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Manzur y Vizzotti al difundir los anuncios
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Dando la impresión de que cuentan con este tipo de poderes, de lo que –por otra parte- están ellos totalmente convencidos, nuestros más altos funcionarios públicos, vienen a dar, como consecuencia de ello de que así como “billetera mata a galán”, el “relato mata a la realidad”.

De allí que, como hábiles decisores del contenido del relato, su capacidad de construirlo parece hacer superado todo límite.

Es así, como hasta este momento hemos estado casi maniatados por la pandemia, impidiendo, inclusive, el regreso al país de una multitud de argentinos, a los que luego de viajar al extranjero, solo se les permitió volver -y todavía no han podido terminar de hacerlo- como a cuenta gotas, con una disposición oficial que los ponía a todos en una misma bolsa, la que no era otra que la de la trampa montada para castigar a los ricos -cuando no lo eran muchos de los argentinos varados lejos de su casa- y aunque lo fueran, el serlo no es tampoco un motivo de maltrato, cuando de repente… “la noche se convirtió en día”, ya que se ha decretado el final de la pandemia a fecha cierta, y el retorno casi total a nuestra anómala normalidad. O sea, se decidió dar por terminado a fecha fija, lo que se ignora si es así.

La cepa Delta del virus ha dejado de ser un peligro, vuelven las fiestas de quince y un sinnúmero de alivios, y hasta se ve al gobernador bonaerense “pasarse de rosca” en la medida en que, de ser el enemigo acérrimo del dictado de clases presenciales en las escuelas primarias – debe recordarse que poco faltó, que por tener el punto de vista opuesto, que en sus arremetidas contra la administración porteña la calificara como “la gran propulsora del contagio-, ahora habría dispuesto que se volviese al dictado de clase los sábados.

En tanto, se escuchan voces de quienes explican esta nueva parte del relato, como parte de una maniobra, apenas disimulada, con el propósito que, en las elecciones de octubre, pueda revertirse la derrota inesperada que en las recientes primarias soportaron sus candidatos. No lo creemos así, aunque teniendo en cuenta nuestra actual situación, cada cual puede darse el lujo de pensar cualquier cosa.

Algo que en cambio no puede dejar de provocar preocupación, es la versión circulante que desde aquí hasta las elecciones se verá – como un momento del tránsito de Moisés por el desierto acaudillando al pueblo judío liberado, y que se quejaba, tanto más que de lo trabajoso de la marcha en círculos, de la falta de comida; la que, como se sabe fue superada por la caída de maná, desde el cielo. Ahora se ignora por qué artilugios se verá llover billetes de mil pesos desde las alturas, hasta el extremo de que existan quienes supongan que podrán, hasta empacharse con ellos.

De ser así, habría, no solo que entrar en sospechas, sino que nunca la preocupación sería en demasía, ya que se sabe que nada es gratis, y que a la vez resulta imposible que todo el mundo saque al mismo tiempo el premio mayor.

Dos refranes vienen a sustentar esas eventuales sospechas, de los cuales el primero advierte que cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía, mientras que el segundo invita a no olvidar que el pan para hoy puede convertirse en el hambre para mañana.

De cualquier manera, mientras nuestro gobierno prepara medidas económicas de inminente lanzamiento, que se aventura se inscribirán en esa línea, no se puede dejar de tener una señal de que ello puede ocurrir con una mecánica de ese tipo, si se atiende a que por lo menos –a través de mecanismos y artilugios de técnica que posiblemente erremos al tenerlos por “contables”-, apelará a los fondos que nos acreditó el FMI, y que desataron un conflicto en cuanto a su destino.

Así en una pequeña parte del gobierno aspiraban a destinarlos a achicar la deuda que tenemos con ese mismo FMI. Mientras un segundo grupo, tanto mayor como más irresponsable que el primero, lo hacían para que los gastemos, sino con más provecho, al menos de una forma más gratificante.

Y hasta se habría imaginado un mecanismo que lleva a recordar al milagro que narra el Evangelio por el que se vio “multiplicar a los panes”. No sabemos de la forma ideada, -mejor dicho, la conocemos, aunque no estamos seguros de haberla comprendido claramente- pero lo cierto es que a los “Derechos Especiales de Giro (DG)”, que nos acreditaran en ese organismo internacional, según se afirma estaríamos en condiciones de convertirlos a todos en billetes en pesos a emitir y al mismo tiempo para achicar la deuda que mantenemos con aquél. Un golpe de magia, que no es moco de pavo, ya que se trata de miles de millones de dólares.

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