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Este encabezado parece, cuando menos, un trabalenguas, pero en realidad no lo es. De allí que corresponda comenzar por efectuar las aclaraciones pertinentes para, a renglón seguido, para dar ejemplos concretos de nuestra realidad institucional, en la que entre tantas falencias, transgresiones y confusiones se agrega otra más.

Cabría añadir que esa diferenciación que señalamos, no tiene nada de discusión bizantina; de la que es un ejemplo la medieval que versaba sobre cuántos ángeles podían sentarse al mismo tiempo en la punta de un alfiler.

Es que entrando en materia habría que señalar que “gobierno de transición”, es el que se hace presente cuando se da el paso –tránsito- de un régimen a otro, y se hace necesario de un gobierno intermedio -de allí precisamente le viene el nombre- que se ocupe de hacer lo más suave ese pasaje.

Eso es precisamente lo que tendría que pasar en Venezuela, de no terminar todo en una gran implosión del régimen asesino de Maduro, se lograse avanzar hacia la refundación de una república democrática. En cambio, cuando estamos frente a una “transición gubernamental” -o sea cuando se da el paso de un gobierno a otro y no de un régimen a otro- se está en presencia del lapso comprendido entre el momento en el que las autoridades electas en los últimos comicios y el momento en que ellas se hacen cargo de sus funciones. Un periodo temporal que debería ser utilizado para que los que llegan sean interiorizados por los que se van – es por eso que es común hablar de “equipos de transición. Y ese es el tema de nuestro actual interés. Ya que por nuestro empeño en transformar cosas claras en parduzcas mezcolanzas, en este momento se asiste a una incomprensible y hasta indebida presencia de candidatos o de autoridades electas, no hacer lo único que les cabe hacer hasta el momento de asumir sus funciones: informarse acerca de lo que se le viene encima y… esperar. De allí la pregunta que nos formulamos en primer lugar, mientras en realidad reflexionábamos preocupados por el tema de la segunda pregunta: ¿que tenía que hacer el actual senador Pichetto, y en forma simultánea candidato a la vicepresidencia de la Nación, como compañero de fórmula del actual Presidente que aspira a su reelección, ocupando un lugar próximo al de este en el palco oficial, durante el desfile militar llevado a cabo en Buenos Aires el lunes pasado? Y la segunda pregunta , la que omitimos presentarla como tal, tiene que ver con la entrevista del Intendente Municipal de nuestra ciudad con el gobernador en funciones pre/asunción del cargo como reelecto, haciéndole conocer proyectos de “mitigación” no se sabe si de ejecución inmediata o posterior a diciembre, en la que se solicita la asistencia financiera del gobierno provincial y “la firma – se dice en realidad “firmaremos”, pero no se explica “el quiénes, así en plural, lo harán- el Acta Compromiso con el municipio que incluye una cláusula para la ejecución conjunta – ¿“quiénes son los participantes de ese conjunto? de estas”-.

Por lo que entendemos – y a lo mejor entendemos mal, porque eso es lo que se ha escuchado en el ámbito del Intendente electo y no informado por la gobernación- hasta diciembre el Presidente Municipal a cargo sigue siendo Mariano Rebord y mientras tanto José Luis Walser, más allá de sus buenas intenciones, no tiene ni por asomo que dar la impresión de que intenta coadministrar, debiendo limitarse a informarse y esperar cumpliendo hasta ese momento sus funciones de concejal, como lo hizo hasta ahora de una manera encomiable. Porque cuidar las formas es tan importante como lo que hace. Y no quisiéramos que en Colón se repitiese el escandaloso papelón que significara verla a la Señora de Kirchner rehusarse de una manera totalmente descomedida trasmitirle formalmente el poder a su sucesor dejando la impresión de que en su concepto se asistía a un abrupto cambio de “régimen”, y no de normal cambio de gobierno.

Y mientras tanto, no está de más pedirle a la actual administración que se ocupe de la “mitigación”. Porque es sabido, que el “emparchado” es su especialidad. De la que esperamos fervientemente no se contagie la nueva administración, ya que suponemos que quienes la integrarán tienen clara conciencia que “mitigar” es casi siempre una forma de “emparchar”.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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