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Por Sol Fransoi (*)

A más de 20 días del inicio del #ParoNacional en Colombia, continúan las movilizaciones y el gobierno endurece la represión sobre la protesta social. En medio del creciente clima represivo, los manifestantes se mantienen en firme resistencia en diferentes puntos del país, mientras definen sus demandas colectivas en procesos asamblearios y rechazan al autodenominado “Comité Nacional del Paro” y a su iniciativa de entablar un diálogo con el gobierno. ¿Quiénes son y qué quieren los manifestantes?
La diversidad como característica
El gobierno y los medios hegemónicos se refieren a ellos como grupos de “vándalos”, y a sus acciones en el marco del Paro como “actos vandálicos”. Sin embargo, si nos adentramos a su vida cotidiana, rápidamente nos encontramos con una inmensa heterogeneidad de sujetos e historias, que están muy lejos de ajustarse a los estigmas del discurso oficial. Si hay algo que define al sector de los manifestantes, eso es su gran diversidad: mujeres y hombres; niños, adolescentes, jóvenes y adultos; afrodescendientes, indígenas, mestizos y blancos; de sectores populares y capas medias; campesinos, profesionales, estudiantes, artistas, músicos, bailarines, etc. Las formas de protesta y sus reivindicaciones han sido, así mismo, diversas: si bien la gota que rebalsó el vaso fue la reforma tributaria, el derrotero de las protestas puso en evidencia la presencia de factores más profundos en la base de la explicación de la movilización social.
El rechazo al uribismo como elemento aglutinador
Un recorrido por las redes evidencia que el rechazo al uribismo devino en el elemento aglutinador de la diversa multitud que converge en la movilización. Pero ¿qué es el uribismo y qué representa para el pueblo colombiano? La noción de “uribismo” deriva del nombre del exmandatario Álvaro Uribe Vélez, quien participa de la política colombiana desde finales de los años 70 y principios de los 80, llegando a ejercer como presidente en el período 2002-2010. A lo largo de su trayectoria como político ha promovido el militarismo bajo el discurso de combatir a las guerrillas en el campo, así como la formación de cuerpos de seguridad privados. Numerosas investigaciones lo señalan de vincularse al negocio del narcotráfico con el Cartel de Medellín, en tiempos de Pablo Escobar, mientras ejercía como funcionario público y de fomentar el paramilitarismo a través de un pacto entre narcotraficantes, terratenientes, clase política tradicional, grandes empresarios y multinacionales. Este pacto lo habría llevado a la presidencia y generando, además, múltiples acciones conjuntas entre grupos paramilitares y la fuerza pública para la implementación de controles territoriales locales a través de asesinatos, masacres, amenazas y desplazamientos masivos. Para varios analistas este pacto explica la crisis de institucionalidad en todos los estamentos del estado colombiano durante las dos últimas décadas, pues no solo ha involucrado a los cuerpos de seguridad, sino también a la justicia, el congreso, gobiernos locales y partidos políticos.

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El último cargo público que ejerció el expresidente fue el de Senador de la República, al cual llegó como el candidato más votado. Sin embargo, en agosto del año pasado se vio en la necesidad de renunciar para enfrentar un proceso por compra de testigos contra el senador de izquierda Iván Cepeda. Como consecuencia de este proceso, Uribe pasó por un periodo en casa por cárcel y aún así siguió activo en la política nacional lanzando exigencias a través de Twitter. El actual gobierno colombiano, representa la continuidad del uribismo en el poder y se considera a Iván Duque como el “títere” de aquel turbio personaje de la política nacional. Esto explica la tendencia #NoMasUribeNoMasDuque que se impuso en lo que va del Paro, así como las múltiples expresiones de rechazo al insistente involucramiento del expresidente en la política nacional, a pesar de no tener ningún cargo actualmente en el estado colombiano.

Terminar con la violencia como demanda transversal

Teniendo en cuenta esto, las demandas económicas antipopulares expresadas en las consignas #NoAlAtracoTributario y #NoALaReformaALaSalud, representan apenas la punta del iceberg del descontento y la indignación del pueblo colombiano. En varias acciones llevadas a cabo en el marco de las protestas, es el repudio a la violencia lo que adquiere un rol central. A las numerosas intervenciones artísticas y puestas en escena que muestran cuerpos u objetos manchados de sangre, se suman otras acciones de mayor repercusión en redes sociales, como por ejemplo, la toma de los Comandos de Atención Inmediata (CAI) que son unidades locales de la policía, y su posterior conversión en Bibliotecas Populares. Como nos explicó un informante, se trata de una iniciativa que tiene orígenes en las protestas de septiembre de 2020 en Bogotá, cuando la gente salió espontáneamente a manifestarse en contra de la violencia policial por el abuso y homicidio de un estudiante de derecho dentro de uno de esos CAIs.
En sus palabras “Un CAI representa toda la sevicia y exceso de autoridad de la fuerza pública. La gran mayoría de colombianas y colombianos, me incluyo, hemos estado dentro de un CAI y hemos sido maltratados, estigmatizados y hasta torturados por la policía. Son espacios donde se legitima y reproduce el terrorismo de Estado y por eso representan un símbolo de terror y violencia estatal. Este es el motivo por el cual se busca transformar esos espacios, para que dejen de reproducir miedo y más bien se conviertan en espacios de cultura y recreación”. Los abusos policiales se comprobaron una vez más el pasado 14 de mayo cuando en la ciudad de Popayán, una menor arrestada durante el paro, fue violada por un grupo de miembros de la policía y luego se suicidó , lo cual tuvo como reacción, la destrucción del centro de detención donde la menor había sido abusada.
Las tomas de los CAIs han sido abordadas por los grandes medios de comunicación como “actos vandálicos”, hechos de violencia perpetrados por grupos de “vándalos”. Sin embargo, teniendo en cuenta los elementos que aporta el relato de nuestro informante, si los CAIs son lugares de maltrato, tortura y hasta de violaciones sexuales, las tomas y conversiones de los CAIs en Bibliotecas Populares representan más bien una práctica contestaria en procura de justicia y con una alta carga simbólica que denuncia la violencia policial y deja en evidencia la falta de voluntad política para detenerla.

El anticolonialismo como demanda articulada

Además del repudio al uribismo, en el marco del Paro, los pueblos y nacionalidades indígenas elevan su demanda contra toda opresión colonial. La misma se ha materializado tumbando estatuas que hacen apología a la violencia. El 28A, el pueblo Misak derribó la estatua de Sebastián de Belalcázar en la ciudad de Cali. La acción recupera una práctica realizada el año pasado en el marco del juicio realizado por este pueblo, en el cual se determinó que el invasor español cometió crímenes de genocidio, despojo y acaparamiento de tierras, asi como de violación masiva a mujeres indígenas durante la “conquista” . En el marco del paro, el Secretario del Movimiento de Autoridades Indígenas del Suroccidente Colombiano, señaló: “La forma de hacer esa paz interior, esa transición hacia la paz, es colocando símbolos que representen realmente la realidad de los pueblos indígenas, de los campesinos, de los sectores populares” . Derribar la estatua de Belalcázar en Cali, inauguró un ciclo de acciones en el mismo sentido que aún sigue abierto y del que participan no sólo los indígenas. Como explica Mogollón, esta práctica “se ha contagiado en otras ciudades de Colombia: en Neiva se tumbó la estatua del expresidente conservador Misael Pastrana, y en Pasto se tumbó a Antonio Nariño, mientras se finalizaba la jornada del 1 de mayo” . En lo que va del Paro ya se tumbaron unas 10 estatuas en diferentes puntos del país. Nuevamente aquí, estos actos de protesta fueron etiquetados como “ vandálicos” por los medios afines al gobierno e incluso por algunos ciudadanos que defienden el patrimonio histórico. Sin embargo, la voz experta de la historiadora y profesora asociada a la Universidad Javeriana, Amanda Carolina Pérez Benavides señala que “Hay una simbología muy fuerte alrededor de estos actos que implican un cuestionamiento a esa historia oficial, apuntan a la resignificación del pasado que, en muchos casos, ha sido doloroso y que, de nuevo, deja heridas abiertas que siguen presentes en las sociedades contemporáneas. Por ejemplo, una de esas heridas es el colonialismo” . La historiadora concluye que “Es un error calificarlos de actos vandálicos sin poder comprender las dimensiones simbólicas que estos tienen”.
La protesta como una gran orquesta sin director
La ausencia de dirigencias constituye un elemento distintivo de la movilización. El rechazo a los liderazgos se confirmó incluso tras la autoproclamación de un “Comité Nacional del Paro” que congregó a viejos líderes sindicales dispuestos a dialogar con el gobierno. Los manifestantes subrayaron que #ElParoEsDelPueblo y denominaron #ComiteNacionalVendeParos a dicha congregación. Enfatizaron que “son una estrategia del #GobiernoNarcoParaco para meternos los dedos a la boca” y que “no se dialoga en el charco de la sangre derramada por nuestros compañeros. Si bien el rechazo a dirigencias y liderazgos forma parte constitutiva del Paro, como señala Carolina Bautista “sería tanto ingenuo como obtuso pensar que se trata únicamente de un movimiento silvestre, caótico y sin horizonte” .

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Esta llamativa peculiaridad de la protesta, nos permite interpretar la dinámica de la actual movilización social en Colombia como una gran orquesta sin director, donde todos se mueven al compás de la lucha por la dignidad. De hecho, a pesar de las dificultades que imprime la naturaleza dispersa de la movilización para converger en un proyecto futuro, durante la última semana, en distintos puntos de concentración, surgieron iniciativas asamblearias para elaborar un conjunto de demandas pensadas tanto a escala nacional como local. Fue en Puerto Resistencia (ex Puerto Rellena) de la ciudad de Cali, que se dio a conocer el primer pliego de peticiones el 10 de mayo, el cual se orienta por un lado, a responsabilizar al gobierno y las fuerzas de seguridad de los crímenes y vulneraciones de derechos durante las protestas, el desmonte del ESMAD y la reforma policial, y por el otro, a pedir mayor justicia social (educación, empleo, pensiones) . Dos días más tarde, en el Portal Américas de Bogotá, se adoptó una dinámica asamblearia para sistematizar las demandas de los manifestantes que se extiende hasta el día de hoy. También se están dando estos procesos en otros puntos, como Loma de la Dignidad (antesLoma de la Cruz) y en Melendez, ambos puntos ubicados en ciudad de Cali.

El Paro Nacional representa un conflicto que todavía está abierto. Las iniciativas de los manifestantes muestran que las fuerzas del cambio social están hoy a la orden del día. Sin embargo, es preocupante la escalada represiva del gobierno, y algunos aseguran que se intenta posicionar la demanda de la seguridad interna con miras a las próximas elecciones en el 2022 o incluso implementar un autogolpe de Estado para garantizar al uribismo la continuidad en el poder. Según los datos de Indepaz y de la ONG Temblores, desde el 28 de abril hasta el 18 de mayo, el gobierno ha cometido los siguientes crímenes en el marco del Paro: 51 asesinatos, 2387 casos de violencia policial, 33 víctimas de heridas en los ojos. Además entre estas fechas fueron asesinados 9 líderes y defensores de los derechos humanos y dos firmantes del acuerdo de paz.

(1) https://www.elespectador.com/noticias/nacional/paro-nacional-menor-de-edad-se-habria-quitado-la-vida-tras-denunciar-violencia-sexual-por-parte-de-policias/
(2) https://www.eltiempo.com/colombia/cali/misak-derribaron-monumento-de-belalcazar-por-delitos-contra-indigenas-538244
(3) https://www.colombiasolidarity.org.uk/2021/05/pliego-de-peticiones-por-puerto-resistencia-en-cali-en-el-marco-del-paro-nacional-12-de-mayo-petitions-by-puerto-resistencia-in-cali-12th-may-2021
(4)
https://www.revistacrisis.com/coyuntura/colombia-y-caeran-los-que-tengan-que-caer?fbclid=IwAR2ZmQuajJuQZEbEyhblzXG2iJia4PkBVz0rc1O27Lg6VXouC5qHEVCb074
(5) https://www.elespectador.com/el-magazin-cultural/la-estatua-caida-como-un-llamado-a-repensar-la-historia-article/
(6) https://revolucionesdotnet.wordpress.com/2021/05/11/colombia-en-paro-nacional-que-y-quien-negociara/?fbclid=IwAR1lpVFiCRv4MdubUEVnEHOMRH_YbZ4tfbGzKxV53HZsgh9slneYlL3UEVE
(7) https://www.youtube.com/watch?v=rPlltxP0Vqk


(*) la autora es entrerriana, oriunda de Concordia. Es antropóloga, egresada de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
Fuente: El Entre Ríos.

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