Entre ellos estuvo la concordiense Macarena Niez (19). Miembro en su ciudad de la comunidad de la Parroquia Inmaculada Concepción, a comienzos de 2024 se mudó a CABA para seguir sus estudios universitarios.
“No me quería perder el Jubileo, que es un hecho histórico. Como joven católica me parecía clave estar allá y me gustaba la idea de ir como voluntaria”, cuenta a El Entre Ríos.
Fue así que se anotó en enero de 2024 y en febrero de este año aceptaron su solicitud, todavía con Francisco al frente de la Santa Sede. Entonces, puso manos a la obra para reunir el dinero que le permitiese concretar su sueño.
“Tuvimos oportunidad de compartir con gente de todo el mundo. Cuando llegué a la estación de tren me encontré con una chica de Polonia y un chico de Costa de Marfil”.
“La misa de apertura la presidió uno de los cardenales y antes de darnos la bendición nos dijo: ‘El papa les tiene una sorpresa, vino a saludarlos’. Apareció León y fue tremendo. El día anterior lo había visto en el Ángelus, pero ahí fue la primera vez que lo vi en forma más directa. Fue muy emocionante; yo no paraba de llorar”.
“Luego la dinámica consistía en peregrinar por las Puertas Santas de las basílicas que cada 25 años se abren para el jubileo. Hubo una jornada de confesiones y una vigilia que terminó con la misa presidida por el papa”.
En su trato, León XIV fue “muy amoroso. El día de la vigilia hubo adoración al Santísimo, él dio una charla de la cual yo mucho no pude escuchar porque estaba en servicio, y antes de irnos nos dijo ‘espero que puedan descansar un poco’”.
Voluntariado
El primer destino de la joven entrerriana fue Roma Termini, donde repartió comida en la llegada de los peregrinos.
“En la segunda jornada estuve en la seguridad del Vaticano, donde tuve oportunidad de ver al papa porque dio una audiencia. El resto de días también estuve en la distribución de comida. El día de la vigilia repartimos viandas desde las 8.00 hasta las 18.00 y no paró de entrar gente”.
“Un millón y medio de jóvenes adorando todos juntos”
Entre tantas anécdotas está la de aquella corrida a la par del papamóvil para saludar al sumo pontífice, junto a una voluntaria española. También, los dos encuentros exclusivos de argentinos.“Uno fue en la Basílica Santa María Maggiore, donde está la tumba del papa Francisco; allí celebramos misa. El otro, en la Iglesia argentina en Roma –Santa María Addolorata- donde hubo misa y peña. Fue muy divertido; como encontrar un pedazo de Argentina en Italia”.