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Blanca Susana Sola tenía 14 años cuando fue vista por última vez, el 17 de marzo de 1990, en Gualeguaychú. Desde entonces se desconoce su paradero. En 2012, la Justicia entrerriana expurgó la causa y ahora reconstruirán la investigación.

La adolescente supuestamente desapareció en el breve trayecto de dos cuadras que separaban la casa de su hermana Gloria y la casa paterna, ubicada frente a Obras Sanitarias.
El día de la desaparición
Esa tarde del sábado 17 de marzo de 1990, Susana –como la llamaban sus hermanos– se bañó y se vistió con una pollera de jean, una remerita negra y unas topper rosadas que, de tan gastadas, “de lejos parecían blancas”.

Eran las cinco de la tarde cuando su hermano Víctor la vio salir rumbo a lo de su otra hermana. “¿A dónde vas?, le pegué el grito”, recuerda el hombre. “Voy a lo de Gloria, me contestó Susana. Y se fue así, alegre como siempre andaba ella, alegre y apurada”.

La adolescente corrió a través de los terrenos baldíos que separaban su casa de la de su hermana. “Siempre lo hacía, porque acá antes no había tantas casas. Ella corría por calle Schestel y entraba a su casa cruzando un terreno baldío, el mismo donde los perros perdían el rastro al buscarla”, contó Ema Mercado, una vecina que declaró haber visto a Susana volver de lo de su hermana ese sábado, cerca de las 7.

“¡Susana! ¡Qué bueno que llegaste!”, le dijo Gloria, que bañaba a sus dos hijitos para llevarlos al cumpleaños de un año que celebraba una vecina a una cuadra de su casa ubicada en calle Panozzo. “Pareciera que supieras que me venís a dar una mano grande llevándome a los gurises hasta el cumpleaños”, contó la mujer, la última de los hermanos Sola que vio a Susana.

“Ella estaba vestida como siempre, se había bañado porque ese día hacía calor. Vino a casa como siempre venía, para ayudarme y conversar conmigo. Era como la hermanita mayor de sus sobrinos, jugaba con ellos, los cuidaba. Me preguntó si podía quedarse en el cumpleaños de la nena, porque a ella también la conocían y seguro que se podía quedar. Le dije que no, que ya era grande, que se viniera a casa después de dejar a los chicos. Y como me había dicho que se quería quedar, la esperé en la puerta, mirándola a lo lejos. Cuando llegó la invité a tomar unos mates mientras yo seguía con lo que estaba haciendo en la cocina”, recuerda Gloria.

“Ahí estuvimos con Susana hasta que llegó mi marido. Llegó con otros peones a descargar madera para una obra que estaban techando por Las Piedras. Entró él solo a la casa, entonces aproveché a pedirle el dinero que necesitaba para hacer una compra en un lugar al que iba en ese entonces, a La Familiar. Antes de irme le dije a Susana que me terminara de colar un poco de acelga que estaba preparando para hacer una tarta para la cena. Le dije que después se fuera para la casa de nuestros padres. Me subí a la bicicleta y me fui. Esa fue la última vez que la vi”, contó Gloria. Eran las siete de la tarde.

Cuando volvió del mercado, eran poco más de las ocho y media. Su marido, 20 años mayor que ella, a quien había conocido cuando trabajaba en una casa de familia en un campo de la zona, se había bañado y estaba en la cocina. “Le pregunté por Susana y me contestó ‘se habrá ido’, nada más que eso. Y me pidió que fuera a comprar una damajuana de vino como se usaba en aquella época para tener para la cena. Una vecina me había traído a los chicos y cuando volví Miguel –su marido- ya había ordenado las cosas de la compra que había hecho un rato atrás”, contó Gloria.

“Una vecina, Ema Mercado, la había visto pasar y contó que Susana la saludó. Eso debe estar en el expediente, porque los vecinos fueron a declarar. Y ella nos dijo que la vio pasar por su casa”. El testimonio de la mujer reducía las posibilidades acontecidas en el breve trayecto de dos cuadras que separaban la casa de Gloria de la de sus padres, a donde Susana nunca llegó.

“Al otro día me preparé para hacer unos mandados, levanté a los chicos y los llevé a lo de mami, como hacía siempre. Llegué y pregunté si necesitaban algo de la carnicería, me dijeron que no y seguí viaje. Cuando volví, papi me preguntó por Susana. Le dije que tenía que estar acá. Y él me dijo que pensaron que se había quedado a dormir en casa porque una de mis hermanas les había dicho eso. Le dije que no, que estaba segura que se había vuelto y ahí nos dimos cuenta que Susana no estaba, que no había llegado pobrecita. Nos desesperamos, empezamos a buscarla por el barrio, a ir a la casa de todos los vecinos y no la encontrábamos en ninguna parte”, cuenta Gloria.

“A esa altura eran como las diez de la mañana del domingo. Cuando Susana no aparecía por ninguna parte, fui yo quien hizo la denuncia en la comisaría cuarta”, agregó Juan, uno de los hermanos mayores.
Susana no se fue
“Susana tenía 14 años, pero no era como son las gurisas ahora, era una nena”, expresó Víctor. Esta frase era la forma a la que recurrían sus hermanos para reafirmar lo que cree con convicción la familia Sola: Susana no se fue. “A Susana se la llevaron o no sé que pasó, pero ella no se fue por voluntad propia”, afirmó Juan. “Yo tengo la esperanza de que, si está viva, un día se entere que la seguimos buscando y pueda volver”.

Rosana, vecina del barrio y amiga de Susana, también coincidió en que “no se fue por voluntad propia. Estoy segura de eso. Ella era mi amiguita y me hubiese contado”. Y agregó: “Pasábamos mucho tiempo juntas y jugábamos a las cosas que jugaban las nenas en esa época: uníamos medias de nylon para fabricar un elástico y poder saltar, cosas así; si bien yo era traviesa, ella le hacía mucho caso a su mamá y era muy de su casa”.

“Todo era diferente en aquella época. Éramos pocos los vecinos, había mucho terreno baldío y esto era zona de chacras. Nos conocíamos todos, porque además Susana iba a jugar a casa de las amigas vecinas, a la Escuela N° 5 en la que estaba terminando séptimo grado, pero nada más que eso. Susana no iba sola ni a la 25. Era una nena. No se pudo ir sola a ninguna parte”, volvió a repetir Juan.

Sin embargo, Rosana recuerda que todo cambió después de la desaparición de la adolescente: “Cuando Susana desapareció, algo cambió para siempre en las familias del barrio. No podíamos jugar más afuera, nuestros papás nos esperaban a la salida de la escuela, teníamos miedo”.
La causa se archivó
El Dr. Hugo Rosso ya no ejerce el derecho, pero 29 años después, recuerda el caso. “Hicimos todo lo que pudimos, trabajamos mucho en aquel entonces con el secretario del Juzgado, el Dr. Mario Gómez del Río”, comenzó a contar el abogado que patrocinó a la familia Sola. “Recuerdo incluso que logramos allanar un prostíbulo que funcionaba en la zona de Ibicuy y rescatar a una menor de 15 años que habían traído de Misiones, pero nunca logramos dar con una pista firme sobre el paradero de Blanca Susana”.

“El caso llegó a mis manos por un conocido que se enteró de lo que había pasado y me llamó para que representara a la familia. Era gente humilde, de campo, que estaba muy preocupada por su hija. Se dijeron muchas cosas, pero finalmente se archivó la causa sin que nos dieran explicaciones. Durante el primer año se investigó mucho, luego quedó todo parado”, concluyó el abogado, que recordó cómo se las apañaban con muy pocos recursos para investigar.

Fuentes judiciales aseguran que la causa fue archivada por orden del Dr. García Jurado, para ser finalmente expurgada –es decir, para arder junto a otros expedientes ya prescriptos– durante una quema efectuada en el año 2012. Consultado sobre este tema, García Jurado, quien lleva retirado varios años de la función judicial, aseguró no recordar si reservó o archivó el expediente: “Recuerdo que me tocó recibir a un padre devastado por el dolor y, tenga por seguro, que en mi Juzgado se hizo todo lo que estuvo a mi alcance para avanzar con la investigación”.

Lo cierto es que la causa fue archivada y que el último juez que tuvo la causa en sus manos fue Eduardo García Jurado, titular de uno de los antiguos juzgados de Instrucción que se disolvieron cuando entró en vigencia el nuevo Código Procesal Penal de Entre Ríos en febrero de 2013.

Tampoco quedaba un solo empleado de aquella época a quien preguntarle. Finalmente la búsqueda de quienes trabajan en el Juzgado de Garantías N°2 logró un nombre y un número en un viejo libro de actas: “Sola José María Domingo - Abril 17/ 40448 – Su denuncia”, y desde esa punta del ovillo se anduvo hasta confirmar que la Justicia había vuelto a desaparecer a Susana. Tampoco hallamos registro alguno en la comisaría cuarta –donde se radicó la denuncia por la desaparición de la niña- ya que según respondieron desde Jefatura Departamental, los archivos probablemente corrieron allí la misma suerte que el expediente judicial: el fuego.

“Se trata de un error garrafal e imperdonable”. Esa fue la manera en que el juez Telenta calificó la destrucción de la causa y con ella todas las actuaciones realizadas hasta el momento. “No sabemos qué es lo que ocurrió con la causa porque no está asentada en los lugares en donde debería estar asentada. Lo único que encontramos es el dato en los libros de expurgue. No podemos dar cuenta de lo que hizo el Estado, ni de la investigación ni de los alcances de la misma. El expediente tendría que haber sido apartado en un lugar especial hasta tanto se obtenga nueva información para continuar el caso porque este tipo de delitos no prescribe, pero esto no ocurrió y desconocemos que pasó antes de ser expurgada”, completó Telenta.
Reconstrucción de la causa
“Vamos a reconstruir la causa con lo que tengamos, con la información que podamos recolectar. Vamos a solicitar una extracción de sangre a los familiares para consultar en todas las morgues y pedir información a los cementerios sobre cuerpos NN que tengan el rango etario de la chica que estamos buscando. Esto es para responder a la hipótesis sobre el posible fallecimiento de Blanca Susana. Se trata de un trabajo muy difícil que lleva su tiempo, pero que no imposible”, expresó Telenta.

“Atendiendo a la hipótesis de que no estuviera fallecida, vamos a incorporarla a un registro de búsqueda de personas a nivel nacional al que vamos a ingresar sus datos y fotografías. También voy a pedir que se realice la simulación de posibles cambios morfológicos del rostro de la chica, para pedir la localización como ocurre con otros casos de difusión nacional”, especificó el juez.

“También vamos a cruzar datos con ANSES, con el Registro Nacional de las Personas, y demás organismos nacionales, vamos a trabajar con todas las posibilidades que tengamos, vamos a agotar las instancias”, aseguró Telenta.
Fuente: Reporte 2820

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