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La denunciante tiene 47 años y desde hace 17 es funcionaria del Servicio Penitenciario de Entre Ríos. Sus últimos 8 años los pasó trabajando en la Colonia Penal Nº 9, pero hace dos semanas la trasladaron a la Unidad Penal Nº 2.

La mujer, que durante un largo tiempo trabajó como jefa de requisadoras y auxiliar de tratamiento en el pabellón de mujeres, existente desde hace dos años en la cárcel ubicada sobre la ruta 136, denunció que el acoso se originó luego de que fue trasladada a la oficina de tratamiento a realizar el trabajo de archivista con los legajos de los internos.

“Un día que no recuerdo, (Javier) Bossi se presentó en esta oficina y, aprovechando la ausencia de mis compañeros, se me abalanzó y agarró un seno manifestando de forma muy vulgar: ‘qué lindas tetas que tenés’. Además de esto, me dijo que deseaba verme desnuda porque quería apreciar mis tatuajes. A esto, esquivándolo, le dije que no me tocara, que no era apropiado, a lo que me respondió: ‘nadie se va a enterar’”, describe en la denuncia.

“Yo salí de inmediato del lugar dejándolo sólo. En ese momento me dio mucha vergüenza lo sucedido y no se lo comenté a nadie. A la próxima guardia mandé un informe médico solicitando 30 días de licencia por enfermedad, ya que no quería cruzarlo nuevamente, pero al regresar pasados esos 30 días me encontré con una nueva resolución firmada por el director, en la que decía que me destinaba a la granja, donde se realiza la huerta y la cría de cerdos, sitio donde no es necesaria la presencia de personal femenino”, describió la mujer en la denuncia.

Según indicó, cuando Bossi la cruzó en la puerta de un pasillo, le dijo: “te mando para la granja porque acá no me servís, sos una analfabeta”. “Yo no dije nada y firmé (la resolución), a lo que nuevamente presenté informes médicos solicitando días. Posteriormente, realicé notas de traslados ya que no me sentía cómoda trabajando con la presencia de este señor”.

El acoso se habría vuelto a reiterar a mediados de octubre, cuando la mujer se reincorporó al trabajo y fue llamada a la dirección porque había una charla pendiente. “En un momento, cuando me encontraba pasando por la oficina de personal, me lo encuentro y él vio que en este lugar no había nadie y me hizo pasar pidiéndome que teníamos la charla pendiente ahí, a lo que yo paso. Una vez solos, se me acercó y con la mano derecha me agarró de la cintura y me repitió que quería ver los famosos tatuajes que yo tenía”, agregó.

La denunciante contó que en los 8 años que trabajó en la Colonia Penal “nunca tuve problemas hasta que llegó él” y aseguró que en su legajo personal están las pruebas “para justificar que todo lo que digo es verdad”.

También mencionó que luego de ser trasladada a la unidad penal, donde actualmente cumple funciones como administrativa, decidió hacer la denuncia el viernes pasado “por miedo a represalias, porque los superiores pueden más que un suboficial” y aseguró que teme que todo esto le traiga consecuencias.

Por el momento, desde el Servicio Penitenciario de Entre Ríos no se ha tomado ninguna medida con respecto a la situación del funcionario denunciado.
Fuente: El Día

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