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El escaneo 3D con tecnología infrarroja dura entre 10 y 15 segundos. En ese tiempo, la máquina puede obtener hasta 400 medidas corporales. Ya pasaron por ella unas 8.000 personas de 10 ciudades del país, y prometen pasar por Paraná, la capital de Entre Ríos. En total, esperan ampliar la muestra a 14.000. ¿El objetivo? Medir los cuerpos argentinos para crear un sistema unificado de talles de ropa. El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) está a cargo del estudio antropométrico, que ya arrancó su etapa final. Deben compartir los resultados en 6 meses.

La Ley de Talles 27.521, se aprobó en 2019 y fue reglamentada este 9 de junio. Desde ese momento, el INTI tiene 240 días (cerca de 8 meses) para entregar las conclusiones finales del trabajo que ayudarán a conformar un Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (SUNITI).

Sandra Jung, que es licenciada en Matemática Aplicada con orientación en Estadística y responsable del Estudio Antropométrico Nacional, le cuenta a Clarín que las tareas para recolectar información sobre los cuerpos argentinos empezaron en 2015. “Ese año analizamos la situación en Mendoza y para 2017 comenzamos a tomar mediciones en forma sistemática”, asegura. La sanción de la ley obligó a acelerar el proyecto aunque luego la pandemia lo frenó.

“La muestra tiene que ser representativa. Por eso, nos trasladamos con la máquina a diferentes ciudades del país. Estuvimos en las capitales de las provincias de Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán, Mendoza, Corrientes, Chaco y Jujuy. También visitamos Mar del Plata, Rafaela y actualmente nos encontramos en La Plata”, detalla Jung.

Entre operarios, técnicos y especialistas en Estadística son 15 personas. El escáner hay que instalarlo y calibrarlo en cada locación. Toman cerca de 800 muestras por lugar. Los voluntarios pueden solicitar turno para participar a través de la página del INTI.

“La idea es tener medidos los cuerpos de las cinco regiones argentinas: NOA, NEA, Centro, Cuyo y Patagonia. Ya contamos con el 60% de la muestra relevada. Nos está faltando principalmente el AMBA y la Patagonia. También planeamos ir a las capitales de Salta y Entre Ríos”, precisa.

La convocatoria está abierta a personas a partir de los 12 años y sin límite de edad. Los voluntarios deben pararse dentro de una cabina en la que hay unos sensores. “Es una máquina que funciona con tecnología infrarroja, que no afecta la salud”, aclara la coordinadora del estudio.

Los datos recopilados se estudiarán estadísticamente. De allí surgirán las medidas que luego derivarán en las tablas a las que la industria deberá adaptarse.

Todavía no está definido si se utilizarán letras o números. Los detalles los definirá un Consejo Técnico Consultivo del SUNITI, formado por múltiples actores vinculados al tema: representantes del Ministerio de Desarrollo Productivo, las cámaras de indumentaria, también del Ministerio de Salud y del INADI.

Casi 7 de cada 10 personas tienen problemas en Argentina para encontrar ropa de su talle y el 47% llega a cuestionarse su cuerpo cuando no encuentra qué ponerse. Los datos son de 2020 y surgen de la encuesta anual de la ONG Anybody Argentina, que trabaja para visibilizar esta situación y mostrar sus consecuencias.

Así lo explica Mercedes Estruch, su coordinadora. “Se nos imponen estereotipos sociales de belleza que hacen que nuestro país sea el segundo del mundo con más casos de trastornos alimenticios. Además, según el INADI, la segunda causa de discriminación en Argentina tiene que ver con el aspecto físico”, advierte en diálogo con este diario.

La ley de talles y el estudio antropométrico son el primer paso para romper con esta cultura que “jerarquiza a la persona por su aspecto físico”, señala Estruch.

“Hasta ahora no tenemos ninguna referencia real sobre los cuerpos argentinos. Cada marca inventa su tabla de talles y, en algunos casos, se rigen por las normas IRAM, que están basadas en mediciones europeas que no se actualizan desde hace 20 años”, resalta la coordinadora de Anybody Argentina.

“Con la nueva norma y la tabla que va a surgir del estudio antropométrico, el talle único va a dejar de existir. El local que tenga un solo talle deberá decir cuál es. Lo que se unifica es la nomenclatura”, comenta Estruch.

Aclara que aún no se logró que los comercios de indumentaria deban garantizar stock de todos los talles, pero que siguen trabajando en eso y que creen que al estandarizar la tabla, la falta de algunos números va a quedar en evidencia.

“Formamos parte de una sociedad gordofóbica en la que se viven constantemente situaciones de violencia estética. Esperamos que estos avances contribuyan a generar un cambio”, suma la referente de la ONG, que lleva 10 años dedicada a este tema.
Diversidad corporal
Brenda Mato, modelo de talles grandes y activista por la diversidad corporal, señala que hay gente que desestima esta problemática y “la asocia a algo superficial cuando, en realidad, define muchos ámbitos de nuestra vida”.

“Los cuerpos se terminan adaptando a la ropa. Y no debería ser así: la ropa no es un pedazo de tela, es algo que construye nuestra identidad, muestra para el afuera quiénes somos y qué parte de nosotros queremos reflejar”, sostiene.

Dice que en la adolescencia, por ejemplo, no poder encontrar esas prendas que te identifican con tus pares implica un señalamiento. “En esa etapa en la que pertenecer implica coincidir también en la forma de vestir, el que no consigue ropa queda excluido. El mensaje que reciben muchos chicos es que su cuerpo no está bien”, remarca Mato.

Pero también tiene implicancias entre los adultos. “La ropa te puede dejar afuera de un trabajo, por más que seas excelente para el puesto y tengas el mejor CV. Es difícil aspirar a una posición si uno no consigue vestir acorde a las expectativas. Por otro lado, hay empresas que no contratan a personas por no tener uniformes de su talle”, destaca.

Este estudio, aporta Mato, sirve de columna vertebral para organizar la industria de la indumentaria como ocurre hoy con el calzado. “Si calzás 38, puede haber una variación mínima según la horma del zapato pero no vas a calzar 42 en otro local. Con la ropa aún no logramos eso”, explica.

Y agrega: “Ahora vamos a saber cómo son los cuerpos argentinos reales para que empiecen a fabricar sobre nuestras medidas y no sobre las ideas de los cuerpos que deberíamos tener. Lo veo como un paso hacia la inclusión y la diversidad. Aunque todavía falta mucho, el camino es largo”.
Fuente: Clarín

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