Las sociedades actuales parecen vivir en un estado de grieta constante: discursos que enfrentan, relatos que dividen y plataformas que muchas veces premian el escándalo sobre el dato verificado. En este escenario, la función del comunicador no puede reducirse únicamente a transmitir, sino que exige asumir la responsabilidad de contextualizar, contrastar y humanizar la información.
El periodismo y la comunicación ya no se limitan a los grandes medios tradicionales. Hoy, cualquier usuario con un dispositivo móvil puede transformarse en emisor de mensajes con un alcance masivo. De todas formas, la inmediatez y la búsqueda de impacto suele imponerse sobre la reflexión critica, abriendo espacio para noticias falsas, simplificaciones peligrosas y narrativas que alimentan divisiones sociales.
Frente a este panorama, la Jornada propone un espacio de análisis y debate sobre el sentido profundo del oficio comunicacional: ser puentes, en lugar de muros. La ética periodística se convierte entonces en una herramienta indispensable para reconstruir la confianza en tiempos de sospecha.
El 4 y 5 de septiembre, en el instituto de profesorado "Concordia" (IPC), a partir de las 18, se llevará a cabo charlas, simposios y talleres dirigidos a buscar respuestas a estos problemas. Busca interpelar, tanto a estudiantes y profesionales como a la ciudad en general. El escenario contemporáneo nos enfrenta un fenómeno tan evidente como preocupante. En este vértigo digital, la comunicación se ha vuelto instantánea y la tecnología dejo de ser solo una herramienta.