugadoras, y era un lugar donde se aprovechaba de las víctimas. En una de las denuncias, se refirió que J.A.P. llevaba a la víctima todos los domingos a misa en una iglesia de la zona céntrica de la ciudad, junto a su familia, y luego la hacía confesarse con el sacerdote (un hombre que ya falleció) y luego lo hacía él. "Es el mecanismo perverso para convencer a la víctima de que es culpable de los abusos", expresó Evangelina.

Una de ellas lo tuvo con director técnico hasta los 20 años. Es decir, la manipulación se prolongó por mucho más tiempo que el que duraron los abusos y, por lo tanto, su presión y la censura que ejercía para silenciar los abusos.

Además, los lazos de amistad de las víctimas con una de sus hijas era muy fuerte, lo que también no les permitía hablar antes, para evitar el sufrimiento de los hijos del abusador.

Según se informó, las dos denuncias formales hasta ahora son contundentes respecto de los hechos que permiten configurar el delito de abuso sexual. Además, se siguen tomando entrevistas y se solicitó información a las instituciones deportivas y otras en la que el acusado se desempeñó.

El testimonio de una psicóloga logra demostrar el daño psíquico en una víctima como consecuencia de los abusos en su adolescencia. Pero J.A.P. aún no fue imputado, ya que se aguarda por poder dar con más víctimas. Sí lo citaron para notificarlo e indicarle que designe abogado defensor. Por eso la importancia de poder continuar difundiendo las denuncias para encontrar y unir a todas las víctimas del entrenador en la causa, poder llevarlo a juicio y lograr la condena que se merece.
Fuente: Diario Uno

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