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El gobierno uruguayo realizó una nueva conferencia este jueves en la que anunció la extensión de la suspensión de clases durante una semana y un paquete de medidas económicas apuntadas a las empresas. Además actualizó la cifra de contagios de coronavirus en Uruguay, que llegó a las 94 personas.

En una conferencia de prensa en la Torre Ejecutiva este jueves el presidente Luis Lacalle Pou dijo: "Miles de uruguayos se convocaron para aplaudir y agradecerle la tarea y el esfuerzo al personal de la salud. Queremos adherir desde acá".

Además, exhortó a la población a "seguir cumpliendo con las medidas de aislamiento". "Por el bien de la salud de los uruguayos" hagan "caso a lo que se plantea desde el gobierno", dijo tras lo cual comunicó los 94 casos de coronavirus, 15 más desde el último anuncio.

"No escapa a nadie que esta situación sanitaria ha traído aparejado consecuencias económicas. Si bien estamos en medio de este proceso y no le podemos cuándo va a terminar, sí entendemos que a esta altura ya hay perjuicios económicos. Hemos decidido cambiar algunas políticas que pensábamos llevar adelante para asistir a la gente que hoy lo está necesitando", agregó.

Tras la reunión de la Junta Nacional de Emergencias, el gobierno decidió extender una semana la suspensión de las clases. Dado que posterior a esa fecha cae Semana Santa, la enseñanza presencial se retomaría, en principio, el lunes 13 de abril.

Cuando las autoridades habían suspendido las clases, el día siguiente al anuncio de cuatro infectados por coronavirus en Uruguay, habían dicho que la medida estaba sujeta a la marcha de la pandemia en Uruguay.

Los cálculos epidemiológicos, a juzgar por lo que aconteció en los países asiáticos, sugieren que el pico de infectados se daría entre la segunda semana y el mes de haberse detectado los primeros casos. Por eso el gobierno decidió extender la ventana sin clases.

Los escolares tuvieron su última clase presencial (siguen con modalidades a distancia) el viernes 13 de marzo. Y, de evolucionar como lo esperado, las retomarían justo un mes después.

La decisión de suspender las clases en todos los niveles y sistemas (públicos y privados) le supuso al gobierno dos escollos: cómo garantizar el almuerzo de aquellos niños cuya alimentación la provee la escuela y cómo asegurar el cuidado de esos niños sin clases cuando sus padres trabajan. Respecto al primero de estos desafíos, se diseñó un plan de entrega de viandas en unas 600 escuelas.
Fuente: El País de Montevideo

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