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Mientras que la provincia lidera la lista de donaciones a nivel nacional, por problemas logísticos es casi imposible que los órganos más importantes donados en Gualeguaychú y Concepción del Uruguay lleguen a destino. El viaje no puede durar más de cuatro horas y la ausencia de pistas para aviones a reacción en la zona atentan contra este acto solidario.

Dos realidades conviven en un mismo territorio: por un lado, Entre Ríos es una de las provincias que va a la cabeza en el índice de donantes de órganos para trasplante (número de donantes sobre su cantidad de población), lo que habla de la alta conciencia solidaria de los entrerrianos, que en uno de los momentos más dolorosos deciden dar el consenso para que ese familiar fallecido de vida a otra persona en algún lugar del país. Pero por otro lado, si algunos de esos solidarios da el consentimiento para realizar una donación multiorgánica en Concepción del Uruguay y, lo que es mucho peor, en Gualeguaychú, ese acto no servirá para nada. ¿La razón? La imposibilidad de que los órganos más importantes (corazón, pulmón y páncreas) lleguen en buen estado al paciente receptor. Y todo esto por no contar en el sur de Entre Ríos con una pista aérea habilitada para el uso de aviones a reacción, que son los que utiliza el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI) y el Centro Único Coordinador de Ablación e Implante de Entre Ríos (CUCAIER). Según explicaron especialistas del Incucai, la duración de un órgano depende de un factor llamado “Tiempo de Isquemia Fría”, que es como se conoce al período que un órgano dura viable para trasplante fuera del organismo, durante el lapso que transcurre entre la cesación de la circulación sanguínea del donante y su implante vascular en el receptor.

El tiempo de isquemia varía según el órgano: mientras que un riñón puede durar más de 20 horas fuera del cuerpo, los pulmones y el corazón no superan las 4 horas (pueden llegar a ser seis horas si están en óptimo estado y son 100% sanos). “Es muy difícil que un corazón o unos pulmones donados en el sur entrerriano lleguen al paciente receptor”, afirmaron desde el INCUCAI.

Actualmente, cuando se consigue una donación multiorgánica en el sur de la provincia de Entre Ríos, el proceso para trasladar esos órganos se debe anclar, si o si, en el aeropuerto de Concordia, el único habilitado. Hacia allí partirán las ambulancias con los órganos, ya sea que la ablación se haya hecho en Gualeguaychú y Concepción del Uruguay, y una vez que esté el órgano en el avión se partirá hacia donde está el paciente receptor.

Teniendo en cuenta estos datos, más las demoras lógicas por los imprevistos y las distancias, es muy difícil que un pulmón o un corazón lleguen al receptor en menos de cuatro horas si parte de Concepción del Uruguay, y prácticamente imposible si parte desde Gualeguaychú.

Esto mismo sucedió a mediados del mes pasado: la familia de un joven de Concepción del Uruguay había realizado el acto solidario, pero el corazón no pudo llegar a un paciente que lo necesitaba en Buenos Aires porque el avión de la Fundación Favaloro no pudo aterrizar ni allí ni en el aeródromo de Gualeguaychú.

Debido al desprendimiento de piedras en la capa asfáltica, en octubre de 2017, la Administración Nacional de la Aviación Civil (ANAC) prohibió las operaciones de aviones reactores en el aeródromo local. Y desde ese día, nadie hizo nada para remediar esta situación. Según especialistas, volver a tener en condiciones las instalaciones rondaría los $20 millones, y una vez financiada la obra, todo se resolvería a más tardar en un mes.

En 2013, el Gobierno provincial destinó fondos para el reasfaltado y puesta a punto de la pista, pero fue entonces cuando saltó el obstáculo que al día de hoy sigue imposibilitando que los trabajos se realicen: cuando la obra estaba a punto de adjudicarse, se supo que el terreno del aeródromo pertenece al Aero Club, y está absolutamente prohibido que el Estado gaste fondos públicos en un predio privado. Desde ese día, los fondos quedaron en Vialidad Provincial, por lo que el problema no es monetario.

El Aero Club se niega a ceder ese espacio o a buscar una solución legal al problema, y el motivo es simple: si el aeropuerto local vuelve a ser operativo, no podrán realizar la única actividad que practican los miembros de la Comisión Directiva: el parapente.

Lo cierto es que en la actualidad, ni el Municipio, ni la Provincia, ni Nación han podido dar una solución a este problema.
Fuente: Diario El Día

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